El mandato de Mauricio Macri está entrando en su recta final. Dentro de diez meses será la primera vuelta de las elecciones que definirán quién será el próximo presidente o si el actual se reelige. Si el punto de partida para hacer un análisis sobre el futuro electoral fueran los resultados de la votación de octubre del año pasado, el pronóstico más probable sería la revalidación de Macri. Sin embargo, el fracaso de la política económica y su correlato social han arrojado un gran halo de misterio sobre la posible definición de la contienda. Lo que tendría que ser casi “lógico”, que en un gobierno en su primer mandato logre la reelección tras conseguir un fuerte respaldo en las legislativas, hoy no parece tan claro.
El consultor Ricardo Rouvier realizó un informe que comparó la evolución de varios datos centrales, en el transcurso de estos tres años. Los indicadores muestran que, fuera de la habitual expectativa que genera cualquier gobierno nuevo los primeros meses, la gestión de Cambiemos mantuvo una buena dosis de apoyo hasta este año, en el que los efectos de las políticas neoliberales comenzaron a sentirse con mayor intensidad.
Un elemento que muestra de modo muy nítido el proceso de caída es la imagen de la gestión. En diciembre de 2016, cuando Macri cumplía un año en la Casa Rosada, la percepción positiva de su acción ejecutiva ascendía al 51,1 y la negativa al 47,3 por ciento. Estos números no son tan malos si se toma en cuenta que ese año la inflación fue del 40%y ya habían empezado los tarifazos. Sin embargo, la idea de que al gobierno había que darle “tiempo” para acomodar la supuesta “herencia maldita” sirvió para contener el rechazo.
Al año siguiente, diciembre 2017, según los datos de Rouvier, la situación era similar. Cabe recordar que ese año el macrismo desplegó una suerte de keynesianismo electoral, frenando los aumentos de los servicios públicos, permitiendo que los salarios aumenten igual o por encima de la inflación, y apostando muy fuertemente a la inversión pública. El resultado fue que la inflación bajó a 25 y la economía creció. Y la imagen positiva de la gestión ascendió 53,2 mientras que la negativa bajó a 45,9.
El punto es que antes de que finalizara ese año arrancó el declive. Fue con la aprobación de la reforma previsional que cambió la forma en que se calculan los aumentos jubilatorios. Luego volvieron los tarifazos y finalmente la megadevaluación que llevó a una inflación más alta que la del 2002, que hasta ahora tenía el record de los últimos 17 años. Por eso, en este diciembre que está finalizando, la imagen positiva de la acción de gobierno se derrumbó a 39 puntos y la negativa saltó al 57,3.
El informe incluye la evolución de los principales indicadores económicos y sociales. El dólar aumentó un 280% en estos tres años, la inflación acumulada fue de 160 puntos, el riesgo país creció 63%, la pobreza 15% y la deuda externa 35. Por el lado del empleo y los salarios, el trabajo industrial cayó casi uno por ciento; la jubilación mínima perdió un 18,5% de poder de compra y los sueldos, en promedio, 22.
Todo esto ha desembocado en un enorme pesimismo social sobre el futuro. Las expectativas, a las que tanta importancia le suelen dar los economistas neoliberales, están desplomadas. La evolución que retrata Rouvier es la siguiente: en el inicio del mandato, diciembre 2015, como era lógico, la opinión positiva sobre el futuro rondaba el 60%. Doce meses después ya había caído a 29,5. En el año “keynesiano” del macrismo el optimismo repuntó un poco y las expectativas económicas positivas ascendieron al 33,9% de los consultados. Y, al igual que el resto de los indicadores, este año es el peor. La visión positiva sobre el futuro de la economía sólo alcanza 21% de los encuestados en el sondeo de Rouvier.
El punto que todavía no se desploma es la imagen personal del presidente. Jaime Durán Barba lo describió semanas atrás: “La gente cree que a Macri le va mal, pero no que lo hace por maldad”. Quizás esto explique que la visión sobre la figura presidencial todavía cuente con 39,2 puntos de positiva contra 57,3 de negativa.
A continuación, se transcriben algunos de las conclusiones que presentó Rouvier en su informe.
1) «Desde que asumió hasta la fecha, la imagen del presidente y la de la gestión del gobierno, cayeron significativamente. El descenso de 41 puntos en la popularidad presidencial es uno de los datos más destacadas de este período.
2) «Casi todos los indicadores macroeconómicos declinaron en estos 36 meses, excepto cierto mejoramiento en la balanza comercial».
3) «Hay una concentración interpretativa que asigna a la situación de recesión incidencia en el futuro electoral. Hasta ahora se observa cierto impacto, pero no es simétrico. La intención de voto hacia el presidente mantiene un valor similar a la primera vuelta del 2015. Es decir que a pesar de que los indicadores de imagen y expectativas se han desplomado desde que comenzó el mandato, el espacio mantiene alrededor de un tercio de la promesa de voto, faltando aún algunos meses para la primera fecha que son las PASO, y un poco más para la elección general y eventualmente un ballotage».
4)»Por lo tanto, cerramos el año sin elaborar ninguna probabilidad porque aún falta mucho tiempo y toda la campaña electoral respecto al resultado futuro de la elección de octubre. Sí podemos decir que hay dos fuerzas principales: Cambiemos y Unidad Ciudadana, que han tomado, por ahora, la delantera en la carrera electoral». «