Que el sexo maduro sea sexo seguro” es la premisa del informe que acaba de lanzar Fundación Huésped y muestra que el 63% de las personas mayores entrevistadas nunca se hizo un test de VIH, pese a que el 38% afirmó ser sexualmente activa y el 72% dijo no haber usado preservativo en su última relación.

La fecha elegida para la divulgación del informe no es casual: se da en el marco del Día del Abuelo y la Abuela (el 26 de julio) y busca visibilizar la necesidad de romper tabúes y hablar de vejez y sexualidad, porque “no todas las personas mayores son abuelos o abuelas y sí, las personas mayores tienen una vida sexual activa”.

“Nuestra perspectiva de trabajo tiene que ver con intentar desarmar las interpretaciones más estereotipadas y homogeneizadoras de la vejez, que parecieran equiparar la diversidad de experiencias en una única figura (el abuelo, la abuela) que además termina estando cargada de algunos componentes un tanto des-sexualiazados. Esa tendencia se llama ‘viejismo’. Para combatir a esas representaciones intentamos poner en agenda un tema que puede estar cargado de tabúes y silencio, pero que es fundamental visibilizar para poder garantizar derechos”, dijo Marcelo Gutiérrez, miembro del equipo de Salud Colectiva de Fundación Huésped, además de maestrando en Derechos Humanos por la Universidad de Tres de Febrero y docente en la Universidad Nacional de Jose C. Paz.

“Los derechos sexuales –remarcó- son derechos humanos que tenemos todas las personas a lo largo de la vida, no es algo que se va perdiendo sino que puede mostrar ciertas transformaciones en cómo se vivencia. Nuestros derechos sexuales persisten y requieren ser visibilizados y acompañados desde políticas públicas”.

Tabú hasta en el consultorio

Una de las preguntas de la encuesta, realizada a 105 hombres y mujeres de más de 60 años que se vinculan con centros de jubilados en la Ciudad de Buenos Aires, indagaba si consideraban que las personas mayores tienen menos oportunidades que el resto para conversar sobre salud sexual en las consultas médicas. El 43% consideró que sí.

Cecilia Valeriano, Directora de Programas de Fundación Huésped, señaló que “asumir que las personas mayores no son sexualmente activas puede hacer perder la oportunidad de conversar sobre otras temáticas que son parte de la sexualidad como el placer, el consentimiento, la intimidad y el cuidado. Y también la importancia de compartir información sobre prevención y testeo de infecciones de transmisión sexual como el VIH”.

El 35% de las personas encuestadas admitió nunca haber usado preservativo, a pesar de que el 86% reconoce que las relaciones sexuales sin preservativo posibilitan la transmisión de VIH. “Las infecciones de transmisión sexual no distinguen ni edad, ni género, ni nacionalidad, ni condición socioeconómica ni orientación sexual, por eso es clave recomendar el uso de preservativo a cualquier edad”, insistió Valeriano. El trabajo se realizó en colaboración con la Secretaría de Bienestar Integral del GCBA y con el apoyo de la Fundación Johnson & Johnson.

“Apuntamos a que desde los equipos de salud se hable”, dijo Gutiérrez a Tiempo. Tras el relevamiento y difusión del informe, se trabaja en “instancias más pedagógicas, destinadas a equipos de salud para compartirles información, datos, y ayudar en estrategias que faciliten sobrellevar ese tabú, esa incomodidad que a veces inhibe de conversar con personas mayores sobre este tema”.

La problemática no sólo se da en torno al VIH. Ante el aumento global de casos de sífilis, que se da también en Argentina, la infectóloga Elena Obieta – jefa de infectología del Hospital de Boulogne y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI)- resaltó la necesidad de “llegar a los jóvenes y a los adultos mayores, que son los que más sífilis tienen y los menos alcanzados en términos de testeos y campañas de prevención”.

Sin percepción de riesgo

Fundación Huésped realizó un primer relevamiento sobre vejeces y sexualidad en CABA en 2015. Casi una década después, los datos muestran algunas transformaciones. Así como en su momento sólo el 32% dijo haber tenido contacto con alguna actividad de prevención sobre enfermedades de transmisión sexual, esta vez el porcentaje subió al 50%.

“Si bien el dato más significativo y sobre el que ponemos el acento es que el 63% nunca se testeó, vemos que está a la baja en relación a 2015, cuando era el 70%”, comparó Gutiérrez. Apuntó, además, que al segmentar los resultados por edades se ve que entre personas de 60 a 75 años no se testeó nunca el 55%, mientras que entre mayores de 75 trepa hasta el 80%.

“Preguntamos cuáles creen que son los motivos por los cuales no se testean: el 45% porque no se autopercibe en riesgo o expuesto. Y un porcentaje que nos pareció significativo es que el 21% dijo que porque nunca se lo ofrecieron. El sentido que queremos darle a esto es que se pueden estar no aprovechando lo suficiente las oportunidades en el marco del consultorio para hablar de salud sexual”, concluyó.

Desinformación y diversidad

Uno de los datos del estudio que muestra que aún queda mucho por hacer en materia de concientización sobre enfermedades de transmisión sexual –no sólo entre personas mayores- es que el 54% dijo que no compartiría el vaso con alguien que sabe o sospecha que tiene VIH. En la edición anterior del informe, ese porcentaje había sido del 42%.

“Esto para nosotros es importante porque se puede estar reproduciendo todavía cierto desconocimiento sobre vías de transmisión, que están acotadas a relaciones sexuales sin preservativo, por vía vertical o a través de sangre por uso compartido de elementos cortopunzantes. No es sólo en esta franja etaria (el desconocimiento), pero en personas mayores es un poco más destacado”, contrastó Gutiérrez.

Una comparación positiva entre el primer y el segundo relevamiento tiene que ver con la actitud ante diversidades sexuales. El porcentaje de acuerdo con el matrimonio igualitario se mantuvo relativamente estable, por encima del 70%. Pero subió mucho la cantidad de personas mayores que consideran que tener un hijo/a homosexual no es vergonzante. Más aún se notó el cambio con respecto a nietes: en 2015 sólo un 56% creía que tener un nieto trans no era vergonzante. En 2024 y a contramano de ciertos discursos reinantes, ese grupo creció hasta el 94%.

“A veces uno tiende a ser permeado por discursos más tradicionalistas o conservadores sobre las personas mayores, y no necesariamente es así. Algunos datos los muestran con mucha apertura”.