Hay veces que los planetas se alinean. Pasa en la política como en la vida. Son momentos en que los actores se acomodan, como diría Perón, en su justa medida y armoniosamente. En otras tantas ocasiones, cuando un escenario coincide de un modo tan eficiente con varias necesidades de un presidente, cuando parece un juego de billar en el que se asestó el golpe en el punto justo de la bola blanca para que haga banda, carambola, y meta todo lo que queda sobre la mesa en un recorrido majestuoso, en ese momento, se hace al menos inevitable preguntarse sobre la consistencia de la información que circula.  

Este efecto de carambola perfecta es el que produce la encuesta de la consultora Managment & Fit que captó este jueves la atención de la mayoría de los medios. En el Destape Web y en las redes sociales mostraron además que la suma de los datos del sondeo superaba el 100%, lo que sirve para incrementar las dudas.

La medición dio los siguientes números de intención de voto para las PASO del próximo 11 de agosto: Alberto Fernández midió 39,7%; Mauricio Macri apareció levemente por debajo, en empate técnico, con 38,6; luego siguió un Roberto Lavagana devaluado, con 6,9%, y detrás el resto de los competidores.

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(Foto: Managment & Fit)

Se impone para seguir con el análisis un repaso por las necesidades políticas que la Casa Rosada tiene en este momento y cómo estas cifras encajan como anillo al dedo con cada una de ellas. Son:

1) En el equipo de campaña de Macri parten de la base de que un nuevo salto del dólar dejaría al presidente fuera de carrera y que para calmar “a los mercados” el mandatario debe aparecer con chances ciertas de ganar elección.

2) El oficialismo, mirando experiencias anteriores, sabe que un sector de sus votantes se moviliza menos a las urnas en las PASO que los adherentes del peronismo y teme que eso colabore con una diferencia de más de cinco puntos en agosto a favor del Frente de Todos (FT) y que se genere “pánico económico”. Por eso pretende estimular a “su gente”  para que vaya al cuarto oscuro en  las primarias.

3) Entre los electores de Lavagna, de José Luis Espert y de Juan José Gómez Centurión, hay un sector que en un balotaje se inclinaría por el gobierno antes que por el FT. El macrismo pretende adelantar este proceso de selección por el mismo temor mencionado antes.

Los números de Managment son el punto exacto para satisfacer todas estas necesidades. La paridad con el presidente levemente por debajo es la carambola para conjugar lo que se acaba de enumerar: puede ganar, pero necesita a los que lo acompañarían en una segunda vuelta y a “los propios” que quizás no le vean sentido a ir a las urnas en agosto. Además, en el resto de las consultoras, cercanas al oficialismo o la oposición, el binomio del FT aparece entre cinco y ocho puntos por encima de Macri-Pichetto.   

Son tantas las coincidencias entre las necesidades de la Rosada y las cifras de M&T que se hace inevitable recurrir a una definición inspirada en un sabio dicho popular que contiene en sí mismo una pregunta y una respuesta: No sé si las operaciones de opinión pública existen, pero que las hay, las hay.