Nadie lo dice en voz alta, pero por lo bajo admiten que Juan Manzur se convirtió en una cuarta parte de la coalición de gobierno. La crisis política que se desató en el oficialismo apenas hace tres semanas resquebrajó la estructura del Frente de Todos. Y por esas grietas entró un inesperado dirigente que en los primeros días del nuevo equipo de funcionarios logró posicionarse en el centro de la gestión y la campaña. Lejos de ser apenas un nuevo Jefe de Gabinete, el tucumano se convirtió en un factor de poder en un esquema que antes era de a tres.
Manzur aceptó el cargo después de que tres gobernadores le dijeran que no a Alberto Fernández, cuando buscaba el sucesor de Santiago Cafiero. Además, Manzur tenía que dejar su provincia en manos del vicegobernador, Osvaldo Jaldo, quien rompió el bloque oficialista y lo enfrentó. El cargo de jefe de Gabinete, una papa caliente en manos de cualquiera en ese momento, iba a ser aprovechado en su máximo despliegue. Manzur pidió ser interlocutor central con todos los actores. Y, hasta el momento, lo logró. “Era un rol que se necesitaba, más de armador político, que logre contener a otro espectro del peronismo más clásico que se sentía poco contenido”, describen cerca suyo.
Entre sus credenciales exhibe vínculos con sectores a los que Cristina Fernández no llega, como el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, –quien había criticado la carta pública de la vicepresidenta-, el neuquino, Omar Gutiérrez, o incluso el cordobés, Juan Schiaretti, a través de la diputada y esposa del gobernador, Alejandra Vigo.
Sin embargo, sostienen cerca suyo, que su rol no reemplaza el vínculo que fue armando desde el Ejecutivo el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, con quien asegura, trabaja muy bien.
Durante esta semana, también estuvo con el entrerriano Gustavo Bordet, el santafesino Omar Perotti, el pampeano Sergio Ziliotto y el chubutense Mariano Arcioni. Es que en La Pampa, Santa Fe y Chubut, el Frente de Todos necesita ganar para poder meter el segundo senador y no perder la mayoría que tiene en la Cámara Alta.
A Manzur se le asignó desde un primer momento ese papel más territorial dentro de la coalición, una representación que excede incluso a los gobernadores del “norte grande” donde le ganó la interna en representatividad al chaqueño Jorge Capitanich con quien tensionaba.
Manzur también exhibe su vínculo con la CGT y con el abogado laboralista patronal Daniel Funes de Rioja. Este viernes, fue artífice del encuentro en la Rosada de la dirigencia sindical con el presidente, y a quienes comprometió para que militen en la elección de noviembre. El encuentro fue además el preludio del acuerdo de renovación de autoridades de la central obrera que incluirá al moyanismo.
“El objetivo político electoral es contener a quienes se sintieron medio afuera o poco cuidados durante el tiempo anterior”, grafican.
“Genera calma y confianza por el vínculo político propio que tiene con estos sectores, lo que lo hace ser predecible porque se sabe lo que piensa, quién es y, cuáles son sus vínculos”, describen sus colaboradores.
Por lo pronto, al igual que el resto de los ministros, Manzur tiene asignada tareas de campaña para revertir el resultado de las PASO en noviembre. Su aporte es ir a buscar “el voto que se fue, ese peronismo más clásico, reacio de ciertas formas más cercanas al kirchenrismo. Incluso, su paso por el Gabinete matancero cuando gobernaba Alberto Ballestrini, le dejó vínculos en el conurbano, en particular con Fernando Espinoza y Mario Ishii. “Son tipos que van a jugar a fondo”, sintetizan.
En este nuevo mapa de poder, Manzur entró con peso político propio al esquema institucional, pero su desempeño depende también en gran parte de su vínculo con las otras cúpulas de la alianza gobernante.
Según afirman, la relación con Cristina está “recompuesta”. Y con Alberto Fernández es cotidiana.
Sergio Massa, anotado para la carrera presidencial de 2023, ve sumarse a otro actor que no pertenece a la fórmula y que se acomoda a su lado en una configuración de poder todavía muy inestable. «
Julián Domínguez, a La Pampa
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, viajó a La Pampa en busca del voto rural. Acompañado por el gobernador pampeano, Sergio Ziliotto, se reunió con representantes de entidades provinciales del campo para analizar la situación del sector y las medidas implementadas en el país y en la provincia. Allí también fue a apoyar la candidatura de María Luz Alonso, Luchy, secretaria Administrativa de la Cámara Alta y de máxima confianza de la vicepresidenta Cristina Fernández.
Estuvieron representantes de la CRA, CARBAP, CONINAGRO, Federación Agraria, y la Sociedad Rural. Destacaron la apertura de las exportaciones a China y pidieron “previsibilidad de la carne”.