Con una serie de protestas, presos de distintos penales de la Provincia de Buenos Aires lograron su objetivo: después de más de siete meses, se estableció una fecha concreta para que vuelvan las visitas presenciales de los familiares a las cárceles. El alerta se había encendido primero en Florencia Varela, pero no fue el único lugar en el que los presos llevaron adelante una huelga. Campana, Melchor Romero y San Martín también fueron el epicentro del mismo pedido: el regreso de las visitas y también denuncian hacinamientos. Sin embargo, la situación en la unidad 40 del penal de Lomas de Zamora continuaba abierta y sin un principio de acuerdo, al cierre de esta edición.
La resolución del conflicto llegó mediante un acuerdo comunicado por el Servicio Penitenciario Bonaerense. «El sábado 14 de noviembre se habilitarán las visitas a la Unidades penitenciarias de la Provincia, dando estricto cumplimiento a los protocolos de seguridad sanitaria para la preservación de la salud pública», señalaron desde el sector.
Las mesas de diálogo fueron centrales para encontrar una salida. Con autoridades del Ministerio de Justicia y DD HH, representantes del Poder Judicial y organismos de Derechos Humanos, se decidió reimplementar el encuentro entre presos y familiares dentro de dos semanas. Ahora queda la tarea de elaborar «un protocolo de bioseguridad adaptado al contexto de encierro para enfrentar los requerimientos preventivos», una tarea que quedará a cargo del Servicio Penitenciario y el Ministerio de Salud de la Provincia.
Los motines no fueron una sorpresa: desde el viernes corría el rumor sobre eventuales protestas por la imposibilidad de mantener encuentros con los familiares, una medida instaurada en el marco del aislamiento de la pandemia.
Cerca del mediodía, los presos del penal 48 de San Martín se amotinaron para exigir que vuelvan a las visitas familiares. «Con nuestra familia no se juega», habían escrito horas antes en sus redes sociales. También allí pedían mejores condiciones de higiene, sobre todo. Fue el escenario más complejo porque habían tomado de rehenes a dos guardiacárceles, uno de los cuales había resultado golpeado.
La cárcel de Melchor Romero fue otra de las que se levantó también en las primeras horas del sábado. De acuerdo a lo informado por el Servicio de Penitenciaría de Buenos Aires, tanto en Melchor Romero como en Florencio Varela, las manifestaciones las realizaron alrededor de cincuenta presos y fueron pacíficas.
Tensión en Campana
En Campana, los presos subieron a los techos y desde ahí arrojaron objetivos contundentes a los policías. En todos los casos, la protesta principal tiene que ver con el regreso de las visitas familiares, pero a eso se suma el hacinamiento en el que viven y la falta de elementos para higiene.
Desde Campana, el columnista de Tribuna de Periodistas, Pablo Sebastián Giles, registró situaciones delicadas. «Están prendiendo fuego alrededor del control y los pibes están adentro y no pueden respirar», le contaron al periodista desde adentro del lugar en un audio. «Hay uno que lo tienen desnudo y arrodillado en el techo», decía otro audio.
El punto central de la protesta fue la restricción de las visitas de los familiares en los penales. La medida se resolvió en marzo, en simultáneo con el inicio del aislamiento. A la vez, el Gobierno bonaerense instrumentó una mesa de diálogo para destrabar este tipo de conflictos. En este sentido, fuentes del sector indicaron que «los detenidos fueron habilitados a utilizar teléfonos celulares para comunicarse y mantener video llamadas con el fin de no cortar el vínculo con sus familiares». Unidad Penal Nº 41 de #Campana Motin en reclamo por la vuelta de las visitas. pic.twitter.com/630l5zXmNU
Plan para trabajar el encierro
El Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia, dirigido por Eva Asprella, puso en marcha un proyecto para acompañar a los jóvenes que atraviesan situaciones de encierro. La iniciativa propone llevar actividades recreativas, artísticas, lúdicas, musicales, literarias entre otras a los institutos de menores. La primera visita fue en el Pablo Nougués, partido de Islas Malvinas.
«Desde el Organismo venimos proponiendo en esta gestión un cambio paradigmático en relación a cómo acompañar el egreso de los jóvenes a partir del momento en que ingresan a un instituto. Por eso la necesidad de abrir los centros para ponerlos en relación con otros actores e instituciones, para que los chicos estén en contacto con distintas propuestas que les permitan imaginar otras posibilidades», explica a Tiempo, María Medrano, titular de la Dirección de Programas de Integración para el Egreso del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia.
El proyecto de articulación empezó la semana pasada y se hizo con la sede CUSAM que funciona en la Unidad 48 de José León Suárez.