El Estado nacional aumentó a dos millones de pesos la recompensa para quienes aporten datos sobre el paradero de Fernanda Aguirre, la adolescente de 13 años secuestrada y desaparecida desde el 25 de julio de 2004 en la localidad entrerriana de San Benito.

La medida fue dispuesta a través del Programa Nacional de Recompensas y quienes quieran aportar información pueden comunicarse de forma anónima a la Línea 134.

Fernanda fue vista por última vez cerca de las 16 del 25 de julio de 2004, cuando la secuestraron mientras caminaba desde su casa al puesto de venta de flores que la familia tenía frente al cementerio de San Benito, a unos 11 kilómetros de Paraná, la capital de Entre Ríos.

En aquel entonces, el principal sospechoso, Miguel Ángel Lencina, gozaba de una salida laboral mientras purgaba por el asesinato de una mujer, y fue detenido tras el rapto de la adolescente, pero pocos días más tarde apareció ahorcado en la celda de la comisaría de Paraná donde estaba alojado.

Por su parte, la viuda de Lencina, Mirta Chávez, fue condenada en 2007 a 17 años de cárcel por haberse comunicado telefónicamente con la familia Aguirre para pedir un rescate.

Durante el juicio, la mujer aseguró desconocer qué había hecho su marido con la adolescente, lo que hasta hoy no pudieron determinar los investigadores, y en 2014 quedó en libertad condicional por haber estudiado mientras se encontraba detenida.

En tanto, Mario Anscieviu, tío de Fernanda, dijo que continúa la búsqueda “con esperanza” y a pesar de que la Justicia “parece que dejó todo atrás”.

En enero del 2022 la Justicia ordenó excavar un terreno en la zona este de San Benito, pero el resultado fue negativo tras inspeccionar, rastrillar y cavar un pozo de 20 metros de diámetro por casi uno de profundidad.

“Nos gustaría que aparezca y saber que le pasó. Solamente nos queda esa esperanza: saber lo que le pasó”, dijo a Télam el tío de la víctima.

Por otro lado, el 11 de mayo de 2010, María Inés Cabrol, madre de la víctima, murió a los 45 años en una clínica porteña a raíz de una enfermedad terminal.

“En cada cara de chica que veo, busco a mi hija”, dijo la mujer en su última declaración a la prensa y aseguró que el caso “marcó un antes y un después en el tema de la trata porque se tomó más conciencia del tema”.

Mario contó a Télam que la búsqueda sigue para que su cuñada “descanse en paz, porque ninguna madre merece esto”.

El hombre pidió que también que “todo aquel que pueda aportar algo, de alguna manera u otra” acerque esos datos y agradeció a la sociedad que “acompañó con marchas, misas y siempre está recordando”.

“No quiero que haya otra Fernanda más y hay muchas criaturas que corren ese riesgo”, concluyó el hombre.

Fernanda Aguirre desapareció el 25 de julio de 2004 cuando caminaba hacia su casa en San Benito, un pueblo de 6.500 habitantes cerca de Paraná. Su secuestro fue juzgado luego de tres años. Un mes después de su desaparición, la policía detuvo a Miguel Lencina, un vecino con antecedentes penales por homicidio. El hombre no llegó a ser juzgado porque apareció ahorcado en su celda.