La fotografía de la Casa de las leyes que recibirá hoy al presidente Alberto Fernández se puede describir en un contexto atravesado por tensiones políticas en las que por un lado se visualiza una interna del Frente de Todos con sus socios lavagnistas y por el otro, un bloque de Juntos por el Cambio que encontró en la discusión judicial un tema que, lejos de avivar la división hacia adentro del espacio, le permitió seguir alimentado la grieta.
Desde que comenzó el gobierno de Fernández, la oposición viene teniendo un papel que oscila entre una postura que pretende ser constructiva y colaborativa como quedó evidenciado en la votación por la reestructuración de la deuda pública externa, y otra que juega a polarizar, marcando un escenario de conflicto que rompe con la armonía institucional que el FDT busca mantener. De este estilo fue la puesta en escena que realizó Juntos por el Cambio en la sesión que aprobó en Diputados el proyecto de ley que modifica el régimen jubilatorio de jueces y diplomáticos.
La discusión sobre los regímenes de privilegio brindó un contexto en el que desde el espacio Juntos por el Cambio se intentó embarrar la cancha utilizando a Daniel Scioli como el argumento perfecto para no pagar los costos de una iniciativa que podía dejar al bloque expuesto ante la corporación judicial.
La amenaza de denunciar judicialmente un quórum conseguido según los opositores de manera “trucha”, planta un terreno diferente de cara al primero de marzo en el que la alianza opositora busca consolidar a su electorado fortaleciendo su discurso de división de poderes para eludir la agenda económica que la compromete inevitablemente. Por lo que Alberto llegará a hablarle a una oposición que oscila entre el acuerdismo y la confrontación permanente.
Por otro lado, en la última sesión se vio afectada la relación con el espacio de Consenso Federal que es parte de uno de los interbloques del oficialismo que componen la Cámara Baja. El armado de comisiones puso en jaque el vínculo con los diputados lavagnistas que hasta el momento oficiaban de aliados del oficialismo.
El enojo se generó ante la conformación de una comisión que será clave este año en el Parlamento y en la que no participa ningún diputado del bloque: previsión social.
El acuerdo político al que se llegó en diciembre con el presidente del cuerpo legislativo, Sergio Massa, de que la distribución no sería de manera proporcional – por la cantidad de diputados que tiene cada bloque- sino a partir de compensaciones, falló a la hora de nombrar a Nicólas del Caño (Izquierda) en ese cuerpo y excluir a Eduardo “Bali” Bucca, Alejandro “Topo” Rodríguez o una figura experimentada dentro del recinto, como Graciela Camaño.
“Massa dinamita cualquier posibilidad de colaboración y es la segunda vez que nos dejan afuera”, le comentó a Tiempo un allegado al espacio, tras recordar que ya se habían sentido apartados cuando el oficialismo y Juntos por el Cambio sellaron “entre ellos” la creación de una mesa con gobernadores para analizar la situación de las deudas que tienen las provincias con Nación.
Por otro lado, es clave analizar cuál será el rol del Congreso de este año, después de períodos de baja actividad legislativa. 2020 comenzó con un febrero intenso debido al trabajo que se realizó en el marco de las sesiones extraordinarias.
Una de las primeras diferencias con el gobierno de Mauricio Macri radica en el cambio de imagen que desde las presidencias de ambas cámaras le quieren dar al Poder Legislativo y que está relacionada con un Congreso activo, que trabaja y que participa de las discusiones y decisiones centrales del país en un momento en el que se quiere poner a la Argentina de pie.
En ese sentido algunos legisladores oficialistas murmuran por lo bajo: “El año pasado tuvimos siete sesiones y en febrero ya tuvimos cuatro”. Y resaltan: «Esto habla de un Congreso abierto donde se da un debate plural en el que se van a sacar mejores conclusiones”.
Los oficialismos de ambas cámaras trabajaron con la oposición para conseguir la aprobación de la mayor cantidad de proyectos que Fernández puso en el temario de urgencias antes de comenzar el período ordinario número 138.
Así, se aprobó la Ley de Emergencia Económica, la reestructuración de la deuda pública externa, la Ley de Góndolas, el consenso fiscal, y la designación de Marisa Graham como defensora de niñas, niños y adolescentes.
Desde el FDT esperan que el domingo se dé adentro del recinto de Diputados un clima respetuoso de la investidura presidencial, donde se valorice por sobre todas las cosas el discurso institucional. «