La campaña en la Provincia, donde se definirá si Cambiemos tiene futuro político o no, ya comenzó. En una semana, María Eugenia Vidal desplegó lo que serán sus armas en la contienda contra el candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof: demonización del rival, condena al pasado y «publicidad» de gestión.

«En esta elección se definen los próximos 20 años para nuestros hijos. No se decide por candidatos sino por una manera de hacer política», sentenció Vidal ayer en su lanzamiento oficial por la reelección, junto al presidente Mauricio Macri y 350 funcionarios y candidatos bonaerenses, en un hotel de La Plata.

Como a nivel nacional, la hiperpolarización es la principal carta con que jugará Cambiemos, campaña pensada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

Por no haber desdoblado las elecciones, la suerte de Vidal quedó atada a la de Macri y a la imagen negativa del presidente, en especial en el tercer cordón del Conurbano. En las encuestas públicas y privadas, la gobernadora sufre el arrastre hacia abajo que le genera Macri en la boleta, mientras que su rival directo se beneficia con una transferencia de casi el 100% de los votos de la expresidenta Cristina Kirchner.

Como en la Provincia no hay balotaje, el temor en el oficialismo es que finalmente Vidal pierda arrastrada por Macri, que es consciente del riesgo. «No me veo un minuto gobernando la Argentina sin María Eugenia Vidal como gobernadora», dijo ayer en la capital provincial, elogiando a la dirigente con mejor imagen de Juntos por el Cambio y antes de pedir a los intendentes propios que militen la boleta completa.

En el comando de campaña de La Plata admiten que están «abajo» en los números, pero aseguran que terminará siendo una pelea muy reñida, cabeza a cabeza. «Se está proyectando una polarización extrema. Entre el 80 y el 85% de los votos estarán concentrados en las dos fuerzas», señalan y amplían que hoy necesitan «un corte de boleta de 7 puntos» para poder ganar.

Esa diferencia es la que obtuvo Vidal en octubre de 2015 respecto del propio Macri, claro que en un escenario y con un competidor muy distintos. En materia de votos, hoy dividen a la provincia en tres: la primera sección electoral donde pronostican una elección «pareja»; la tercera, que la dan por perdida, y el interior de la provincia –con distritos clave como La Plata y Mar del Plata– donde buscan ampliar la diferencia a favor.

En este marco se inscribe el tono agresivo y a «todo o nada» con que Cambiemos arrancó la campaña. Primero hubo lluvia de tuits de funcionarios y candidatos bonaerenses de Cambiemos contra el exministro de Economía de Cristina Kirchner, asociándolo a la supuesta  corrupción, el desmanejo, la desocupación y la pobreza. Luego fue la propia Vidal la que mostró la estrategia en una entrevista con Jorge Lanata, al emparentar a Kicillof con La Cámpora, apelando al rechazo que esa organización puede generar en los electores indecisos, un blanco al que apunta para conseguir la diferencia que necesita para la reelección.

El mismo tono marcó los primeros actos formales de campaña, el inicial con escenario 360 en Junín y el de ayer en La Plata. «¿Quiénes van a darles futuro a los bonaerenses? ¿Ellos, que estuvieron 28 años y dejaron esa provincia, o nosotros, que la peleamos desde hace tres años y medio?», cuestionó Vidal al hablar de un pasado «de abandono y falsas promesas».

El argumento contra Kicillof que repitió toda la semana es que «no conoce la Provincia», que la recorre para las fotos seis meses antes, y que su gestión como ministro de Hacienda nacional es culpable del «estado» en que el oficialismo encontró el distrito. «Soy una bonaerense más. Vivo hace 18 años en la Provincia», reza el primer spot de Vidal que la TV Pública emitió en plena final de la Copa América, violando la veda electoral, cinco días antes de lo permitido legalmente. «Es muy fácil venir de afuera a decir lo que hay que hacer acá», agrega.

«Se decidió responder a los ataques, mostrar las garras. A todo no podés responder siempre con gestión. Tenés que responder desde la política», explicaron en la gobernación al momento de justificar el tono que tendrá la campaña hasta las PASO.

Con los mismos argumentos, el equipo de campaña ordenó a los ministros salir a las redes sociales a defender lo hecho en estos tres años e interpelar a Kicillof y también a su compañera de fórmula, Verónica Magario. El ministro de Economía, Hernán Lacunza, fue uno de los primeros en salir a cruzar a su colega. Le enrostró no haberle devuelto el Fondo del Conurbano a los bonaerenses. «Si Kicillof ministro de Economía nacional 2013-15 hubiera devuelto esos fondos legítimos a los bonaerenses, hoy la deuda provincial que tanto le preocupa sería cero y habría USD 11.000 millones adicionales para hacer obras (el doble de lo que invirtió Scioli en ocho años)», lo chicaneó desde Twitter.

Su par de Seguridad y primer candidato a diputado nacional por la Provincia, Cristian Ritondo, también levantó el perfil por la campaña y cruzó a la intendenta de La Matanza por un posteo sobre el ajuste en Educación. «Te escuché decir que arreglaste 200 escuelas con la plata de los vecinos ¿Qué hiciste con los más de $ 2 millones y medio que recibiste por cada escuela?», le preguntó.

La estrategia de polarización se completa con la publicidad de lo hecho y el foco puesto en la obra pública. Hasta la veda de actos de gestión, el gobierno cortará cintas e inflará logros como la ampliación de la cobertura en el acceso a cloacas, que fue desmentido incluso por el propio Indec, o la concreción de obras hidráulicas clave contra las inundaciones. «Antes, la obra más recordada de esta ciudad era el Estadio Único. Estoy orgullosa de que nuestra mayor obra sea el entubamiento del Arroyo El Gato», dijo Vidal ayer  en la capital provincial. Se refería a esa obra que fue planificada tras la trágica inundación de 2013 y ejecutada en su mayor parte por el gobierno de Daniel Scioli. «


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(Foto: Twitter)


Macri no se ve sin Vidal

Con la misma estética que utilizó este jueves en Córdoba, para presentar al senador Miguel Pichetto como aspirante a vice, el presidente Mauricio Macri encabezó este sábado el lanzamiento de la campaña bonaerense, posiblemente el tramo más crítico de la contienda que afrontará por su reelección. Lo hizo en el Hotel Grand Brizo, de la Ciudad de La Plata, flanqueado por la gobernadora provincial, María Eugenia Vidal, y su vice, el radical Daniel Salvador. «No me veo un segundo gobernando la República Argentina sin tener a Vidal como gobernadora», aseguró el líder del PRO, en un discurso que pronunció ante la primera plana del oficialismo para atar su candidatura a la suerte de la mandataria provincial, que buscará un segundo mandato al frente de un distrito que no tiene segunda vuelta. «Estamos en un momento histórico», arengó Macri para definir las generales de octubre como una bisagra histórica desde la recuperación democrática, un recurso discursivo maximalista que la Casa Rosada utilizará para profundizar la «hiperpolarización» con el kirchnerismo en el camino a las PASO del 11 de agosto y también hacia octubre.

«Estamos acá convencidos de que somos capaces de hacer el esfuerzo correcto y cambiarle la vida todos los días a un argentino más», aseguró el líder del PRO. Vidal retomó su papel y explicó que quiere «seguir transformando profundamente la provincia y el país, porque todavía nos duele lo que falta, pero nos esperanza lo que logramos. No nos alcanza: queremos construir ese futuro que está tan cerca después de todo lo que hicimos, que solo depende de nosotros mismos». Para la candidata, «esta elección es mucho más importante que cualquier otra que hayamos atravesado» porque en «esta elección se definen los próximos veinte años para nuestros hijos».

Aunque Macri y Vidal estuvieron acompañados por sus aspirantes a vice, Pichetto sólo pronunció una frase. «Juntos por el Cambio es lo nuevo y lo que viene en la Argentina», dijo y destacó «la unidad nacional como una idea necesaria para construir un país».