Aasamés, bhili, dogri, gondi, gujarati, hindi, cachemir, khasi, kokborok, konkani, maithili, malayalam, marathi, nepalí, oriya, persa, punjabi, rayastaní, sánscrito, santhali, sindhi, tamil, telugu y urdu son sólo algunos de los impronunciables idiomas que el escritor Abhay K debió traducir para su antología Cien grandes poemas de la India. La obra recorre más de 3000 años de letras indias, con todas las «rasas» (sabores) de la poesía erótica, heroica y de horror, a lo que se suman las voces distintivas de las comunidades tribales, dalit, feminista y LGBT. «Mi propósito fue llevar los grandes poemas de la India al mundo, después de haber llevado algunos de los mejores poemas del mundo a la India», explica el poeta y diplomático, en el comienzo de una entrevista en la que reivindicará, en no pocas oportunidades, el valor de la poesía sobre los autores.
–Desde la introducción de su antología apela a William Faulkner para plantear que la poesía siempre debe trascender al poeta…
–En efecto, recordamos los sonidos e imágenes de un buen poema después de leerlo. Nuestra interfaz siempre es con el poema, el poeta es secundario. A veces recordamos citas y palabras memorables, pero no sabemos quién las ha escrito. Esto es lo que Faulkner quiere enfatizar al plantear: «…lo importante es Hamlet y El sueño de una noche de verano, no quién lo escribió». Los artistas, los poetas, no tienen importancia. Sólo lo que crean lo es. Del mismo modo, los Vedas y los Upanishads, el Mahabharata y el Ramayana son importantes, no quién los escribió.
–En su libro dice no entender la obsesión de los antologistas de poesía de la India con los poetas. ¿Qué es concretamente lo que lo desconcierta?
–La mayoría de los autores de antologías sobre la India del siglo XX se centran en los poetas, en sus personalidades, sus vidas y sus visiones del mundo. Al respecto, quiero hacer una corrección de curso: para mí la poesía viene primero y los poetas después. La poesía sobrevive a los poetas por su valor intemporal e intrínseco. Lo que me sorprende es que en nuestros tiempos haya tanto enfoque en el poeta, su nombre y su fama, en una especie de culto a la personalidad en lugar de a su trabajo.
–Su antología reúne poemas de 28 lenguas de la India, ¿hasta qué punto las traducciones atentan contra la magia original de un poema?
–Algunos poemas se pierden en la traducción, pero otros ganan. La traducción es la mejor manera de transportar pensamientos, imágenes y sonidos de un idioma a otro. Son los traductores quienes crean la literatura mundial. Creo que el reto para nosotros es mantener las traducciones lo más cerca posible del original. Sin embargo, no debemos permitir que esto sea una barrera. Es un buen equilibrio que se aprende con la práctica.
–Usted reunió cien grandes poemas de la India. ¿Qué hace grande a un poema?
–No hay una definición única. Para mí es aquel que me toca en algún nivel, que me hace pensar, sentir, imaginar, me sorprende, me empuja a mirar el mundo desde un ángulo diferente. Lo que considero un gran poema puede que no sea un gran poema para otra persona. En el libro he dejado bastante claro que estos poemas son excelentes para mí y que los lectores deberían encontrar sus propios grandes poemas que los conmuevan.
–¿Cuál fue su criterio para esta selección que intenta abarcar, según sus propias palabras, más de 3000 años de poesía india?
–Leí poesía india escrita en más de dos docenas de idiomas durante un período de 3000 años, mientras seleccionaba poemas de los Vedas y los Upanishadas, antiguos Pali y textos sánscritos, Subhasit Ratnakoshaof Vidyakara, textos persas medievales y antologías modernas de la India traducida al inglés. Elegí poemas que hablaban a mi corazón y mi mente en la primera lectura. Sentí que estos eran poemas esenciales para preservar y presentar a la nueva generación de lectores. Los poemas incluidos en esta antología vienen en todos los rasas (sabores), incluyendo el erótico, cómico, heroico, horroroso entre otros y cubren casi todas las tradiciones de la poesía india, incluida la poesía bhakti. Las voces distintivas de las comunidades tribales, dalit, feministas y LGBT también encuentran espacio en esta colección.
–¿Por qué incluyó su poema «Canción del alma»?
–Durante mucho tiempo reflexioné sobre esta cuestión. Dudé en hacerlo hasta que me di cuenta que importa lo que dice y no quién lo escribió. «Soul Song» trata de abordar la eterna obsesión humana por la muerte y la vida futura. Simplifica la antigua filosofía india de la inmortalidad del Alma, que se expresa en un shloka sánscrito que significa: «Las armas no pueden perforarlo (el Alma), el fuego no puede quemarlo, el agua no puede humedecerlo y el viento no puede secarlo».
–¿Qué le diría a alguien que jamás leyó poesía de la India?
–La poesía india es diversa y ofrece ideas útiles sobre la cultura, el pensamiento y la filosofía de la India. Viene en todos los sabores, va desde lo erótico a lo devocional, y desde lo cotidiano a lo esotérico, entre otros. Esta antología única abre un mundo completamente nuevo de imágenes, sonidos, pensamientos que introducen al lector a la antigua y única civilización india. Creo que, después de leer este libro, el lector verá el mundo con más amor, benevolencia, belleza y asombro. «