Un mes después de la última experiencia de marketing directo que el oficialismo acuñó golpeando puertas, este sábado la alianza Cambiemos volverá a realizar un timbreo en todo el país. En esta oportunidad, según confiaron a Tiempo fuentes del PRO, el despliegue podría incluir al presidente Mauricio Macri, «aunque está confirmado que participarán todos los ministros del Gabinete, y los principales referentes de la UCR y la Coalición Civica», explicó la fuente, que integra la Mesa Nacional de Cambiemos. Será la primera vez que la alianza oficialista sale a mantener un mano a mano con la población luego de la crisis financiera que afronta el Gobierno desde la corrida cambiaria posterior al fin de semana largo del 1° de Mayo y el inicio de las negociaciones de un nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional.
Qué dicen los timbreadores
El último timbreo data del sábado 21 de abril, luego de una dura polémica dentro de Cambiemos por el impacto negativo del tarifazo, que la UCR y la Coalición Cívica reclamaron frenar y prorratear los aumentos en las facturas de gas y luz para morigerar el impacto negativo en el bolsillo de la clase media. «No fue una de las mejores experiencias que tuvimos. Fue un poco heavy (pesado), porque hablamos con mucha gente que destacaba las obras de asfalto, o de cloaca, pero al mismo tiempo nos decían que realmente tenían problemas económicos, y que el aumento los perjudicaba», se animó a contar uno de los participantes de los timbreos realizados en el conurbano sur, es decir, la tercera sección electoral bonaerense.
La lectura se contrapone con la percepción de otro joven macrista, que cumple funciones en el Ejecutivo, y que recordó una escena que aún menciona en reserva. «Algunos domicilios tenían una casa adelante, pero dos más atrás. Todos se quejaban del aumento de la luz, pero compartían la factura y tampoco pagaban tanto. Sólo 1500 pesos, cuando antes pagaban 700», graficó el «timbreador» de ocasión para relativizar el impacto del tarifazo, en una imagen política que ya tiene 30 días de antigüedad. La percepción del funcionario, en este caso, omitió las devoluciones de otros timbreadores que palparon los lamentos vecinales por la ausencia de efectivo, por la más asidua utilización de bicicletas para no pagar el colectivo y por el deterioro de los ingresos familiares, una dinámica muy ostensible en los barrios del conurbano donde gran parte de la economía cotidiana es absolutamente informal y mucho más sensible a los impactos inflacionarios.
Misión: negar la repetición del pasado
Para la dinámica comunicacional de Cambiemos, y del Gobierno, la demanda define la oferta, y no al contrario. En el laboratorio del oficialismo que interpreta esos mensajes, las muestras del mes pasado devolvieron una imagen negativa y crítica sobre la situación económica. Este sábado, las escuderías de funcionarios podrían encontrarse con un escenario que confirme las encuestas que maneja la Casa Rosada: un alto nivel de malhumor, angustia y decepción ante las consecuencias de la corrida cambiaria y el inevitable impacto en los precios, que superará las estimaciones inflacionarias de, al menos, los próximos dos meses.
Así como el jefe de Gabinete Marcos Peña, y luego el Presidente, insistieron que esta situación no se asemeja a la crisis de diciembre de 2001 y que no es la repetición del pasado, la estrategia de contención que desplegará el próximo timbreo intentará escuchar las preocupaciones y contestar con un decálogo de conceptos, que Cambiemos ya distribuye a los funcionarios que golpearán puertas este sábado, bajo el título de «Timbreo de Cercanía».
Instructivo: mensajes «in vitro»
«La idea de este timbreo es acercarnos al vecino para escucharlo. Mostrando la proximidad del Gobierno al mismo para que se sienta atendido y comprendido», reza el encabezado del instructivo difundido por Telegram que, en todas sus versiones, arranca con partes del discurso del Presidente en sus dos últimas apariciones. Este miércoles habló durante la conferencia de prensa realizada en residencia presidencial de Olivos y antes en un mensaje grabado desde Morón.
Antes de mostrarse ante la prensa, en las tres oportunidades anteriores, el jefe del Estado grabó sus palabras en videos que fueron distribuidos a través de las redes sociales. El primero fue para defender el tarifazo e incluyó un viaje al yacimiento gasífero de Vaca Muerta, en Neuquén, para defender el aumento ante la grabación. Una especie de cadena oficial sin la utilización del Servicio Radio y Televisión, ni la acartonada liturgia del discurso ofrecido desde el Salón Blanco. El segundo experimento de ese tipo se concretó hace diez días, cuando Macri anunció en 2,37 minutos que iba a iniciar negociaciones de endeudamiento con el FMI y el tercero data de esta semana, para retomar la iniciativa, junto a Vidal.
En esa aparición, y en la rueda de prensa, el aparato de comunicación presidencial puso a prueba un discurso que se reproduce en los instructivos para timbreadores de este sábado. Para cada provincia el material tiene un decálogo de respuestas específicas sobre seguridad, casa propia para la clase media, cortes y piquetes, metas de inflación, aumento de tarifas y las principales preocupaciones que arrojen las encuestas.
El ayuda memoria repasa gran parte del discurso segmentado que fue diseñado para el Presidente, con el fin de comprender y contener la desazón, especialmente, de la clase media. «Sé que estos días despertaron angustia y preocupación entre los argentinos. Miedo a que situaciones como la que vivimos puedan generar una crisis mayor, como ya hemos tenido en el pasado. Lo entiendo. Pero estamos lejos de eso. No hay una situación comparable a otras crisis. Estamos en condiciones de superar juntos las dificultades que puedan surgir porque incorporamos las enseñanzas de esas situaciones difíciles de nuestra historia y estamos preparados para prevenirlas, tal como hicimos cuando llegamos al gobierno. Evitamos una gran crisis», evoca el documento que posiblemente sea repetido por este sábado, como parte de un mantra anticrisis para reducir los daños políticos del ajuste que se avecina.