Desde las 13 horas comenzaron a concentrarse los miles de manifestantes que decidieron salir a la calle el viernes pasado a pesar de la escalada represiva y la militarización impuesta por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a lo largo de todo el centro porteño.
Fueron las organizaciones agrupadas en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia las que finalmente participaron de la movilización que, sobre las 17, llegó al Congreso Nacional, luego de recorrer Avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo.
El recorrido había sido consensuado con el gobierno por los organizadores, encabezados por el titular del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, que exigieron al Ejecutivo las condiciones mínimas para poder manifestar su oposición política a la visita de los mandatarios que asistieron al G20. Esta posición fue ante la intención del gobierno de impedir el paso en la avenida Independencia. Con todo, el recorrido de la movilización fue sometido a un estricto y abrumador control de las fuerzas de seguridad. Se mantuvieron apostadas en los márgenes de las columnas con ostentosos carros hidrantes y un arsenal de dispositivos antidisturbios que dieron un marco de tensión a toda la marcha.
Los organismos de Derechos Humanos y organizaciones políticas y sindicales identificadas con el kirchnerismo decidieron no participar de la movilización. Así las cosas, en la cabecera, bajo la consigna «Fuera el G20 y Fuera el FMI», se pudo ver a la miembro de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, acompañada por los dirigentes de los partidos de izquierda y de la CTA Autónoma. Estaban Néstor Pitrola y Marcelo Ramal, del Partido Obrero y el Frente de Izquierda (FIT); también sus socios del FIT, los dirigentes del PTS Nicolás del Caño y Myriam Bregman. Se pudo ver además a Vilma Ripoll, del MST, y Manuela Castañeira, del MAS. La CTA Autónoma sumó a Ricardo Peidró, Hugo «cachorro» Godoy y su referente político Claudio Lozano.
Entre las columnas también se notaron los manifestantes del triunvirato de organizaciones sociales: la CCC, Barrios de Pie y la CTEP. La movilización ocupó el espacio correspondiente a unas diez cuadras y se destacaron los cánticos contra el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contra Mauricio Macri y el recientemente electo presidente de Brasil, Jair Bosonaro.
Al llegar al Congreso fue Cortiñas la encargada de dar lectura al documento consensuado entre los convocantes. Allí los organizadores denunciaron al G20 como «el club privado de las potencias imperialistas, que mantienen a los organismos multilaterales de crédito y de comercio como socios e invitan a los llamados países emergentes a poner la mesa».
El propósito, según el documento, es el de «disputar por las materias primas y los mercados, descargando planes de superexplotación sobre los trabajadores, las trabajadoras y los pueblos»; generando «guerras, hambrunas, miseria estructural, depredación de recursos naturales y del medio ambiente».
Al mismo tiempo denunciaron la «sumisión del gobierno de Macri a las políticas que impulsa el G20, como el acuerdo con el FMI que nos condena a una deuda ilegítima e impagable y al ajuste eterno».
Por último, el documento repudió el «enorme dispositivo de seguridad instrumentado por Patricia Bullrich, un verdadero cerrojo para aislar la ciudad de Buenos Aires» que equipararon con un «verdadero estado de sitio».
Una vez leído el pronunciamiento, las columnas se desconcentraron por la calle Solís. A pesar del enorme operativo montado por las fuerzas de seguridad, no se registraron incidentes. Lo que sí hubo fueron detenciones arbitrarias. Comenzaron por la mañana, con el arresto de Guillermo Pistonesi, dirigentel del PTS, por portación de handys para organizar la marcha.
Y al finalizar la movilización, fueron requisadas las camionetas del Partido Obrero y el PTS, y detenidos los militantes que transportaban banderas y bombos, aunque finalmente fueron liberados. «