La crisis económica que hundió los ingresos de los sectores medios y populares, destruyó comercios y pymes, y disparó el desempleo a niveles de 2006 no es consecuencia del error o la «mala praxis»: es obra de un programa de gobierno destinado a generar el desastre social que provocó. Y favorecer a un club de amigos.
Marcelo Mindlin es socio premium de ese club. Su empresa, Pampa Energía, cuenta con once centrales de generación eléctrica, la transporta (Transener y Transba) y la distribuye y comercializa (Edenor) a cerca de 3 millones de clientes. Además controla TGS –una de las dos transportistas del gas por redes–, y en 2016 se quedó con Petrobras, lo que le dio acceso a uno de los negocios más lucrativos del momento: explotar hidrocarburos en Vaca Muerta.
Mindlin obtuvo el mote de «zar de la energía» en la década pasada, pero sus ganancias se dispararon con Mauricio Macri en el poder. Una muestra: según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV), sólo en el primer trimestre de este año Pampa ganó el 68% de todo lo que obtuvo en 2017.
El gobierno regó ese fabuloso resultado con tarifazos y subsidios. Y la fiesta continúa: el proyecto de Presupuesto –plagado de recortes a sectores medios y desposeídos–, incrementa fuerte la partida destinada a subsidiar la explotación de gas no convencional.
Mindlin, por cierto, no es el único beneficiario. Comparte beneficios con otros miembros de la élite, como Paolo Rocca (Tecpetrol) y Eduardo Eurnekian (CGC). Mindlin, Rocca y Eurnekian constituyen el trío que más se expandió en ese negocio: desde 2015, su presencia trepó un 240% y hoy explica el 13% del total de la producción nacional de gas.
La mejora fue posible por los subsidios, que este año insumirán recursos públicos por unos 500 millones de dólares. El gobierno, según el Presupuesto, pretende otorgar unos 200 millones más.
Macri y Mindlin comparten, entre otras cosas, el gusto por las bellezas patagónicas y el sigilo fiscal. Según reveló el periodista Horacio Verbitsky, el empresario blanqueó 770 millones de pesos. Unos 44 millones de dólares, al cambio de entonces. Una suma similar a la que trascendió que habría pagado por IECSA, la constructora del clan Macri. El vendedor fue el primo del presidente, Angelo Calcaterra, que zafó de la cárcel con la figura del «imputado colaborador» en el Gloriagate.
Mindlin también está vinculado a ese expediente. Según los escritos adjudicados al chofer Oscar Centeno, el 14 de mayo de 2009 el secretario de Energía Roberto Baratta habría retirado bolsos con dinero de las oficinas ubicadas en el piso 26 de Bouchard 547. Para esa época, el domicilio constituía la sede central del grupo Pampa. Pero el juez y el fiscal ni siquiera citaron a Mindlin a declarar.
Ventajas de tener amigos influyentes en un país que, de tanto en tanto, purga la membresía de su élite con fingidos espasmos de moralidad. «