Cuente con nosotros para hacer a América grande de nuevo”, dijo el presidente argentino, Javier Milei, en un mensaje difundido por las redes sociales, luego del triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. El mensaje daba cringe, como llaman los adolescentes a la vergüenza ajena. Era parte del operativo clamor de Milei para que Donald le atienda el teléfono. Al cierre de esta nota, la comunicación no se había producido.

Milei espera el gesto de Trump para enviar una señal a los especuladores financieros. Quiere mostrar que cuenta con la confianza de quien ocupará la Casa Blanca a partir de enero. Y que tendrá el apoyo político para renegociar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para hacer frente a la montaña de vencimientos de deuda que tiene por delante. Esa deuda que tomó su socio político, Mauricio Macri.

El logro que puede mostrar Milei en estos diez meses de gestión es la estabilidad financiera y su efecto en la contención de la inflación. Lo demás viene en caída. La tasa de inversión de este año se calcula en 16% del PBI; en el 2023 fue del 22%. ¿No era que ajustar al Estado, a los jubilados, los trabajadores, los estudiantes, traía la lluvia de inversiones del sector privado? Parece que no. La pobreza subió del 41 al 52%y la economía caerá alrededor del 3,5% en todo el año. Sin embargo, la estabilidad de los dólares financieros, lograda en parte porque la clase media no tiene capacidad de ahorro y, al contrario, vende dólares para sobrevivir, está bajando la inflación. Sería necio negar que esto recreó las expectativas positivas sobre el mediano plazo. Le renovó el crédito a Milei con su base electoral.

Es un “éxito” sostenido con alfileres y que depende del dólar. Y el valor del dólar depende entre otras de una nueva renegociación con el Fondo. La llave la tiene Doland.

En 2018, un llamado telefónico de Steven Terner Mnuchin, secretario del Tesoro durante la primera presidencia de Trump, destrabó los 45 mil millones de dólares que le prestaron al gobierno de Mauricio Macri. El desembolso tuvo un sentido geopolítico. Washington apostó a que con esos recursos lograría la reelección de my friend Macri. No ocurrió. El 2019 fue un aluvión de malas noticias para la derecha regional: estallido social en Chile y el regreso del peronismo en la Argentina. Claro que esos procesos tampoco resultaron como se esperaba y finalmente llegó Milei.

¿Por qué Dolnald no le atiende el teléfono al presidente argentino, que hasta le copió el peinado? Hay cuestiones claras: en la agenda exterior de Estados Unidos Argentina está al fondo de la tabla. Trump sí habló con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que gobierna un país de 21 mil kilómetros cuadrados, un poco más chico que la provincia de Tucumán. ¿Por qué? Según los datos oficiales de 2021, en Estados Unidos viven alrededor de 7.5 millones de migrantes centroamericanos. El 40% son salvadoreños. En la agenda de Trump la cuestión migratoria es central. Lo fue también durante su primera presidencia, en la que construyó un muro en los 3000 kilómetros de frontera entre EE UU y México.

La visión de la política económica está en las antípodas de Milei. Trump apuesta a la intervención del Estado en la economía para defender a la industria nacional estadounidense de los bienes que se generan fronteras afuera. Es casi un peronista. Milei está golpeando a la industria nacional con todas sus medidas.

Macri consiguió el préstamo agitando el fantasma de la vuelta de Cristina y el peronismo, diciendo que eran comunistas. ¿Servirá de nuevo el mismo truco? En ese momento gobernaban Jair Bolsonaro en Brasil y Sebastián Piñera en Chile. Habían creado, a pedido de Washington, el Grupo de Lima para desgastar al chavismo en Venezuela.

Los contextos cambian. Los presidentes de Estados Unidos también deciden su política exterior basados en cuestiones domésticas. Ucrania y Gaza han reemplazado a Venezuela en la agenda de preocupaciones.

Dicen que en el entorno del ministro de Economía, “Toto” Caputo, preferían una victoria demócrata, que la consideraban mejor para la renegociación con el Fondo. ¿Será así? Por ahora Milei tendrá que seguir suplicando que Trump le tire un hueso, uno de esos que el presidente argentino les da a sus hijitos de cuatro patas todas las mañanas, cuando juega con ellos.  «