Tal como el oficialismo esperaba, las elecciones generales de este domingo atrajeron a un mayor número de votantes que las PASO del 12 de septiembre pasado. Según informó el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, la proyección de la Cámara Nacional Electoral le daba que el nivel de votantes sería del 71 o 72%. En las PASO, fue de décimas más que el 66%.

Si bien ese horizonte forma parte de lo que el oficialismo esperaba, también es cierto que el caudal de votantes de estas legislativas fue menor a los de las anteriores: 77,61%, en 2017; y 77,64%, en 2013.

 La caída en la cantidad de votantes es un tema en sí mismo. Puede significar que el enojo que se adjudicó a un sector importante de los votantes y que derivó en su ausentismo en las PASO, aún sigue aunque parcialmente.

Pero, la otra pregunta es si al oficialismo le alcanza con ese incremento de los votantes, tomando en cuenta que un porcentaje votará por él y otro lo hará por las demás opciones. La idea de que todo aumento absoluto de votantes es favorable en un todo al oficialismo peca de ingenuidad.