Casi como una réplica provincial de lo que sucedió hasta hace algunos días en la construcción del gobierno de Javier Milei, a tres días del paso de mando entre Juan Schiaretti y Martín Llaryora en Córdoba, aún no se llenaron todos los casilleros ministeriales que iniciarán formalmente sus funciones a partir del próximo 11 de diciembre.
A pesar de la protocolaridad que caracteriza al traspaso de mando, el peronismo cordobés aún no pudo sanar las heridas que dejó la campaña del balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei. A lo largo de todo el mes, el tigrense y sus armadores cordobeses lograron gestionar numerosos pases a sus filas de dirigentes cercanos al gobernador saliente lo que generó un clima de tensión en todo el arco mediterráneo.
Con esta situación, Llaryora atraviesa sus últimas horas como intendente de la capital cordobesa cerrando su gabinete, pero sin hacer comunicaciones oficiales, situación que inquieta a más de un funcionario que, según pudo reconstruir este medio, aún no cuentan con lugar para comenzar a trabajar el próximo lunes. “Hay una puja entre el PRO, radicales, peronistas, vecinalistas y hasta kirchneristas. El gobernador armó una estructura muy grande y eso traba muchas cosas, es muy difícil lograr contener a todos”, sostuvo a Tiempo un colaborador cercano a la Casa de Gobierno que hasta el momento nadie le informó dónde continuará su trabajo desde la próxima semana.
A pesar del gran armado, el gobernador decidió achicar el gabinete ministerial y modificar la misma. De las 25 carteras vigentes en la actualidad, el sanfrancisqueño dejará activas entre 14 o 15 y otras 10 agencias con categoría de secretaría. “Se puso en modo Milei”, justificaron desde el círculo íntimo de Llaryora.
Por el momento, el gabinete del gobernador está compuesto por José Emilio Graglia, quien estará a cargo del Instituto de Planificación y Formación en Seguridad y Convivencia, que trabajará en conjunto con otras carteras. En Justicia estará el actual ministro de Gobierno y seguridad de la municipalidad de Córdoba, Julián Lopez, que trabajará en conjunto con Juan Pablo Quinteros, que estará a cargo del Ministerio de Seguridad. El abogado ocupará una silla caliente en una provincia que supera en 63 puntos al índice de delitos por cantidad de habitantes que se registra a nivel nacional. Por ello, según trascendió, el dirigente de Somos Córdoba tendrá como una de sus asesoras a Soledad Laciar, madre de Blas Correas, el menor de 17 años asesinado por la policía provincial en agosto del 2020.
Por su parte, el actual intendente Villa María, el llaryorista Martín Gill, se sumará al gobierno y estará a cargo de la cartera de Cooperativa, Mutuales y Economía Social, área que el próximo oficialismo promete darle más entidad y músculo para contrarrestar el golpe que puede suponer el aumento del desempleo a partir de la aplicación de medidas de ajuste que promete el ejecutivo nacional.
En cuanto a la cartera de Servicios Públicos, se confirmó la continuidad del actual titular de la misma, Fabián López. En medio del reacomodamiento, no se descarta que el ministerio se amplíe y pase a llamarse Obras y Servicios Públicos y el actual intendente de Colonia Caroya, Gustavo Brandán, se posicione como el nuevo viceministro.
Para la cartera de Desarrollo social el gobernador eligió un alfil de la senadora y esposa de Schiaretti, Alejandra Vigo, y designó al frente del ministerio a Laura Jure. La ministra de Hábitat y Familia absorberá, también, las áreas de Empleo, Hábitat, vinculación Comunitaria y Economía Familiar, la Agencia Córdoba Joven y los sectores asociados a la promoción de la primera infancia. Su viceministro será el titular de Vinculación Comunitaria, Protocolo y Comunicación de la gestión actual.
Si bien hasta el momento no existen otras confirmaciones, desde el círculo del gobernador advirtieron que no tienen apuro en completarlas. A contramano de lo esperado, Llaryora iniciará su gestión sin contar con todas las áreas cubiertas, aunque no deja que este punto le quite el sueño. Desde el lunes, el nuevo líder del cordobesismo deberá, además de aprender a comandar su provincia en medio del plan motosierra, sacar a relucir su capacidad de negociación para comenzar a levantar vuelo dentro de un peronismo golpeado de cara al 2027.