En Argentina, el Centro PEN -colectivo de poetas, narradores y ensayistas, como indican sus siglas- se fundó en 1930, apenas una década después de la creación en Londres de Pen Internacional. Se trataba del origen de una comunidad global de escritores que se proponía proteger la libertad de expresión y celebrar la literatura.
A lo largo de los años, el centro de Argentina fue conformado por diversas figuras destacadas del ámbito de las letras, como Manuel Galvez, Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Arturo Capdevilla, Ernesto Sabato, Eduardo Mallea y Adolfo Bioy Casares, entre muchos otros.
En la actualidad, está presidido por el escritor Gabriel Seisdedos, quien esta semana creó un Observatorio específico, cuya organización quedó en manos de Luisa Valenzuela, presidenta emérita de la institución.
Esta comisión ad hoc nace “ante el surgimiento de esta nueva modalidad gubernamental que pretende, entre muchas otras aberraciones, estrangular las múltiples y muy valiosas instituciones culturales del país”.
Tiempo Argentino conversó con Luisa Valenzuela, quien coordina el equipo integrado por Verónica Abdala, Ramón Alfredo Blanco y Gabriel Súnico
-¿En qué punto confluyen la defensa de la libertad de expresión con una organización como el PEN compuesta por miembros dedicados al mundo de las letras?
-En muy diversos puntos, muchos de ellos peligrosos. Hay persecuciones a escritores en distintas partes del mundo, condenas que pueden llegar a ser a muerte, inaceptables censuras.
Existe también la posibilidad de una desmedida represión a la cultura en general, como amenaza suceder en nuestro país. Sospecho que los gobiernos autoritarios le temen al pensamiento crítico.
Al respecto, y desde que PEN (Poetas, Ensayistas, Narradores) abandonó su condición de Club y en el mundo entero pasó a tener Centros PEN, su función general de observatorio cobró relevancia.
Viví en Nueva York de 1979 a 1989 y en esos años fui miembro del Comité por la Libertad de Escribir de PEN América y denuncié los atroces atropellos contra escritores y periodistas durante nuestra feroz dictadura.
Pero no sólo eso, Pen Internacional, sito en Londres, y sus más de 140 Centros en el mundo entero, cuenta con diversos comités. Entre muchos otros el de la mujer, el de las diversidades, el de derechos humanos y, orgullo de Pen Argentina, uno de Lenguas Originarias. Comités a partir de los cuales no sólo se defiende a la gente de letras sino también a su posibilidad de formación.
-La palabra “libertad” ha adquirido distintas connotaciones a lo largo del tiempo, ¿qué significa hoy defender la libertad de expresión?
-¡Hoy se impone defender la palabra libertad de su bastardización!
Pero para continuar enfocadas en nuestra historia te cuento que en el 2014, cuando desde PEN Internacional me instaron a revivir el viejo y aletargado PEN Club Argentina, ya entonces pensé que al lema general: “Por la libertad de la palabra” habría que agregarle “responsabilidad”: “Por la libertad y la responsabilidad de la palabra” pusimos, porque la una nunca puede estar separada de la otra. No hay libertad, ni siquiera por definición, sin responsabilidad.
Durante mi presidencia hube de librar unas cuantas batallas: en defensa de los despidos en la Biblioteca Nacional, del intento de cancelar el Programa Sur para la traducción de libros argentinos, entre otras. Ahora no tenemos con quién enfrentarnos, el atacante es difuso. Por eso mismo propuse un comité ad hoc y se decidió crear este Observatorio cuya misión consiste en denunciar todo aquello que pueda coartar la libre expresión humana.
-¿Desde el observatorio , cómo ven el panorama actual de la cultura en Argentina?
–Desolador si nos enfocamos en el vaciamiento total que pretenden provocar los poderes de turno, que más que con simple motosierra manual parecerían avanzar con topadora.
Por otra parte lo veo muy alentador. Todas pero todas las múltiples y muy diversas instituciones culturales del país se han abroquelado para resistir e impedir tamaño dislate. La unión hace la fuerza, es sabido. Y con toda la fuerza vamos a defender nuestra cultura, nuestra principal y muy apreciada ventana al mundo!
-¿Qué acciones se piensan llevar a cabo en este contexto?
-Serán acciones conjuntas y constantes. Cada vez que se presente una amenaza vamos a saltar desde el ángulo que sea necesario. Nuestro Observatorio cuenta con un núcleo duro en el que me acompañan Gabriel Súnico, Verónica Abdala y Ramón Alfredo Blanco, un cuerpo de asesoras y asesores dentro de la institución para tratar temas específicos (educación o salud públicas, problemas de género o diversidades, instancias legales, ecológicas, económicas) y un Consejo Consultivo externo conformado por destacadas figuras locales.
El Observatorio actuará cuando la situación lo requiera, denunciando y oponiéndose públicamente a acciones que atenten contra la libertad del ser humano en su capacidad de expresión, ya sea cultural, artística o simplemente vital. Contamos, por antonomasia, con el invalorable apoyo de Pen Internacional y sus ramificaciones.