La estela de Kurt Cobain brilla en el firmamento del rock a 30 años de haber decidido terminar su vida. El final trágico dejó apabullados a millones de personas alrededor del planeta. Los últimos turbulentos meses de su vida, sin embargo, anunciaban que el maquinista de la locomotora más potente del grunge estaba por descarrilar.
El 5 de abril de 1994, en medio de una profunda depresión, sumergido en drogas duras, el líder de Nirvana con un escopetazo se sumó al conocido “Club de los 27”, en referencia a los roqueros muertos con esa edad (Robert Johnson, Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Amy Winehouse).
“Es mejor arder que desvanecerse”, se leía en la nota que dejó a modo de explicación y despedida. Una frase que acuña el espíritu del punk que sobrevivía en el grunge, nacido en Seatle. Un estilo musical que forma parte de una actitud vital que resolvía una mirada crítica e inconforme sobre la vida en una acción apática y aparentemente indiferente.
Fuera del mito, la permanencia de la figura de Cobain está atada a la música que componía y realizaba junto a sus compañeros de Nirvana, Dave Grohl, en batería, y Krist Novoselic, en bajo. El apogeo del grupo que le puso banda sonora a la Generación X llegó con su segundo disco, Nevermind, de 1991, que vendió 35 millones de copias en todo el mundo y que dejó himnos como “Smells Like Teen Spirit”, “Come As You Are” o «Polly», entre otros.
Cobain y el gran éxito
Nevermind desplazó a discos como Dangerous de Michael Jackson y Use Your Illusion de Guns N’ Roses, pero tal vez su máximo logro es haber producido la última gran revolución del rock y desplazar al mainstream comercial. El peso de la fama resultó agobiante para Cobain que debió acarrearlo, y a pesar de que su siguiente y último disco de estudio In Utero no llegó a igualar la masividad del anterior tuvo buena recepción en la crítica especializada.
Si bien Nirvana se plantaba fuerte en los shows en vivo, el último año de su frontman estuvo marcado por profundos pozos depresivos, la adicción a la heroína y por la relación escabrosa con su esposa Courtney Love.
Cobain era la encarnación del mito del roquero atormentado con una creatividad fuera de la norma. Lamentablemente no escapó de la jaula de hierro de la fama y su vida se apagó demasiado temprano. A un cuarto de siglo de su muerte, sus canciones son la herencia que nutren tanto a otros músicos y artistas como al público.