Los ex presidente y vice del Banco Nación, Javier González Fraga y Lucas Llach respectivamente, están de para bienes. Liberados de las presiones propias de la vida financiera, se preparan para celebrar a lo grande el llamado “Día de San Vicentín”. ¿El Día de los Enamorados”? “Ponele”, ríe el siempre pícaro Llach. “Enamorados de los préstamos impagables a empresas que financian campañas de nuestros partidos, puede ser”, agrega no menos sonriente el radical González Fraga. En Dominical de esta semana, una charla a tasa quitada con los ex directores del Banco Nación del momento.
Se los ve felices y no es para menos. Desde que abandonaron la función pública tuitean con libertad, dan conferencias a precio de oro y gozan de los placeres que les fueron en parte negados mientras debían “guardar las formas” por su condición de titulares de uno de los bancos oficiales más importantes del país. “Manejar dinero de todos los argentinos no es para cualquiera”, dice Llach y no puede contener la carcajada. “Me vas a hacer atorar la langosta, guacho”, lanza González Fraga.
Sin embargo, esta semana una noticia puso a Llach y a Fraga en el ojo de la tormenta mediática: la situación de la firma Vicentin, una de las mayores agroexportadoras del país, que desde el 6 de diciembre pasado, apenas un fin de semana antes de que asumiera el actual gobierno, se declaró en cesación de pagos acumulando una deuda que rondaría los mil millones de dólares. De esos mil millones, 350 millones fueron otorgados por el Nación, entonces a cargo de Fraga y Llach, una cifra que supera largamente los límites que establece la normativa bancaria y que representa más del 20 por ciento del patrimonio computable de la entidad oficial.
Por eso, tras las risas de rigor, Dominical fue al hueso.
-¿Qué onda con Vicentin?
González Fraga: Una firma que un ejemplo.
Llach: Un ejemplo de tomar guita y fugarla, jaja.
-¿Cómo dice?
Llach: Nah, es joda. Mirá si nosotros, como titulares de una entidad bancaria cuyos activos no pertenecen ni a nosotros ni a nuestros amigos sino al elefante blanco llamado Estado vamos a prestarle cientos de millones de dólares a una empresa de dudosa capacidad de repago para que se lleve toda, toda afuera y se declare en quiebra solo porque era una de las principales aportantes de campaña de Mauricio (por Macri, el ex presidente de la Nación)… ¿A quién se le ocurre?
González Fraga: (señalando a Llach) Este Lucas es tremendo, parece que estuviera todos el tiempo tuiteando. ¡Me hace cagar de risa!
-Pero lo cierto es que Vicentin dejó de pagar sus deudas después de cuatro años de crecimiento vertiginoso, que la llevaron del puesto 19 en el ranking de las empresas que más facturaban en el país en 2015 (cuarta entre las cerealeras), al lugar número 6 en el ránking de 2018 (primera en su rubro, dejando atrás a Cargill, entre otras).
Llach: ¿Ves? Eso demuestra que este país es inviable. Aún habiendo crecido como creció, su fundió.
González Fraga: “70 años de peronismo”, se llama la película.
-O sea que no hacen ninguna autocrítica en relación a este escándalo.
Llach: Ya estás tergiversando. “Escándalo”, decís. Ya parecés el Gato Sylvestre, jaja.
González Fraga: ¡Pará, Lucas! ¡Te lo pido por el amor de Dios! (Risas.)
-Hay quienes relacionan que ustedes se hayan reunido para adelantar el festejo de San Valentín en la puerta de Vicentin al grito de “¡Que viva el amor!” con estos préstamos millonarios…
González Fraga: Mala leches hay en todos lados, querido. Lo nuestro es celebrar el amor.
Llach: Pero ojo, el amor heterosexual a las empresas que se la juegan por un proyecto político como el de Mauricio (por Macri, ex presidente de la Nación)… ¡A ver si piensan que nos hicimos trolos, Javi! Jajaja.
-Ya que estamos, Llach, no podemos dejar de preguntarle por aquél índice de inflación que usted anunció cuando…
Llach: ¡Cuidado!
-¿Qué pasa?
González Fraga: ¡Jaja!
-¿Y Llach?
González Fraga: ¡Se fugó! Jaja. ¡Qué hijo de yuta, este Luquitas!