Es un río memorioso que fluye por el centro porteño. Por Avenida de Mayo, por Diagonal Norte y Sur, por las callecitas empedradas de San Telmo y más allá. Todos los caminos conducen a la Plaza colmada bajo un sol no tan tremendo. Son miles de personas, decenas de columnas que marchan por el centro porteño. Cuarenta y siete años del golpe genocida, 40 años de Democracia. Un solo grito: “Memoria, Verdad y Justicia”.
La columna del CELS agita banderas a pasitos de la 9 de Julio. En sus remeras llevan tatuadas una frase que resignifica el Nunca Más. Lo acerca a las luchas del presente: “Ahora Más que Nunca”. Cuánta razón.
María del Carmen y sus compañeres bordaron una bandera bellísima que cubre la Avenida de Mayo a la altura de Perú. El paño celeste y blanco es un patchwork que lleva bordados los nombres de los 400 detenidos-desaparecidos oriundos del municipio del sur postrero. “Con agujita e hilo también luchamos. Más que nunca están con nosotros y mantenemos sus ideales. Ni un paso atrás”, se despide María del Carmen y saluda con sus manos. Esas que tejen hilos de la memoria. Que no se corten.
Dora baila y recuerda a Hebe cerca de la calle Florida: “Es el primer año que no está. La extrañamos, pero como un faro, nos sigue marcando el camino, para no volver a la oscuridad”, dice la señora llegada desde Hudson. Llueva, truene o haga un calor digno del infierno milico, Dora viene todos los 24 a la Plaza: “Y este 2023 no podía faltar ni a palos. Está complicada la mano, dicen que vuelve la derecha, hay funcionarios que no funcionan, pero nosotras sabemos que la única salida es más democracia”.
Dani pone el cuerpo en el colectivo Zona Igualdad. Les pibes muestran un cartel recordando a los 30.400 desaparecidos: «Compañeres que estuvieron invisibilizados, que pelearon por los derechos LGBTI, que son nuestra bandera.» Sobre el año electoral, Dani es clarita: «No queremos que vuelva la derecha, no queremos perder derechos, por eso también venimos.»
Con los pueblos indígenas marcha Guillermo cerquita del Cabildo. Hace flamear una multicolor wiphala. La banda de sonido es de sikus y quenas. “Nunca Más decimos los originarios, pero en realidad el genocidio existe desde 1492. Antes fueron los españoles, los milicos, ahora son las mineras, los Lewis, los que tienen presa a Milagro Sala, los que reprimen a los campesinos en el Norte, los que vienen por el litio”, enumera el muchacho ataviado con un poncho y una vincha de los pueblos del sur. Antes de seguir marchando, dispara: “Es hora de que la democracia nos incluya, nos tenga en cuenta. Por eso también marchamos.”
“Cuarenta años alimentando a la democracia”. Esa es la bandera de las cocineras que alimentan miles de bocas en las barriadas de nuestra patria. Nelly Vargas prepara un guisito generoso en la Plaza. “En los barrios no se aguanta más. Queremos salir del pozo, no que nos bajen miserias que marca el FMI, por eso estamos este 24, por eso marchamos”, dice la señora Nelly, referente del comedor Evita, del estigmatizado barrio Zavaleta. Nelly sirve platazos entre las columnas, mira a la Casa de Gobierno y dice: “Nunca Más a la dictadura. Nunca Más al Hambre. La democracia también es que la gente pueda comer.”