Aunque falta un mes para las elecciones, María Eugenia Vidal ya comenzó a trabajar en su futuro político después de diciembre. En la era postmacrista, la mandataria buscará convertirse en la líder de la oposición a Axel Kicillof y conservar su tercio de votos para volver a postularse en 2021.
La mesa chica de Vidal ya trabaja con ese objetivo que está directamente relacionado con la performance que obtenga el 27 de octubre. Más allá de que no reelija, Vidal necesita ganar la mayor cantidad de bancas en ambas cámaras de la Legislatura bonaerense y conservar intendencias clave que hoy posee Cambiemos.
La gobernadora tiene claro que quiere hacer política en la Provincia y lo repite a cada lugar que va. Descarta por ahora volver a trabajar en el gobierno porteño como parte del equipo de Horacio Rodríguez Larreta. «Tiene un capital enorme para seguir», repiten en la Gobernación y aseguran que la campaña que inició en soledad, y despegada de Mauricio Macri, le inyectó energía para compensar la depresión por la derrota del 11 de agosto. «En Mar del Plata estuvo una hora y media para caminar dos cuadras. La verdad es que, más allá de que algunos le griten cosas, tiene buena recepción en todos lados», apuntan.
En paralelo al armado político propio, Vidal necesita un trabajo y es por eso que en su entorno avanza la idea de armar una fundación al estilo del Grupo Sophia, el semillero PRO creado por Horacio Rodríguez Larreta del que salió la gobernadora, que le permita tener un sueldo, recorrer la provincia y tener vidriera. «Es la posibilidad más fuerte hoy», admiten. Son varios los ministros que ya trabajan en ese sentido.
Aunque saben que la diferencia de casi 18 puntos que le sacó Kicillof es «casi imposible» de revertir, en La Plata creen que en este turno electoral –y pese a la explícita campaña de despegue de los intendentes– Vidal incrementará el corte de boleta a su favor. Según el escrutinio definitivo, el 11 de agosto la mandataria obtuvo el 34,6% de los votos contra el 52,5% del candidato del Frente de Todos. Algunos colaboradores creen que puede crecer a «36 o 37» puntos, en línea con las últimas encuestas. Los más optimistas se entusiasman con que llegue al 40% en el mes que queda. ¿En qué se basan? En la nueva estrategia de campaña, la distancia de Macri, el mano a mano con la gente. «Hubo gente que no cortó boleta por ella en agosto que ahora sí lo hará», sostienen.
Tras el recambio legislativo, el primer desafío para Vidal será mantener unidos a los bloques en la Legislatura bonaerense ya desde el llano. Si repite los números de las PASO, Cambiemos conservará –aun perdiendo– un número importante de legisladores en ambas cámaras. Podría tener 44 bancas en Diputados –contra 46 del Frente de Todos– y 25 escaños contra 21 en el Senado, donde la futura vicegobernadora Verónica Magario deberá negociar con la oposición sí o sí para sacar las leyes.
El panorama hoy es incierto. Es que las diferencias que existen en los dos bloques del oficialismo desde que se conformaron en 2015 –conviven radicales, vidalistas, ex peronistas, sindicalistas– y que estaban solapadas por el poder electoral de Vidal, quedaron expuestas tras las PASO. Hubo pase de facturas y amenaza de ruptura, pero aún no hay ninguna decisión tomada. El parate legislativo también contribuye a sostener la tensa calma.
La expectativa está puesta en la actitud que tomarán los radicales que primero deberán sortear sus propias diferencias: algunos hablan de armar bloques separados para recuperar la identidad propia, otros no descartan funcionar como un interbloque de Cambiemos aunque sin quedar subordinados a Vidal.
El sector que ya está afuera es el que lidera Emilio Monzó, el jefe de la Cámara de Diputados de la Nación, quien fue excluido de las listas por Vidal. Hoy tiene seis legisladores, aunque después de diciembre seguirán sólo dos: son los que le pidieron «autocrítica» a Vidal tras las PASO y avisaron que se van. Otros que podrían seguir ese camino son los experonistas que saltaron a las filas de Cambiemos en los últimos años y hoy forman parte del bloque de Diputados como Santiago Passaglia –hijo del exintendente Ismael Passsaglia–, o María Elena Torresi, esposa del dirigente Osvaldo Mércuri. «