El ala norte del primer piso de la Casa Rosada ofreció este jueves una foto certera del clima interno que reina en la conducción política de Cambiemos. Mientras el jefe de Gabinete, Marcos Peña, estaba reunido con los cinco gobernadores del oficialismo, el presidente Mauricio Macri mantenía distintos encuentros en una oficina contigua con el viceministro Andrés Ibarra. La cita fue con los tres mandatarios radicales Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) y sus dos pares del PRO: la bonaerense María Eugenia Vidal y el porteño Horacio Rodríguez Larreta. Aunque se extendió por más de tres horas, el presidente no pasó ni siquiera a saludarlos. «Está muy caliente con los radicales y especialmente con Morales, porque con Cornejo está enojado hace un buen rato ya», confió a Tiempo uno de los funcionarios de la Casa Rosada que sigue de cerca la tirante evolución interna de los socios de Cambiemos.

Macri eludió a los radicales con el claro propósito de hacerles llegar su renovada inquina, pero no se subió al helicóptero que lo llevaría de regreso a Olivos hasta que Peña ofreció una conferencia de prensa para decir que el presidente anunciará el próximo miércoles medidas paliativas para hacer frente a la crisis económica.

La elección de la fecha multiplicó las especulaciones dentro de Balcarce 50: será antes de los dos feriados de Semana Santa, que implicarán jueves y viernes sin mercados. También será 48 horas después de la primera intervención del Banco Central para contener el dólar, a partir del permiso del Fondo para vender 60 millones de dólares diarios que regirá desde este lunes. La hoja de ruta que culmina con el anuncio presidencial a mitad de esta «semana corta» incluye este martes otro punto clave, cuando el Indec anuncie el índice de inflación de marzo, que podría ser superior a los cuatro puntos y llevar la tasa inflacionaria del primer trimestre del año por encima de los 11 puntos.

Radicales libres

En la Casa Rosada los funcionarios de Peña se encargaron de asegurar que la reunión con los gobernadores fue amena y despojada de tensión. Sin embargo, tanto los radicales como los macristas estuvieron unidos por una sola frase. Los cinco le reclamaron a Peña, al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y a su par de Desarrollo Social, Carolina Stanley, que «hagan algo» ante el incremento de los precios y la voracidad política que les provoca la inflación en los planes electorales de Cambiemos.

Las fuentes radicales y macristas consultadas por este diario para conocer los detalles de la reunión fueron contundentes: Peña fue receptivo, los escuchó a todos, pero les repitió con «honestidad brutal» casi la misma frase que hizo tronar el día anterior durante el primer informe que ofreció ante el Congreso en lo que va de 2019. «Nunca anunciamos control de precios porque no creemos en eso», insistió el ministro coordinador.

Con matices, los gobernadores reclamaron fórmulas para frenar los precios y contener el malestar de la población. Apuntaron especialmente a las clases medias urbanas que protagonizan las malas mediciones que registra Cambiemos en las encuestas y que comenzaron a quitar el sueño a Macri, a Peña y al consultor ecuatoriano estrella, Jaime Durán Barba.

Lamentos en Washington

En el Palacio de Hacienda reconocieron que «el presidente podría aceptar a regañadientes un esquema que reanime el Plan Precios Cuidados, con otro nombre, y que implemente medidas sociales y nuevos créditos blandos».

Sin embargo, las mismas fuentes advirtieron que «una buena parte del volumen de lo que se defina depende de lo que pase en Washington».

La mención rompe con el silencio autoimpuesto por el gobierno sobre la relación actual con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y apunta a una negociación reservada que mantiene el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; y el titular del Banco Central, Guido Sandleris; con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y su segundo, David Lipton, en el marco de la asamblea de primavera del organismo (ver página 6).

¿El objetivo? Obtener un permiso del organismo para reducir la banda de flotación cambiaria que actualmente establece una paridad máxima de 49,50 pesos por dólar para que la autoridad monetaria argentina pueda intervenir en el mercado de cambios para controlar la divisa. Esa variable, cargada de secretismo, también forma parte de las tensiones internas: Macri podría acceder a algún mecanismo para frenar los precios si cuenta con el aval del Fondo para evitar que el paliativo no desate un problema aun peor en materia cambiaria, en los depósitos y en el abastecimiento de los alimentos.

Tanto Dujovne como Sandleris negaron desde Washington una alternativa vinculada a la banda de flotación del dólar, pero en la Casa Rosada reconocen que la negociación existe y su definición forma parte del menú de opciones que baraja el presidente antes de hablar el próximo miércoles.

Operativo y secretismo

Una semana antes de la reunión del jueves, Peña les pidió a los gobernadores que le llevaran propuestas. Los invitados llegaron con sus carpetas y los funcionarios quedaron en responderles, aunque es posible que se enteren de la respuesta final cuando Macri hable al país. «Las medidas están en barbecho», explicó un colaborador de Peña para asegurar que hay un borrador de opciones en marcha.

En otro despacho de Balcarce 50 apostaron a negar cualquier tensión con el radicalismo y justificaron el secretismo oficial para transitar el escenario de crisis. «Si llega a haber alguna medida nueva, tenemos que ser muy cuidadosos para que lo anuncie el presidente. Podríamos contar con alguna carta sorpresa, o algún elemento que nos permita contener el malestar de la clase media, hace falta eso», redondeó el funcionario.

Esa definición contrasta con las declaraciones del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, que este sábado le aseguró a La Nación que hubo discusiones acaloradas en la reunión del jueves, y negó que hubiera presentado la renuncia. El intento de bajarle el tono a su posible partida no se condice con las discusiones que, según supo este diario, tuvo con Dujovne para controlar los precios antes de que sea demasiado tarde.

La Casa Rosada espera señales del Fondo y de la Casa Blanca antes del miércoles. El presidente estadounidense, Donald Trump, ya reiteró su apoyo la semana pasada mediante una carta que acompañó la nueva desclasificación de documentos de la última dictadura militar; y el secretario de Estado, Mike Pompeo, redobló la apuesta. «El presidente Macri está haciendo el trabajo duro de intentar reformar la economía. Le agradecemos por hacer eso. Su pueblo va a estar mejor por eso. El gobierno [argentino] está tomando pasos difíciles, pero importantes para construir crecimiento sustentable. Es un camino duro, no sin peligro. Tampoco sin resultados. La Argentina ha vuelto a los mercados globales de crédito hace poco por primera vez en 15 años», dijo el canciller norteamericano para respaldar a Cambiemos.

Los funcionarios enviados por Macri aguardan volver de Washington con resultados, luego de recordarle al Fondo que un fracaso del programa argentino también podría golpearlos. Una parte de ese dilema comenzará a definir la suerte del gobierno, cuyo derrotero económico está completamente atado a las decisiones del FMI. «

COPIA A MASSA

El presidente Mauricio Macri y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, incursionaron ayer en un recurso de campaña que popularizó el líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

Se trata de la grabación de una charla electoral en simultáneo a un viaje en automóvil –»carpool»– que, esta vez, compartieron por una ruta de Saladillo junto al intendente local, José Luis Salomón, y el exfutbolista Julio «Vasco» Olarticoechea.