El anuncio de que el directorio del Fondo Monetario aprobará el próximo jueves la octava revisión del acuerdo que lo ata a la Argentina no parece haber movido el amperímetro de los mercados. Según el desarrollo de las operaciones por fuera de mercado, las ventas siguen superando a las propuestas de compras tanto en el segmento de bonos nacionales en moneda extranjera como en el mercado de acciones.
Si esta tendencia se manifiesta mañana, indicará que la corrida contra el peso se mantiene. Si no es la venia del FMI, ¿qué es lo que motiva a los inversores y especuladores a desprenderse de los títulos en pesos?
Aparece en escena el pago, en una semana, de entre U$S 2000 y U$S 2900 millones a China por la no renovación del swap, nombre técnico con el que se conoce al acuerdo de intercambio de monedas pactado entre la Argentina y China y en el que actúan los bancos centrales de ambos países.
De concretarse indicaría dos problemas centrales. Uno, que la relación con China está más deteriorada de lo que se estimaba, al punto que la potencia asiática desestimaría renovar un acuerdo monetario que no le causa ni cosquillas desde el punto de vista del costo financiero, pero que sí indicaría un nuevo nivel, muy bajo de relaciones económicas. Esa perspectiva implicaría un nuevo cálculo del nivel de ingreso de dólares de este año ya que China es el segundo mercado para las exportaciones argentinas.
El segundo problema, más coyuntural, es que el nivel de las reservas caería en la misma cantidad de dólares que se empleen para el pago. El gobierno hizo trascender de que ello no “alteraría el nivel de las reservas netas”, pero el de las reservas netas es un asiento contable mientras que el nivel de reservas brutas opera sobre las expectativas de los importadores, los acreedores y las empresas que quieren remitir dividendos al exterior.
No se sabe de gestión alguna que esté llevando adelante el gobierno de Javier Milei ante su par chino para modificar este rumbo que aparece como un destino ya fijado.
El alerta de los mercados incluye la caída «brutal» de la actividad, según los términos de Alfonso Prat Gay, el ex ministro de Mauricio Macri. El escenario en las provincias marca la posibilidad de un default de deuda, por ahora esquivado por medio de ayudas del gobierno nacional, para el cual sí hay plata para saldar esas acreencias, aunque es un barril sin fondo.