Cesar Luis Menotti, el primer técnico campeón del mundo, murió un domingo de final de campeonato argentino. Mientras Estudiantes de La Plata y Vélez definían en Santiago del Estero la Copa de la Liga, desde fuentes cercanas al ex futbolista y entrenador se confirmó el fallecimiento, a sus 85 años, tras varias semanas de una salud ya deteriorada.
Es posible que la influencia de Menotti, que en 2019 asumió como director de selecciones nacionales, haya caído en los últimos años, al menos para las nuevas generaciones que no lo conocieron en el banco de suplentes. Pero su legado forma parte incluso del presente -y también seguirá en el futuro-: fue Menotti quien, entre 1974 y 1982, cambió las reglas de la selección argentina, hasta entonces un equipo marginado incluso por el desinterés de la AFA. Lionel Scaloni y Lionel Messi lo definieron este domingo como «un referente» y un «maestro».
Tras un pasado como talentoso -y no tan esforzado- mediocampista de Central, Boca y Racing en los 60, Menotti ganó popularidad como joven técnico del Huracán campeón de 1973. Fue entonces que, en las semanas siguientes al fracaso argentino en el Mundial 1974, el “Flaco” fue elegido para la selección a cambio de una condición: que el equipo nacional fuera la prioridad, incluso cuando River y Boca le negaban los jugadores. Sus antecesores en el cargo habían durado muy poco: la selección venía de un golpe tras otro, incluso con la ausencia en México 1970.
Todavía en democracia, Menotti consiguió el apoyo de la AFA y empezó a sentar las bases para una selección moderna. Afiliado al Partido Comunista, el rosarino pensó que sería despedido tras el Golpe de Estado en marzo de 1976, pero se mantuvo al frente de la selección y logró un convencimiento pocas veces visto, en especial para los jugadores. Su mayor alegría llegaría en el Mundial más polémico, cuando una injusta mancha se posaría sobre el técnico y los jugadores, como si hubiesen sido cómplices de los festejos en dictadura.
Convertido casi en un filósofo del fútbol, siempre a favor del fútbol ofensivo –la “nuestra” como estilo argentino-, Menotti también lideró la fantástica selección juvenil que ganó el Mundial Sub 20 Japón 1979, ya con Diego Maradona, pero luego llegaría el fracaso de España 1982 y su alejamiento del cargo, decidido por Julio Grondona. Curiosamente, desde entonces ganaría muy pocos títulos en el resto de su carrera, apenas un puñado de copas con el Barcelona entre 1982 y 1983.
Mientras se entregaba a una polémica eterna y llena de golpes bajos de ambos lados con Carlos Bilardo, el técnico de la segunda estrella en México 1986 -ambos líderes de diferentes estilos-, Menotti tuvo relaciones de amor con espinas con Boca e Independiente: armó equipos fantásticos pero se fue en el momento menos esperado, antes de llegar al título. En River, en cambio, protoganizó una campaña muy por dejado de la esperada, al igual que en sus experiencias europeas en el Atlético de Madrid y la Sampdoria.
En todo caso, el legado que dejó Menotti -que también dirigió la selección mexicana- ya estaba realizado. Sin Argentina 1978 -ni México 1986- no habría existido Qatar 2022. Si el fútbol argentino le debe mucho, la selección le debe aún más.