En un trabajo presentado en el Congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras (APSA), un grupo de especialistas puso el foco en el aumento del consumo de pornografía, incluso más allá de la voluntad de la persona, que se evidencia en la práctica clínica con los pacientes. En muchos casos se ha convertido en una verdadera adicción que trae consecuencias en su performance sexual.

El Centro Argentino de Urología (CAU) difundió la investigación, denominada ‘Consumo de Pornografía, más allá de la voluntad’, que alerta sobre las actuales generaciones que consumen pornografía tempranamente, notándose año tras año un descenso en las edades de inicio.

“Como sexólogos clínicos recibimos testimonios a diario sobre disfunciones sexuales y, al indagar, notamos que muchas tienen origen en adicciones al consumo pornográfico; vemos el sufrimiento de quienes la padecen, afectando su salud en todos sus órdenes: biológico, psicológico, fisiológico y social”, afirmó Lucía Báez Romano, sexóloga del Centro Argentino de Urología (CAU) y Presidente de la Asociación Sexológica Argentina Dr. JC Kusnetzoff.

Lo que impulsó a las investigadoras a desarrollar este trabajo fue el impacto en la salud mental que se comprueba en la práctica clínica diaria, donde los pacientes reportan que la actividad va mutando de placentera a problemática, dependiendo del umbral adictivo de cada individuo.

Por su parte, la psicóloga clínica especializada en terapia de pareja, Claudia Doddo, explicó que “quien consume pasa a ser consumido, porque el hábito deviene en compulsión; la salud mental pasa a estar vulnerada y sometida, se activan trastornos latentes y se desarrollan comorbilidades”.

Vergüenza y miedo a ser juzgados

La investigación pone el foco en la importancia de concientizar e incentivar a los profesionales de la salud a que conversen con sus pacientes sobre esta conducta, ya que muchas veces las personas no se animan a consultar al respecto por miedo a ser juzgados o por vergüenza. Los especialistas refieren que en general es una situación que se ve mucho más en los varones, ‘porque el varón es más visual que la mujer’.

“Algunas de las comorbilidades como trastorno depresivo y trastorno de fobia social llevan al aislamiento, que intensifica la práctica compulsiva, tanto del consumo de pornografía como de otras posibles adicciones concomitantes: ciberadicción, juegos en línea, ludopatía. La demanda del circuito dopaminérgico exigirá mayor frecuencia y mayor impacto visual. El alcance de las industrias de las adicciones crea un hábito difícil de desarmar”, refirió por su parte, Lorena Ayala, médica sexóloga clínica.

Otra de las principales consecuencias son los obstáculos en la socialización, el grupo de pares exige pertenencia a través de las prácticas que los nuclean, ausencia de responsabilidad sexo-afectiva, ausencia de prevención de enfermedades de transmisión sexual, desconocimiento de erotismo y habilitación de la violencia, asumiendo que hay consenso.

Problema mundial

Si bien los autores de la investigación en gran parte se basaron en sus experiencias en el consultorio, también llevaron a cabo una importante revisión científica y bibliográfica sobre el uso excesivo de pornografía y notaron que es un problema mundial. Se lo denomina trastorno hipersexual e incluye una adicción al sexo como un episodio netamente coital y, en paralelo, una adicción a la pornografía.