Hugo Yasky fue unos de los dirigentes que llegó para interceder ante las fuerzas de seguridad que intentaron desalojar a los trabajadores del Ministerio de Agroindustria, que cortaban la avenida Paseo Colón al 500, frente de la sede. Luego de que se estableciera un impasse, junto con la promesa de funcionarios de la cartera de interceder ante el ministro Luis Miguel Etchevehere, para que recibiera a los trabajadores, el secretario general de la CTA, advirtió: “Se viene una andanada de luchas sindicales y hay que evitar que esto se encienda. Y un ejemplo es lo que pasa acá…”

Yasky señala la extensa e impresionante fila de efectivos policiales parados transversalmente en la Avenida Paseo Colón, luego del Monumento a los Trabajadores, en su parte más ancha, a metros de la sede del Ministerio de Agroindustria. Y definió: “Nuestra misión es evitar la represión, parar los gases y las balas de goma. Son capaces de cualquier cosa. Lo demostraron hace un rato. Y queremos garantizar que los trabajadores sean recibidos para tratar el tema de los despidos. Ellos van a seguir estando en la calle, a pesar de la represión”.

-Esta protesta forma parte de un clima de gran conflictividad social.

-La Argentina está viviendo un momento de mucha convulsión social. El daño profundo que se está haciendo en el tejido social de la Argentina tiene que ver con los despidos, con la pérdida del salario. Me parece que el gobierno no tendría que tensar la cuerda al punto de que se generen, uno tras otro, episodios represivos como este. Es muy necesario que tenga la sensibilidad de entender que así como los grandes operadores financieros pueden estar nerviosos, la gente está indignada y dolida y quiere defender el derecho a trabajar.

-¿Considera que el gobierno está en condiciones de demostrar esa sensibilidad?

-Parece que hay algunos que quisieran encender alguna hoguera. Y hay que evitarlo. Estamos en un momento que requiere de una sensibilidad e inteligencia de parte de los que gobiernan, para evitar situaciones que puedan generar una respuesta a un pueblo que está demostrando madurez, paciencia y capacidad de reflexionar. Porque con todo lo que pasó en estos días, vamos por la cuarta o quinta devaluación, y más de uno tendría el derecho a pensar que llegó la hora de estar en la calle, reclamando que esto se termine. La gente está a la expectativa y los trabajadores defienden sus puestos de trabajo. Que nadie tire un fosforo encendido arriba es ese piletón de nafta.

-¿Las organizaciones sindicales encabezarán ese reclamo?

-Estamos con un plan de acción que consiste en un paro con movilización el día 24. Empalmamos con el paro de la CGT del 25. Pero hemos resuelto convocar a marchar antes de esa fecha, al Congreso, para reclamar en contra del presupuesto. Y también estamos expectantes para ver qué anuncios se hacen el lunes. Tememos que todavía se empeore lo que ya se anunció en cuanto a recortes y ajustes, de manera tal que a partir de esos anuncios dispongamos de otras medidas de fuerza, antes de llegar a la del 24.

-¿Cree que estas medidas son parte de un plan o que se les escapó de las manos la situación?

 -No, hoy la situación está fuera de control. Cuando un auto vuelca, el que conduce, pierde la conducción y se convierte en la víctima de la situación. Aunque, en este caso, las víctimas somos los argentinos. Nos han llevado a un laberinto, del que sólo se les se puede salir castigando a los que menos tienen. Y en lugar de salir del laberinto, vamos a entrar en una crisis todavía mayor. Espero que alguien tenga la lucidez de darse cuenta de que hace falta un cambio de rumbo. Convocar a los sectores productivos, del trabajo, a la iglesia, a los representantes sociales, para pensar una salida que no sea más recortes, más exigencias a las provincias y más padecimientos para el pueblo.