A horas de la votación en el Congreso para tratar el veto al aumento de las partidas de universidades, en Casa Rosada confían en que tendrán el respaldo para mantener la decisión presidencial. Así lo confirmó ante este medio una fuente al tanto de las negociaciones con el sector más dialoguista de la oposición, que garantizó presencialidad y apoyos.

Aunque se apresuran en advertir que el resultado final se conocerá una vez que se escuche el silbato que marque el final del partido, dentro del gobierno confían en que lograrán reunir entre 81 y 84 voluntades. El número, indefinido hasta último momento, se compone de diputados propios, el PRO, un sector del radicalismo y las bancas federales.

En la calculadora de la mesa chica, el único espacio que se pliega completo es el del oficialismo. Con sólo 39 bancas en su haber, el asesor todoterreno Santiago Caputo dejó de lado por unas horas la rivalidad que mantiene con Mauricio Macri y se encontró cara a cara con el ex presidente para intentar conseguir el apoyo mayoritario del partido amarillo.

La reunión tuvo lugar la semana pasada, en las oficinas de la escribanía que supo comandar Caputo padre. Según pudo saber este medio, el encuentro estaba pactado desde hacía varios días y fue un pedido expreso del presidente Javier Milei a su mano derecha para volver a aceitar la entrecortada relación que el líder libertario mantiene con su antecesor.

Durante la cumbre, que se extendió cerca de dos horas y no contó con aperitivos de ningún tipo, los barones acordaron renovar el apoyo legislativo que el PRO le concedió al oficialismo. También, aprovecharon la ocasión para acordar las bases de funcionamiento conjunto de cara al futuro con una única condición: no cogobernar.

Aunque la reunión se habría dado en buenos términos, circularon versiones de que la realidad habría sido contraria. Dentro del gobierno especulan que los dichos vienen por parte del entorno de Macri, quien no habría quedado conforme con la insistencia del asesor de dejarlo deliberadamente fuera de la gestión.

Ritondo negociando y los bloques bancando

Tras el encuentro con Macri, quien tomó la posta de las negociaciones fue el jefe del bloque amarillo, Cristian Ritondo. El encuentro, también a solas, mantuvo el espíritu del que ya había protagonizado el ex presidente. El mismo se dio en las vísperas de la confirmación del interbloque que conformarán el PRO y el MID de Oscar Zago -quien se encuentra de viaje, razón por la cual su bloque aportará sólo dos bancas- en los próximos días.

Como ya contó este medio, la unión entre los dos principales aliados de LLA no cayó en gracia en Casa Rosada, desde donde se encargaron de hacer conocer el apocamiento que les supone esta nueva confluencia parlamentaria.

A pesar de estos contratiempos, 35 bancas del partido amarillo están aseguradas. Los únicos dos que no cambiaran su voto contra el veto serán los larretistas Álvaro González y Héctor Baldassi, que volverán a marcar sus diferencias con el ala dura del PRO en medio de la disputa eterna que el ex jefe de gobierno mantiene con quien supo ser su padre político.

Siguiendo con el poroteo, en el gobierno afirman que también cuentan con el apoyo de, al menos, dos radicales. Se trata de Mariano Campero y Luis Picat, el ala libertaria del partido centenario que formó parte de la foto de los 87 héroes que también apoyó el veto jubilatorio. Con las conversaciones todavía abiertas, en el oficialismo confían en que podrán convencer a otros tres díscolos y aumentar así la masa oficialista en la Cámara.

En tanto, en un despacho con acceso directo al del presidente vaticinan que también tendrán el apoyo de los tres diputados del bloque Independencia, que responde al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo. El peronista devenido en libertario ya adelantó que apoyará todas las medidas que tome el gobierno en favor del equilibrio de las cuentas públicas, incluso el desfinanciamiento universitario. La misma postura adoptó su coterránea, Paula Omodeo, quien también se suma al rejunte de bancas que acumula el oficialismo.

Con las bancas justas, en Casa Rosada negocian ausencias y abstenciones. En este grupo, entran los ocho federales dialoguistas de Innovación Federal, que mostraron su apoyo a la Ley Bases y la mayoría de los proyectos que presentó el oficialismo. Con esta condescendencia, en el gobierno negocian a contrarreloj con la salteña Pamela Calletti para lograr la presencia y posterior abstención del bloque.

Además de Santiago Caputo, los encargados de cerrar minuto a minuto las negociaciones son el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y su primo lejano y mano derecha de Karina Milei, Eduardo ‘Lule’ Menem. Con años dentro del Senado, el riojano, quien mejor uso hace de la herencia política del ex presidente, recibe desde la semana pasada un desfile de diputados dialoguistas a quien convence con mano de cirujano chino.

Si bien en el Gobierno están confiados, lo cierto es que la posibilidad de sufrir otro revés sigue latente. Ante este escenario, cerca del presidente advierten que, en caso de que el veto sea rechazado, adelantaron que recortarán partidas de otros sectores para mantener la fantasía libertaria del déficit cero.

En este sentido, adelantan que el primer sector que sufrirá el paso de la motosierra será la obra pública, ya notablemente reducida desde el inicio de la gestión. Según los números que manejan en la mesa chica, se aplicaría recorte de 3,6 millones de pesos en esta área para compensar el desbalance de 0,14% del PBI que implicaría la aplicación del nuevo presupuesto universitario.