El radicalismo tendrá un nuevo desafío esta semana después de la ruptura de su bloque en Diputados. El jueves se oficializó la segunda ruptura de la bancada radical desde 2021. Fue protagonizada por 12 voluntades que decidieron separarse en rechazo a los correligionarios que votaron a favor del Gobierno, bancaron dos vetos presidenciales y todavía no se fueron del espacio presidido por el cordobés Rodrigo De Loredo. El nuevo armado se llevó un tercio del conglomerado y, por ahora, se llama «Democracia para Siempre», conducido por Pablo Juliano. El legislador bonaerense, cercano a Facundo Manes, dice que buscará no perder nitidez en la agenda legislativa que tienen por delante, pero todavía quedan dos incógnitas por resolver. ¿Qué harán los 21 diputados que siguen dentro del bloque de la UCR?, se preguntan en el partido, mientras sobrevuela el temor de que las diferencias se sigan extendiendo al resto de las estructuras del radicalismo.


Tan duras fueron las discusiones esta semana dentro de la bancada radical, que en una de las últimas reuniones hubo gritos, chicanas y acusaciones. Incluso una legisladora le revoleó insultos y acusaciones a otra colega. «Zorra», le gritó una diputada bonaerense, que se fue con Juliano, a otra proveniente de Mendoza que sigue bajo el liderazgo de De Loredo, pero responde al gobernador Alfredo Cornejo, considerado uno de los aliados radicales más importantes de Milei dentro del partido. La especie animal que una diputada le endilgó a otra buscó cuestionar la astucia y el sigilo de varios radicales mendocinos que responden a Cornejo. Fueron considerados como los garantes más importantes del silencio que mantuvo De Loredo cuando no quiso echar a los cinco legisladores «con peluca». Son los que bancaron el veto de Milei a la ley de movilidad jubilatoria, a la de financiamiento universitario y el jueves estuvieron en la Casa Rosada, en un encuentro del que el bloque había acordado no participar. Junto a ellos estuvo De Loredo, el mismo que en diciembre de 2021, cuando fue electo diputado, encabezó la primera ruptura del bloque en estos años, como presidente del bloque UCR-Evolución, un armado que se separó del espacio de la UCR, por entonces presidido Mario Negri. Fue un acuerdo táctico para correr al experimentado legislador, porque De Loredo tuvo por el entonces el respaldo de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, los mismos que ahora respaldan a los 12 que desconocen el liderazgo del cordobés.


Entre los 21 radicales que todavía tienen a De Loredo como jefe de bloque hay un estado asambleario que contrasta con el entusiasmo que tienen aquellos que están con Juliano y Manes. «Tenemos varios amigos dentro del bloque de la UCR y quizás se animen a votar con nosotros», aseguró el flamante titular de Democracia para Siempre después de oficializar el nuevo bloque. De Loredo quedó muy pegado a los radicales con peluca.

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Cuentan que el tucumano Marcelo Cantero, el cordobés Luis Picat, el neuquino Pablo Cervi, el correntino Federico Tournier y el misionero Martín Arjol estaban esperando que los echaran, pero que en ningún momento se iban a ir del espacio. La crisis no llegó a ese punto, pero finalmente se fueron los que estaban pidiendo su expulsión, encabezados por Juliano, Manes y el formoseño Fernando Carbajal. La tensión entre radicales muestra que la correlación plasmada desde este jueves en ambos bloques es provisoria, porque los cinco radicales con peluca no contarían con el predicamento del resto de sus compañeros de bancada. Algunos seguirán en silencio pero no votarán como ellos y otros los acompañarán, en un nuevo blanqueo de las coincidencias que tienen.


Este martes quedará al desnudo ese nuevo poroteo dentro del bloque de la UCR. La mendocina Pamela Verasay, que responde a Cornejo y preside la Comisión de Transportes, reactivará el debate sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas. Será junto con la Comisión de Presupuesto, que preside José Luis Espert (LLA), para acelerar un dictamen que permita debatir la venta de AA lo más rápido posible. Serán analizados los proyectos presentados por Hernán Lombardi (PRO) y por Juan Manuel López (Coalición Cívica), luego de los sondeos que hace el Gobierno para acelerar el debate y después de recibir las críticas del macrismo por la firma de un decreto presidencial que dispuso a la aerolínea como sujeta a privatización. En el PRO no se esperaban esa decisión y ahora aguardan que se reconduzca ese error con la aceleración del debate en las dos comisiones. Este martes se verá hasta dónde las 12 voluntades que lidera Juliano se diferenciarán de sus excompañeros de bancada, porque en los dos espacios radicales hay respaldos a favor de la privatización de Aerolíneas.

La misma pregunta corre para los demás radicales que siguen en el bloque orgánico y buscaron evitar la ruptura. Uno de ellos es mendocino y no responde a Cornejo, como Julio Cobos y otro es el santafesino Mario Barletta, que luego de la fractura se pregunta, con preocupación creciente, sobre la estrategia partidaria para las elecciones del año que viene. El partido no ha salido de la división entre aquellos que bancan a Milei y los que reclaman un perfil abiertamente opositor. Los dos bloques radicales en Diputados reúnen 33 voluntades y la UCR pondrá en juego 25 de esas bancas. Es un piso muy alto para un radicalismo que padece la misma insignificancia en las encuestas que cosecha el PRO, con cifras que los ubica por debajo de los 10 puntos. El tema será materia de las próximas dos convenciones nacionales que se avecinan para diciembre y marzo, pero es tan grande el conflicto y los riesgos de nuevas rupturas que Barletta cree que habrá «libertad de acción» para que cada distrito arregle a su manera, casi una forma de evitar una aguda dispersión interna que ya opera de hecho.

En las provincias

Otro termómetro pasa por los cinco gobernadores de la UCR. No estuvieron este jueves en la reunión que Milei y su hermana Karina, como secretaria General de la Presidencia, iban a tener con los mandatarios del PRO y la UCR. Sólo fueron los cinco del partido amarillo y los radicales prefirieron no sumarse al encuentro ante el escenario de la fractura parlamentaria. La reunión no fue suspendida, sino postergada. La escena dejó a Cornejo como un interlocutor privilegiado para el Gobierno y uno de los antagonistas más importantes de Lousteau, senador porteño y titular del Comité Nacional del partido. El mandatario mendocino no es la única expresión de ese puñado. También está el santafesino Maximiliano Pullaro, que forma parte del espacio de Lousteau y asiste con preocupación a una fractura en ciernes que por ahora no sale del Congreso, pero que sigue en estado latente, al calor de los movimientos de la Casa Rosada.