Elisa Araujo estaba saliendo del Centro Cultural Maca para asistir a la presentación del libro Historias Desobedientes, cuando la profesora del taller literario la frenó y le presentó a un nuevo alumno, un señor mayor que conocía de sus clases de yoga. La directora del espacio cultural lo reconoció y se le heló la sangre: era un vecino de la vuelta del que lo último que supo era que había sido detenido por crímenes cometidos en la dictadura cívico-militar. Llevó la noticia a los Vecinos de Villa Elisa por la Memoria, la Verdad y la Justicia, del que forma parte. El sábado próximo el espacio de Derechos Humanos de esa localidad del norte de La Plata, junto a otras organizaciones y colectivos, realizarán un acto de repudio a la presencia del represor Eduardo Carlos Videla, exmilitar de 65 años acusado por crímenes de lesa humanidad que fue liberado por el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca que debe juzgarlo. El debate todavía no tiene fecha.
Videla se pasea por las calles de Villa Elisa desde el 21 de febrero pasado. Es un exoficial que se desempeñó en la compañía de combate «Mayor Keller» del Batallón de Comunicaciones 181 de Bahía Blanca, donde fue jefe de sección de un grupo comando entre 1976 y 1979. Está imputado en la causa conocida como «Ejército IV» que espera llegar a juicio en el Tribunal Oral Federal, donde está acusado de haber participado en 52 casos de secuestros y torturas. Los otros dos acusados en la causa son Vicente Alfredo Flores, que vive en La Matanza, y Oscar Norberto Moschini, domiciliado en la ciudad de Buenos Aires.
Para repudiar su presencia, el sábado a las 15 el organismo de Derechos Humanos realizará en el Paseo de la Memoria un acto en el que hablarán el exjuez Carlos Rozansky, el periodista y abogado Pablo Llonto y Azucena Racosta. «Va a ser una actividad de concientización y de visibilización de la situación, en la que como vecinos vamos a decir que no queremos genocidas en el barrio», explicó Cristina Lambeye, exjueza y miembro de Vecinos por la Memoria.
La noticia del acto puso en alerta a los grupos progenocidas –quienes mencionan como presos políticos a imputados y condenados– que a través de sus blogs acusan de agresivos a los vecinos. «Lo sentimos como una amenaza velada», explicó Lembeye que aclaró que la actividad no será un escrache. De hecho, no difunden la dirección de Videla.
El represor recuperó su libertad luego de pasar cuatro años y medio en prisión preventiva y volvió a su casa en el barrio Dumor de Villa Elisa. «El juicio se podría haber hecho perfectamente porque el requerimiento de elevación es de diciembre de 2016. Es decir, el tribunal tuvo dos años y medio para hacer el juicio. Nosotros consideramos que esto es parte de la bajada política del gobierno respecto a los delitos de lesa humanidad», consideró Lembeye.
Cuando los alumnos del taller de literatura en el centro cultural Maca se enteraron de quién era Videla desertaron y el curso cerró. Continuó poco después en la Librería Villa Elisa, un lugar donde se reúnen miembros de Vecinos por la Memoria. Y el represor volvió. «Nos llama la atención que va a los lugares donde se nuclean militantes de este organismo de Derechos Humanos», explicó Rodolfo Luna, uno de sus integrantes. Y contó que vecinos del represor vieron a militares en actividad visitar a Videla. «Nos parece que es un tipo activo», opinó.
El tribunal federal de Bahía Blanca no está conformado y es subrogado por Roberto Amabile (juez de Cámara), Marcos Aguerrido (de La Pampa) y un juez jubilado de Río Negro. Entre noviembre y marzo, los jueces dispusieron el cese de la preventiva de Videla y otros 35 represores. Los fiscales José Nebbia y Miguel Palazzani apelaron, pero la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó por mayoría la decisión del tribunal. El 20 de mayo pasado, el fiscal Javier de Luca recurrió esa decisión que ahora debe definir la Corte Suprema.
Por eso Luna señaló al Tribunal que debe sentarlo en el banquillo. «La Justicia es cómplice. Estamos conviviendo con un genocida porque dos jueces durmieron la causa que debería haber llegado a juicio. Nosotros queremos que lo juzguen», concluyó. «
Testimonio clave en el juicio Contraofensiva
Un ex cabo primero contó durante el juicio por la represión a la Contraofensiva de Montoneros cómo funcionaba el mecanismo de secuestros, torturas y desapariciones de Campo de Mayo. Se trata de Nelson Ramón González, quien dio detalles de cómo fueron fusiladas cuatro personas, entre ellas Pato Zucker, el hijo del actor Marcos Zucker, y Federico Frías. También aportó datos acerca de los vuelos de la muerte, según el blog Juiciocontraofensiva.
González, ex cabo primero que se incorporó al Ejército en 1975 como voluntario, declaró el jueves en la octava audiencia de la causa y dio detalles de lo que vio y escuchó cuando estuvo destinado en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo. Su testimonio amplió lo que había declarado en instrucción ante el juez Ariel Lijo. Relató que una mañana el capitán Gervoni le ordenó dirigirse con un caballo hacia la zona del polígono de tiro del predio, y que en el puesto de control lo detuvo un cabo porque acababan de llevar a cabo fusilamientos. Según su testimonio, participaron algunos jefes del Ejército, entre los que estaba Cristino Nicolaides, quien luego sería parte de la última junta militar antes de la restauración democrática.