Bien entendidos, el rock, la vida y todo lo demás parecen ser una sucesión de preguntas. Cuando llegan las respuestas, aunque en el mejor de los casos sean las correctas o al menos resulten conducentes, se impone seguir en movimiento y buscar nuevas interpelaciones que sacudan las aguas estancas. Ese parece ser el espíritu de Acorazado Potemkin, el trío que con su flamante disco Piel extiende un singular camino construido con fervor post-punk, acento porteño y especial cuidado por la palabra y los arreglos. Este cuarto álbum sigue proponiendo preguntas, no olvida convicciones, gana en matices y vuelve a acertar en las canciones.
Juan Pablo Fernández (guitarra y voz), Federico Ghazarossian (bajo) y Luciano «Lulo» Esain (batería y coros) edificaron un sonido y una identidad inconfundibles que dejaron huella en los discos Mugre (2011), Remolino (2014) y Labios de río (2017). No repetirse es un gran desafío para cualquier banda y puede resultar uno todavía más exigente para un trío que se expresa con una paleta netamente rockera. «Sabemos que sorprender es una dificultad extra a medida que pasa el tiempo y que un trío de rock puede imponer ciertas restricciones tímbricas. Es algo que hablamos mucho entre nosotros. Por eso aplicamos un filtro interno muy meticuloso: no queremos fotocopias de temas que ya hicimos. Tampoco creemos en eso de juntar 50 temas para quedarnos con once. Descartamos un par, pero sobre todo trabajamos mucho sobre cada canción. Para que la melodía esté bien expresada, para que las palabras sean las justas, para que los contracantos la enriquezcan, para que tenga dinámica y muchas cosas más. Hacer lo que te gusta es un motor para siempre querer dar más. No te ponés a revisar cuánto
de todo ese esfuerzo vuelve», señala Juan Pablo Fernández a Tiempo.
La tracción a sangre que marca la naturaleza de Acorazado Potemkin puede llevar a algún equívoco. Hasta el momento, la banda nunca apeló a grandes contrastes de sonido entre disco y disco. Fue trabajando en una progresión natural, donde los matices les ganan a los golpes de efecto. Por eso, en una primera instancia, es muy probable que Piel no sorprenda. Pero a medida que las escuchas se suman, su riqueza y hallazgos se hacen más manifiestos y definitivos. En ese marco se destacan la dinámica de «Sheriff», que alterna un riff agitador con los fraseos intimistas de Fernández y un breve pero sustancioso oasis instrumental; la intensidad de «Pank», que despliega un recitado de maldiciones existenciales –»no quiero saber más de las mentiras de la razón»–; el retrato amoroso exento de edulcorantes que propone «María»; la historia de encuentros y fantasmas –»no quiero acostumbrarme a este frío»– de «El arca»; los ecos de The Who que laten desde «A tiempo»; y el ritmo de tango marcial y fatal de «Pañuelos», que evoca –sin panfletos– las luchas en la calle por los derechos más básicos: «Me tuve que tapar la cara para que me veas».
La esencia reflexiva de Fernández lo hace pasar por múltiples temas. Y, lejos de las declaraciones/ofertas de ocasión a las que recurren muchos colegas, el cantante y guitarrista transmite una sinceridad sin rajaduras. En ese contexto expresa que la democracia interna es una de las claves para la vitalidad de Acorazado Potemkin. Puntualiza que todos los músicos de la banda hacen un aporte creativo a cada tema, más allá de que cada uno lleva a la sala sus propias composiciones. «La burocracia hacía que en Sadaic quizás uno cobrara más que otro por hacer las letras, por ejemplo. Por eso registramos los temas a nuestra manera. La idea es eludir el impacto de ciertas normativas y reconocer el compromiso de todos. Son cosas que hacen a nuestra identidad como grupo», subraya.
Fernández cada tanto se permite presentaciones solistas y en breve editará el libro Peluca. Letras para canciones de Pequeña Orquesta Reincidentes y Acorazado Potemkin. Su discurso se extiende a múltiples temas y las preguntas siempre vuelven. El presente del rock abre múltiples interrogantes. ¿La independencia hoy es sinónimo de libertad o una imposición de mercado? «Trabajar sin grandes sellos da más libertad, es cierto –destaca–. Pero no podemos obviar que esa libertad navega en la pauperización laboral. Esas condiciones de trabajo también limitan. Es una ecuación difícil. Pero lo importante es no quedarse encerrado, salir y hacer cosas. El rock debe ser sincero y no jugar a la eterna juventud.»
-Acorazado Potemkin presenta Piel. Artista invitada: Mariana Päraway. Viernes 21 de febrero a las 20.30 en Niceto, Niceto Vega 5510.