Cuando una elección muestra un escenario polarizado, es decir, cuando hay dos fuerzas que concentran casi el 80% de las preferencias, los votantes que deciden a quién votar a último momento se vuelven claves. Es ahí donde los aciertos y los errores de campaña cobran mucha fuerza, un viento que mueve una hoja y la hace flotar en una dirección o en otra puede impactar con potencia en el resultado final.
La última encuesta de la consultora Dicen, dirigida por el politólogo Hilario Moreno, está recién salida del horno. Cerró el jueves, a sólo 48 horas de que comience la veda para la publicación de sondeos de opinión pública. La medición, que contó con 2200 casos en todo el país, mezclando teléfonos fijos y celulares, arrojó lo siguientes datos: Alberto Fernández midió 40,5% de intención de voto, seguido por el presidente Mauricio Macri con 35,3, luego se ubicó Roberto Lavagna, con 8,5. En cuartolugar apareció José Luis Espert, con 2,5, y en quinto Nicolás Del Caño, muy cerca, con 2,2. El rubro “Otros” midió 2,6 y aún aparecieron un 9 por ciento de indecisos, una cifra que claramente puede generar sorpresas hasta el 11 de agosto.
La medición hace una proyección de los indecisos que mantiene las distancias pero incrementa a los porcentajes. Lleva al candidato del Frente de Todos a 43,7 y a Macri a 38,1. El resto de los candidatos se mantienen en el mismo rango.
Este sondeo está en línea con otros que han circulado, que arrojan una distancia de cinco puntos a favor del peronismo, y difiere de los que muestran un escenario de mayor paridad. A partir de mañana, por la veda, no habrá más encuestas publicadas hasta la elección. Seguirán circulando en reserva en los campamentos políticos. El veredicto del electorado se conocerá finalmente cuando se abran las urnas.