Este lunes, se cumple un año de la muerte de Hebe de Bonafini, titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y referente del movimiento de derechos humanos argentino. En honor a lo que siempre sostenía, no habrá homenajes este día sino el día de su nacimiento, el 4 de diciembre, cuando se presentará un libro sobre su vida como parte de una semana de actividades que recuerden su lucha y su legado.
Desde ese 20 de noviembre pasaron 51 jueves. 51 marchas a la Plaza de Mayo sin Hebe.
Carmen Arias se puso al hombro cada una de esas plazas y de muchas anteriores, cuando Hebe ya estaba con problemas de salud y no podía encabezarlas. “Para nosotros es muy duro estar sin Hebe, la recordamos cada segundo, ni siquiera cada hora o día. En todo lo que hacemos pensamos qué diría Hebe, que nos aconsejaría y es por ella que seguimos adelante, en honor a ella, porque fue la que nos guió, la que nos enseñó y tenía siempre la palabra justa, aunque muchos la criticaban”, cuenta Carmen en diálogo con Tiempo Argentino.
Carmen es hermana de Ángel Arias Álvarez, militante del PRT-ERP desaparecido el 17 de mayo de 1977. Desde ese momento, acompañó a su madre, María Consuelo de Arias, en la búsqueda de su hermano y en la lucha de las Madres. En 2007, luego de que muriera su mamá, Carmen fue integrada a las Madres como una más y en 2017, 40 años después de las primeras marchas, recibió el pañuelo blanco por parte de Hebe.
“Estos días tengo en la cabeza continuamente las últimas horas que estuve con ella. Estuve como hasta las 2 de la mañana la noche antes de que… y yo la veía mal pero yo pensaba que al otro día ella iba a estar bien porque a nosotros nos parecía que iba a ser eterna. Tengo muy metido el recuerdo de esa noche, que me volví porque los médicos no me dejaron quedar”, dice y agrega: “La tenemos tan presente que pareciera que sigue estando y sigue estando con nosotros de alguna manera. Repetimos sus palabras porque son las que nos guiaron. La guía era ella y en honor a ella tenemos que seguir luchando”.
Carmen recuerda que a Hebe “no le gustaba festejar la muerte ni recordarla y sí festejar su cumpleaños, pero siempre pidiendo algo para los demás”, por eso decidieron homenajearla el próximo 4 de diciembre. Ese día, Demetrio Iramain presentará en la casa de las Madres el libro Hebe y la fábrica de sombreros, un recorrido por su vida construido junto a ella. También habrá otras actividades en los días previos y posteriores que se anunciarán en los próximos días.
“La idea del libro fue contar su historia para entenderla también en el presente, entender por qué decía lo que decía, entender sus posiciones políticas. Desde dónde vino esta mujer que fue tan singular y con una mirada colectiva, porque ella nunca dijo Hebe, ella siempre dijo las Madres. Tenía una personalidad muy fuerte y pudo sintetizar, por esa gran capacidad que tenía, la multiplicidad de identidades que traía cada una de las madres, todas de origen y de historias muy diversas. Ella además siempre se referenciaba y decía que las tres mejores fueron Azucena, Mary y Esther, esas tres madres que fueron las iniciadoras del movimiento”, señala a Tiempo Demetrio Iramain, poeta, periodista y colaborador de Madres desde hace muchos años.
Si bien Hebe murió antes de que el libro saliera al público, ella corrigió y aprobó el texto final pero decidieron esperar un año para que no saliera junto a otro libro que se publicó el año pasado sobre ella, escrito por Ulises Gorini. “El libro lo hicimos juntos, está escrito en complicidad con ella sólo que no llegó a verlo publicado”, remarca el autor y agrega que el libro incluye una faceta no tan conocida de la dirigente: “Tiene varios poemas de Hebe que son desconocidos. Ella leía poesía y muchas veces sus discursos los cerraba con un poema, pero además escribía poemas muy lindos y algunos de ellos están en el libro con su manuscrito”.
Con el libro ya terminado, Iramain debió agregar un capítulo sobre sus últimas semanas de vida, lo que hizo con “la nostalgia de una compañera que se estaba despidiendo y cómo, a pesar de que ella tenía conciencia de eso, fue a la plaza y dió su último discurso”.
“Ella estaba siempre atenta y preocupada por sus compañeras y preocupada por el destino de Madres y bueno de hecho luchó hasta el último día. Ella estaba enferma desde octubre, dejó de ir a la plaza y puso todo lo mejor para poder ir ese 10 de noviembre. Creo que en el fondo sabía que no iba a volver más y dio ese discurso que tantos recordamos, cuando convocó a la pueblada por Cristina contra la Corte Suprema”, destaca y concluye: “El mayor legado de Hebe es luchar en cualquier circunstancia y lugar y creer que se pueden lograr los objetivos. Ella decía que la única la garantía que tenemos de lo que hacemos es que no queremos nada para nosotros, queremos todo para los demás. Si uno piensa eso y lo internaliza, si uno está luchando realmente por el otro, entonces es muy fuerte eso y ella lo hizo así. Nunca midió, nunca se preocupó por lo que iban a decir de ella o de las Madres”.