Desde el Centro de Estudios de Política Argentina (CEPA) sostienen que existen serios cuestionamientos al cálculo de la pobreza estimada por el INDEC anunciado por el propio presidente Mauricio Macri y que supone una baja de casi cinco puntos en un año. Las razones que critican el índice de 25,7% son tres: mide una población con más adultos (la niñez siempre es más pobre), usa una encuesta del 2005, la época en la que los servicios incidían poco porque estaban subvencionados, y contradice la baja de los salarios reales, de las jubilaciones y de las asignaciones.
Luego de que finalizara el apagón estadístico, Jorge Todesca tomó una decisión: cambiar las proyecciones poblacionales al aumentar la proporción de adultos sobre la población total. «Esto reduce el índice de pobreza de manera artificial. Todesca dijo que somos 47 millones, pero está mal distribuido, porque sostuvo que hay más adultos y menos menores, un segmento de la sociedad que tiende a ser más pobres. Es una picardía que se mandaron, sostuvo Hernán Letcher, director del CEPA.
Otro de los cuestionamientos a la medición oficial es que se usó una Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de 2005, cuando los servicios como la luz, gas y agua, estaban subvencionados y pesaban menos en el índice global, apenas era un 4,8 puntos del índice de gastos (4 de luz y gas y 0.8% de agua), lejos del 24.6% de la importancia de los alimentos y menos del 5,6% de indumentaria y calzado. Los servicios pesaban menos en el sector de referencia. Toman la Engho de 2005 porque había subsidios. Se hace un análisis a partir de un origen equivocado. Habría que elaborar una nueva Engho, sostuvo Letcher.
En tercer lugar, desde el CEPA remarcan que al parecer a los deciles de ingresos cercanos a la línea de pobreza les ha ido bien, mejor que el resto de la sociedad. Aunque esto naturalmente puede suceder, parece contraintuitivo que haya sucedido en los últimos dos años, sobre todo a partir de las políticas implementadas por Macri.
La pobreza suele presentar comportamientos similares a la evolución del mercado de trabajo tanto en empleo como en salario. Según el INDEC, la AUH bajó 11%, la jubilación mínima un 7%, el salario registrado promedio un 3%, la desocupación subió un 1,3%, y la tasa de empleo no registrado subió dos puntos. «La pobreza habría bajado en la Argentina habiéndose generado exclusivamente empleo informal y monotributismo, ironiza Letcher.
El analista sostiene que si en la comparación del segundo semestre de 2017 con el segundo semestre de 2015, se redujo el salario real de los registrados, las jubilaciones y la AUH en términos reales (además de las pensiones no contributivas) y se redujo el salario mínimo vital y móvil, aumentó la desocupación y aumentó el trabajo informal es de inferir entonces que la pobreza en el segundo semestre de 2015 era sensiblemente inferior al 25%.