“Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”, se preguntó Víctor Hugo Morales cuando Maradona le hizo aquel gol a los ingleses que quedará en la Historia. Por razones muy distintas Rep consideró que Messi tampoco es de la Tierra. Por eso, tituló el libro referido a “La Pulga” como Nacido extraterrestre. En él, narra con líneas, colores y palabras la vida de ese chico tímido y de perfil bajo que llegó desde otro planeta y desembarcó en el nuestro para “felicear” el mundo, según el acertado neologismo de Rep. Dice Hernán Casciari en el prólogo que Rep “narra la vida extraordinaria de un hombre corriente”. Es que quizá los extraterrestres sean seres escindidos, ubicuos, que pueden estar en Qatar haciendo maravillas con la pelota y, al mismo tiempo, permanecer en su tierra natal, quizá una maqueta de Rosario levantada en algún planeta lejano para que Messi pudiera reconocerse en la Rosario verdadera a la que sería enviado.
Hace poco más de un año, el extraterrestre nos feliceó de lo lindo como capitán de la Selección que trajo la Copa del Mundo a la Argentina. Hubo alegría para disfrutar, repartir y stockear para los tiempos de escasez en que la alegría parece tan inalcanzable como un kilo de carne, en tiempos en que nos dan ganas de decir Andá pa’ allá, bobo. ¿Qué mirás, bobo? Andá pa’ allá, bobo, que quiero empezar a leer el libro de Rep, andá pa’ alla, bobo, que la alegría no es una cuestión de mercado.
–Nacido extraterrestre es diferente de Evita. Nacida para molestar y de Diego Nacido para molestar. Messi es una figura con menos contrastes. ¿Qué desafío te planteó eso?
-No tiene contrastes. Nada. Es una cosa increíble. Por eso le puse “extraterrestre”. Parece no tener contradicciones. Y esas contradicciones son, precisamente, las que le dan mucho material al humorista que soy. Cuando hay vetas contradictorias, si la cosa está muy mal, le encontrás el bien y cuando la cosa está muy bien, le encontrás el mal. En cambio, con un personaje con más monotonía es más difícil hacer humor, tenés que buscar por otros intersticios que a veces son formales y a veces son de contexto y no tanto de la persona. En el caso de Evita y de Diego se podía entrar mucho en la carnadura de la persona porque son personajes muy ricos justamente por las contradicciones que tienen. En el caso de Messi, en cambio, a veces tenés que apoyarte en los contextos, en los alrededores, porque él es no digo que unidimensional, pero es un personaje de pocos dobleces, de pocas riquezas en ese sentido. Es más parecido a un personaje de historieta o de un jueguito que a una persona. Además está muy entornado, entonces no se le conoce mucho la intimidad, las pequeñas maldades que pueda tener. Por eso, las sacadas que tiene, las arengas o los enojos son joyas de las cuales te sostenés, pero él es un personaje muy ecuménico.
-Messi es muy prolijo.
-Pero no porque lo haya premeditado, ya de chiquito era así. Lo sé por estudiar tanto su niñez, por dibujarla tanto. Cuando no lo mirás como líder ni como ídolo y recorrés el barrio, el lugar donde jugó a la pelota por primera vez, ya te imaginás a su papá llevándolo al Barcelona y te das cuenta de que siempre fue como un objeto dedicado a la pelota. Es una persona muy manejada, pero no creo que diseñada. Esa estrategia viene con la fama, con las fotos, con el triunfo. Él es un niño rosarino que tiene problemas de crecimiento al que un día un médico lo diagnostica. Ese diagnóstico tiene que ver con el país en que vive, que está en crisis y entonces Newell’s no le puede bancar el tratamiento. Va a River, y en River no lo ven como jugador y entonces se tiene que ir al Barcelona. Ahí sí lo ven, le dan el tratamiento, le dan también una oportunidad en la Masía, una oportunidad en primera y luego le llega la gloria. Pero él fue muy riguroso con el tratamiento. Quería curarse. Le daban pinchazos todos los días.
–Siempre tuvo dos objetivos muy claros: jugar a la pelota y casarse con Antonela. Los cumplió, es feliz y punto.
-Pero tuvo una escalada de objetivos: salir campeón con el Barcelona, lograr ser jugador de la Selección, después con los fracasos de la Selección, ponerse las pilas como capitán, hacer una arenga en el Maracaná y ganar en el Maracaná, por fin, la copa que tanto se le negaba, volverse argentino de golpe y después ganar el Mundial. Se va trazando objetivos, no es que lo ven como un buen pibe, y le dan el Balón de Oro. Él sueña con mejorar y es una recontra esponja para aprender. También lo debe de haber favorecido que haya sido tan humilde, tan buen pibe como para que los demás no lo vieran como una competencia y hayan tratado de ayudarlo de movida, porque ni bien debutó en primera, Ronaldinho lo acunó. Los jugadores nunca lo consideraron un tipo jodido. Messi permite pensar “mirá vos, es buen negocio ser buena persona; ser humilde es buen negocio; no tener los defectos famosos de los argentinos es buen negocio”. En este sentido es extraterrestre, para mí que no es de este planeta, no es de esta tierra argentina.
–Vivió fuera de Argentina.
-Sí, se formó en un lugar que carecía de barras bravas, de la dirigencia podrida de Argentina. Estaba realmente en una cuna de oro en La Masía y el Barcelona, lejos del sistema pútrido en que estaban otros ídolos argentinos. A diferencia de Maradona, él no tuvo que combatir a las barras bravas ni a las dirigencias. Eso allana mucho el camino y explica mucho de su fama mundial y de su empatía con el mundo. No es un pibe cuestionado como lo fue Maradona, muy amado pero también muy odiado. Messi es un pibe que les cae bien a los niños y a los adultos, a los del Barcelona, pero también a los del Real Madrid. Creo que ahora tiene cierto litigio con los franceses, pero el Balón de Oro está diseñado por una revista francesa y se lo siguen dando.
–Parece poco permeable a influencias del entorno y eso quizá sea una fortaleza. Creo que por eso luego de vivir más en Europa que en Argentina sigue teniendo un acento tan rosarino.
-Sí, sigue siendo un reo del barrio La Bajada. No sé cómo se llevó el barrio a Europa con tan pocos años, pero su adolescencia lo marcó. Sus hermanos y sus amiguitos forman parte de su memoria y al ser tan poco comunicativo, tan poco hablador, seguramente el cantito de su cabeza cada vez que lo destiló en los vestuarios culé siempre fue rosarino. Eso explica por qué renuncia a la Selección pero después vuelve con más fuerza. Debe de haber pensado “a mí lo único que me falta es ganar con Argentina”.
–Pero han sido bastante injustos con él en el país.
-Por eso digo que es extraterrestre. Argentina no lo bancó, no tuvo una formación argentina. El único eco argentino previo a sus triunfos con la Copa América ha sido la crítica. Creo que él renuncia a la Selección por la contaminación periodística del país. ¿Cómo puede ser que lo hayan criticado tanto? El pibe no juega solo, juega con 10 más. No juega al tenis donde sos enteramente responsable de tu derrota o tu victoria. En el fútbol son 11 y muchas veces estás muy lejos de la jugada del gol que te hizo perder. Pero Messi es una bestia de la resiliencia.
–Por su disciplina, siempre se lo tomó como una máquina de jugar al fútbol y ganar.
-Es muy disciplinado, sí. Una vez yo estaba en Barcelona y me llevaron a ver Art con Ricardo Darín. A la salida fuimos a comer y Darín, entre broma y broma porque es muy chistoso, dijo: “Messi es un crack, si quieren lo llamo a ver si viene. Serían las 10:30 de la noche, no era tardísimo. Lo llama y Messi le dice “es que tengo que dormir porque mañana madrugo para el entrenamiento”. Ahí me di cuenta de que no era un pibe como Ronaldinho al que le decías “venite porque estoy con Darín y nos vamos a cargar de risa” y él iba. Messi no vivía lejos del lugar donde estábamos, pero tenía una disciplina. Esto lo recordé cuando tuve que enhebrar todas las imágenes futbolísticas que tenía de él, como la de ir a Campo Nou y verlo.
-¿Y cuándo decidiste hacer un libro sobre él?
-Cuando tuvimos la alegría de ser campeones del mundo. Con Diego, en cambio, el rompecabezas se me armó cuando murió.
–En Nacido extraterrestre hay algo más que fútbol. Hay homenajes como, por ejemplo, Messi visto por Quino, por Picasso, por Botero, hay una imagen de Goya, una escena del Quijote e incluso una cita de Aurora Venturini.
-Me gusta hacer esos contrabando porque, si no, estoy haciendo sólo una biografía. Es una forma de decir, atenti que yo soy esto, éste es mi mundo. Venturini no llegó a verlo en la cúspide de la gloria, pero siendo una mujer ya grande vio algo distinto en Messi. Por eso dijo “Messi es un gnomo”.
-También aparece Abbey Road, sólo que en vez de ir en fila los cuatro integrantes de The Beatles, va Messi en cuatro posiciones distintas. Aparece encorvado y se va enderezando.
-Es que la postura es re importante. Al principio está casi como un checato cerca de la pelota, casi doblado. Pero va pasando el tiempo y se va irguiendo hasta llegar a ser un capitán que ya no tiene jorobita. Ya está más cerca del cielo que de la pelota.
–En este Mundial deseábamos el triunfo de Argentina, pero también el de Messi. ¿Por qué creés que fue así?
-Porque que le fuera bien era un acto de justicia. Gana el Mundial a los 35 años, ya veterano. Uno lo ve como un pibe, pero es un hombre con tres hijos, un tipo ya maduro y el triunfo también se le da porque maduró, porque se empoderó de capitanía. Si Dibu no atajaba el último penal de los franceses y nosotros fallábamos el nuestro, Messi volvía a su casa con las manos vacías. Cuando Montiel hace el gol, Messi se arrodilla con un gran alivio. Ese gol era para él la diferencia entre la vida y la muerte.
La cocina del libro
–¿Cómo fue hacer la investigación para el libro?
-Como siempre. Con Evita fue distinto porque vivió cuando yo aún no había nacido, por lo que todo era historia. Maradona, en cambio, era de mi generación, si bien también hubo una investigación, aunque investigación me parece una palabra muy grande para un humorista gráfico. Siempre hago punteos de lo que me dan las biografías y después descarto, porque para hacer 150 dibujos puedo tener 300 punteos. Como vivimos en la era de la imagen y se pueden ver tantos videos, resulta un poco más fácil. Toda la vida de Leo ha sido vigilada. Hay videos hasta de cuando era chico. Cada vez va a ser más fácil trabajar sobre los ídolos jóvenes porque hoy todo es muy vigilado. Con Instagram los ídolos del mañana ya tienen una foto diaria. Con Messi trabajé también con un libro de Guillem Balagué que termina en 2015. Como en los dos libros anteriores, Jorge, mi hermano, que es periodista, me ayudó mucho a chequear cada cosa. Es muy difícil. Por ejemplo, yo lo dibujo con una casaca de 2006 y le pongo 10 y él me señala que era 19. Hay que chequear quién estaba a su lado en tal o cual jugada, qué casaca tenía, cómo era el árbitro. Hay un chequeo documental que es conceptual y otro gráfico.