La campaña ya arrancó. El mensaje les quedó claro a los intendentes de Cambiemos tras la cumbre del miércoles en Lanús, donde un equipo encabezado por el vicegobernador, Daniel Salvador; y el ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre, se encargó de marcar los ejes en materia de gestión y comunicación a reforzar de cara a las elecciones legislativas.
La línea que se bajó durante el encuentro fue que hay que aceitar la gestión para llegar a cumplir con las obras, el caballito de batalla de la gobernadora María Eugenia Vidal, y mostrarlas en el año electoral. De la Torre, ya institucionalizado en su rol de nexo con los intendentes y de armador de Vidal, ofreció asistencia para los equipos de gobierno y auxilio para aquellos más complicados política y económicamente como Mar del Plata.
«No puede volver a pasar lo de 2016», les transmitió el funcionario. El reto estuvo relacionado con el uso del Fondo de Infraestructura Municipal de 7000 millones que fue incluido en el Presupuesto provincial del año pasado por la presión de los intendentes peronistas y que se reeditó este año por 8500 millones. Esos fondos eran habilitados por los Ministerios de Infraestructura y de Economía sobre la base de los proyectos de obra que iba presentando cada jefe comunal.
Por inexperiencia, hubo intendentes oficialistas que demoraron la presentación de las carpetas con la documentación el proyecto, el presupuesto, certificados de avance de las obras o que cometieron errores técnicos que retrasaron la ejecución de los trabajos. Los jefes comunales del FpV y los reelectos de Cambiemos les sacaron ventaja en este sentido a los nuevos, pese a que la Provincia terminó ejecutando alrededor del 60% de los recursos totales.
La preocupación de Vidal por las obras se tradujo en un pedido explícito que De la Torre comunicó a los intendentes: que no se tomen vacaciones hasta no dejar ordenados los papeles. «Hubo una autocrítica hacia adentro del espacio. La plata está, sólo tienen que encargarse de estudiar los proyectos, presentar el presupuesto, avanzar en la licitación. Hay que hacer todo para terminar las obras», señaló un funcionario que participó de la cumbre y que admitió que aún hay intendentes complicados con el armado de equipos técnicos y el rumbo de la gestión. «Pero hace un año había cien municipios en rojo y ahora es al revés: son más de cien los que tienen las cuentas equilibradas», acotó en tren de mostrar los avances.
Otro punto que marcó el equipo de la gobernadora es la comunicación, pilar clave de la gestión verde. El mensaje fue que no puede haber obras sin mostrar, un error que también se cometió el año pasado. En este punto, el secretario de Comunicación, Federico Suárez, mostró sondeos y marcó algunas líneas de acción a seguir en campaña.
En la cumbre quedó claro, una vez más, que Vidal será la cara visible pese a no ser candidata. La gobernadora se tomará los meses de verano para terminar de pisar los 135 municipios. Lo hará como hasta ahora con actos, visitas a vecinos, timbreos. Sólo se tomará una semana de vacaciones. Los ministros tienen luz verde para tomarse algunos días más. «Descansen porque va a ser un año fuerte», les advirtió.
En la Provincia se juega la suerte política de Cambiemos que necesita sumar bancas en el Congreso Nacional, la Legislatura y los Concejos Deliberantes para dejar de gobernar en minoría. Por esto, todos los esfuerzos y los recursos están volcados a Buenos Aires, lo que quedó claro esta semana con la confirmación de que el presidente Mauricio Macri girará por decreto 25 mil millones de pesos en compensación por el Fondo del Conurbano, congelado desde los ’90. La ayuda generó el reclamo del resto de los gobernadores que calificaron a la medida de electoralista. No fueron los únicos: la oposición bonaerense también pidió discutir cómo se van a gastar esos recursos. «
Un plan de auxilio para Mar del Plata
Mar del Plata es la vidriera turística de cada verano y, además, el segundo padrón electoral de la provincia donde Cambiemos ganó ampliamente en 2015. Por eso, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal no dudaron en apuntalar la gestión del intendente, Carlos Arroyo, que no logra arrancar, y asistirlo con recursos y asesoramiento administrativo y político.
La gobernadora encargó esa misión a Joaquín De la Torre, quien viaja desde diciembre cada semana para ordenar las cuentas de la administración marplatense. A lo largo de 2016, «La Feliz» tuvo que ser asistida por la provincia para pagar los sueldos. Por eso Macri instruyó ahora un refuerzo de 1000 millones de pesos para 2017. Esto irá de la mano de un paquete de obras para mostrar en campaña como un nuevo hospital público, un acueducto y viviendas.
De la Torre aporta su experiencia como exintendente de San Miguel y hasta parte de su equipo pero «no es interventor», se esmeran en aclarar en La Plata. Además de ordenar los papeles, juega el rol político por el que Vidal lo sumó a su Gabinete: la semana pasada logró que le aprobaran el presupuesto a Arroyo, incluida una suba de tasas y del boleto de colectivo, y cerró el pase de dos concejales massistas a Cambiemos.