Con un timbreo nacional el macrismo cerró ayer una semana caracterizada por una altísima dosis de noticias centradas en el presidente. Desde Nueva York, el beso con la Primera Dama y la bicicleteada por el Central Park devolvieron a un Mauricio Macri relajado, papelón malvinero de por medio. Menos feliz fue el falso viaje en colectivo del pasado jueves que se viralizó bajo el hashtag #MacriPopular justo cuando desde el PRO transitaban una jornada para afinar la comunicación partidaria.
De Macri para abajo y desde el Partido Demócrata Progresista para arriba, pasando por el Partido FE, el radicalismo y la Coalición Cívica, todos los dirigentes que conforman la alianza gobernante salieron a ponerle el pecho a una gestión que desde el tarifazo transita erráticamente su décimo mes en el poder. El viaje a Estados Unidos terminó generándole al PRO un enorme dolor de cabeza, cuando su propia canciller, Susana Malcorra, y el gobierno británico desmintieron al presidente. Además de la minicrisis diplomática, la visita a la Gran Manzana dejó dos instantáneas de Macri que tuvieron alta rotación en los medios (ver aparte).
«No es que fue al Central Park para la foto. Fue a andar en bicicleta y decidimos circular la foto. La intención fue mostrar a Mauricio en su cotidianeidad», aclararon. Sobre el periplo fantasma por Pilar no hubo comentarios.
Por las calles de Quilmes
El reluciente hormigonado de la calle Monroe fue el lugar elegido por Cambiemos para encarar su quinto timbreo del año en Quilmes. Norma Bertola, una jubilada de 80 años, aguarda emocionada la llegada del contingente multipartidario encabezado por el alcalde local. «Por fin el intendente nos puso el asfalto, nos lo prometieron todos los gobiernos. No sabés los barriales que se hacían, los remises no querían entrar», comenta extasiada. Acto seguido le explica a su hermana que Martiniano Molina es «uno peladito que antes cocinaba». Cocinero y ex jugador de handball, Molina gobierna el municipio del sur desde diciembre pasado. Pero se hace esperar y arriba 40 minutos tarde a la cita.
«Es una buena herramienta, no vamos a las casas de los fanáticos, no tendría sentido levantarse un sábado a la mañana para charlar con gente que ya nos apoyó con su voto», explican desde Casa Rosada sobre la mecánica del timbreo. ¿Reciben insultos? «Es una oportunidad para la gente para poder hablar con los funcionarios. La gente lo aprovecha», completan sobre uno de los caballitos de batalla que le permitieron al macrismo derribar las barreras porteñas y conquistar la provincia de Buenos Aires. Si bien Molina es la máxima figura de la comitiva quilmeña, Francisco Quintana, jefe del bloque PRO en la Legislatura porteña hace las veces de director técnico. «Nos sirve de mucho poder escuchar las inquietudes y demandas de la gente. Pero también que nos transmitan su acompañamiento y optimismo», le dice a Tiempo antes de completar la jornada con una recorrida por la Ciudad.
La Coalición Cívica aportó a dos dirigentes de peso del armado nacional: Maxi Ferraro, también diputado porteño y presidente del Congreso Nacional de la Coalición Cívica y la secretaria general del partido, Maricel Etchecoin. «Vamos a definir nuestra estrategia a fin de año o principios del próximo. Nos sumamos al timbreo como a otros espacios de la institucionalidad de Cambiemos», resume Ferraro. La retrasada cristalización del acuerdo con el PRO en la Ciudad eriza los pelos de varios dirigentes amarillos, quienes preferirían terminar con las especulaciones y tener a Martín Lousteau dentro del espacio y no compitiendo con Horacio Larreta.
Por la Coalición también estuvo la parlamentaria del Mercosur Mariana Zuvic, cuyas botas Louis Vuitton de caña baja generaron un interesante contraste con los montículos de tierra acumulados en las veredas del barrio El Refugio. Después de algunas idas y vueltas, Elisa Carrió aceptó participar del timbreo, aunque en Exaltación de la Cruz, en donde reside. «