Luego de casi un año de trabajo diplomático para obtener la jefatura temporaria de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), el presidente Alberto Fernández buscará romper el hielo con los Estados Unidos en el tramo más crítico de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El primer paso lo dará el canciller Santiago Cafiero. Se reunirá dentro de diez días en Washington con su par norteamericano, el secretario de Estado Anthony Blinken. El encuentro fue confirmado a Tiempo por fuentes diplomáticas y podría allanar el camino para concretar una cumbre de Fernández con su par estadounidense Joe Biden antes de marzo.

El encuentro entre Cafiero y Blinken será presencial, salvo que haya algún cambio en las restricciones sanitarias en Estados Unidos por el incremento de contagios de Covid. Está previsto para el martes 18 de enero.

El arribo del jefe del Palacio San Martín a Washington es parte de la estrategia que lleva adelante el gobierno en medio de la negociación con el Fondo. La confirmación de la reunión bilateral sucede luego de la presentación que ofrecieron el presidente y el ministro de Economía, Martín Guzmán, a 13 gobernadores peronistas esta semana. Reconoció que faltan apoyos geopolíticos clave, sin mencionar a Estados Unidos. El mayor accionista del organismo financiero se negó a ampliar los plazos de pago que pedía Argentina. Tampoco quiso analizar el pedido de quitar las sobretasas originadas por el volumen del crédito que aprobó otorgar en 2018, a pedido del entonces presidente Mauricio Macri.

Cafiero llevará adelante conversaciones políticas más allá de las cuestiones económicas argentinas. Desde este viernes tiene a su cargo la gestión técnica de la presidencia temporaria de la Celac que detenta el presidente, aunque es un organismo que no tiene una estructura institucional autónoma sino que depende de la organización que le otorgue cada cancillería.

La cita washingtoniana se concretará tres meses después de la reunión que mantuvo el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, con su par norteamericano Jake Sullivan, que encabeza el influyente Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. También habrá movimientos en Buenos Aires con la inminente llegada del nuevo embajador norteamericano Marc Stanley, cuya nominación ya tiene el acuerdo del Senado de su país.

Empoderado transitoriamente en ese nuevo cargo internacional, Cafiero le transmitirá formalmente a Blinken parte de las definiciones políticas que se escucharon este viernes en la vigesimosegunda cumbre de cancilleres del organismo latinoamericano. La cerró Fernández apenas se confirmó la aprobación unánime de su postulación para suceder en ese sillón a su par mexicano Andrés Manuel López Obrador.

«La Celac no nació para enfrentarse con alguna de las instituciones existentes. Celac no nació para inmiscuirse en la vida de ningún país sino como un foro para cuidarnos entre nosotros mismos», dijo Fernández.

Es parte del discurso que tenía previsto pronunciar en septiembre del año pasado en México, antes de viajar a Nueva York para participar de la asamblea anual de la ONU. La derrota del Frente de Todos en las PASO del 12 de septiembre y la posterior interna de la coalición oficialista lo obligaron a archivar esa gira.

Las precisiones de Fernández no fueron al azar, sino parte de los compromisos asumidos para lograr la aprobación unánime de su designación. Cafiero también lo dijo en su discurso: «Quiero dejar bien en claro que la Celac no nació para competir con nada ni con nadie. Surgió de las entrañas de los pueblos latinoamericanos y caribeños», dijo el canciller.

Esas mismas palabras fueron parte de la garantía que ofrecieron los diplomáticos argentinos a los planteos de sus pares de Chile, Ecuador y Colombia. Los tres cancilleres habían advertido que no iba a acompañar «ninguna aventura» contra la OEA, que preside el uruguayo Luis Almagro.

Las críticas de Argentina a ese organismo no son nuevas. Son parte de la agenda exterior de Fernández desde que fue electo y así se lo advirtió por entonces a los funcionarios de Donald Trump. Luego mantuvo al país dentro del Grupo de Lima hasta que el magnate republicano fue reemplazado por Biden.

El cambio de administración implicó otra recepción para las críticas contra la OEA. Los funcionarios demócratas admiten que Almagro se extralimita y provoca más problemas que soluciones en escenarios muy delicados como Venezuela y Nicaragua, pero jamás pondrían en duda la legitimidad de la OEA. Sin embargo, podrían aceptar que la Celac tenga un contenido diferente con la conducción temporaria de Fernández.

Un participante de la cumbre de cancilleres evaluó que a «Estados Unidos le viene muy bien que Argentina presida la Celac. Nosotros damos estabilidad en una región que está muy mal. En ese contexto de crisis, que empeoró por la pandemia, nuestro país termina siendo un interlocutor confiable para gobiernos de izquierda y también de derecha en el continente».

El punto es considerado como una ventaja ante las preocupaciones más estructurales del Departamento de Estado, como la relación que pueda construir la Celac con China. En ese terreno se juegan los puntos más espinosos del vínculo bilateral y se pondrán a prueba en los próximos 60 días.

Fernández ya confirmó que en febrero viajará a China –también como líder de la Celac– para participar de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de invierno, que afrontan un boicot internacional promovido por Washington.

Apenas se conoció el nombramiento de Fernández, arreciaron las críticas locales desde Juntos por el Cambio. Buscaron restarle legitimidad por la presencia de Venezuela, Cuba y Nicaragua, uno de los países que iba a vetar la nominación del mandatario argentino y finalmente no lo hizo. El PRO, mediante la Secretaría de Relaciones Internacionales, a cargo del exsecretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, sembró sospechas sobre la cumbre. «Cuestionamos las concesiones que el gobierno nacional ha hecho o pueda realizar en pos de la obtención de votos y/o el evitar vetos frente a los abusos evidentes de las dictaduras de los países mencionados». La gestión de Macri nunca desconoció al organismo. En enero de 2016, cuando todavía cumplía dos meses en el poder, envió a la entonces vicepresidenta Gabriela Michetti en su representación junto con la entonces canciller Susana Malcorra. Por entonces faltaban tres años para que la misma administración fuera uno de los pocos países que reconoció a la presidenta de facto de Bolivia, Jeannine Áñez, luego del derrocamiento del mandatario constitucional Evo Morales en noviembre de 2019.