Victoria Tolosa Paz concluyó la campaña de cara a las PASO a bordo del tren La Plata -Constitución el jueves por la mañana. «Diego Santilli no puede tomarse el tren Roca y mirar a los ojos a los trabajadores», dijo en referencia a su rival de Juntos por el Cambio. Fue el punto final de 28 días frenéticos, de gira por el Conurbano y el interior de la Provincia de Buenos Aires, donde se juega hoy el primer capítulo de la pulseada electoral más importante para el oficialismo y la oposición.
Con 12,7 millones de electores, que representan el 37% del padrón nacional, Buenos Aires es el escenario de la madre de todas las batallas. La Cámara de Diputados de la Nación renovará el próximo 14 de noviembre 127 bancas, de las cuales 35 corresponden a la Provincia. El Frente de Todos busca renovar las 17 que pone en juego y ampliar ese margen todo lo que pueda para lograr llegar a la mayoría propia, el número mágico de 129 escaños, 9 más que los 120 que tiene hoy. La segunda mayoría que se juega en estas elecciones de medio término es la del Senado bonaerense, que hoy es dominado por la oposición. En ambos casos, tanto el presidente Alberto Fernández como el gobernador Axel Kicillof buscan un espaldarazo a la gestión y poder gobernar la segunda mitad de sus mandatos con menos trabas legislativas.
Con el objetivo electoral claro, la estrategia del oficialismo en el último mes pasó por confrontar los dos modelos de país, polarizar con quienes gobernaron hasta 2019 y reivindicar la gestión de los últimos 20 meses, atravesada por la pandemia. Hubo un discurso unificado -plasmado incluso en una suerte de manual para los candidatos- en torno a cómo ir hacia «La vida que queremos», el slogan de campaña, poniendo el énfasis en «no volver atrás» y en «la vacuna como punto de partida» de la pospandemia.
Como cabeza de la lista nacional en la Provincia, Tolosa Paz ofició de vocera del gobierno y llevó adelante una campaña desdoblada: por un lado, con los actores centrales de la alianza electoral -en plenarios y actos compartidos con Fernández, Cristina Kirchner, Kicillof, Sergio Massa, y el jefe del bloque en Diputados, Máximo Kirchner- y, por otro, con los candidatos locales en sus bajadas a cada municipio bonaerense.
En medio de la apatía de los electores, la situación económica y la crisis que generó la foto del festejo en Olivos, la candidata dividió sus recorridas para hablar de la reactivación económica y defender lo hecho entre los distritos del Conurbano y los del interior, en especial aquellos donde gobierna Juntos y son definitorios -por volumen de electores- en cada sección electoral como Mar del Plata, Olavarría, Junín, Chivilcoy, Tandil, Azul, Bahía Blanca y La Plata. Compartió ese rol con el segundo candidato, Daniel Gollán, quien también realizó su propia gira aunque centrado en la agenda sanitaria.
Hubo dos momentos destacados de campaña para las PASO. El primero, cuando la ex titular del Consejo de Políticas Sociales propuso un debate público entre todos los precandidatos pero con el foco puesto en el exvicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, quien se mudó de distrito para competir en la Provincia. La mayoría aceptó, excepto Santilli, que declinó la invitación argumentando que antes tenía que resolver la interna con Facundo Manes, su rival de la UCR. La platense se lo reprochó hasta el último día. «No puede hacerse cargo de su pasado reciente y de su propio espacio político y por eso se esconde», le dijo a Tiempo. El segundo fue con la frase fuera de libreto que la convirtió en noticia por 48 horas. «En el peronismo siempre se garchó, es así», disparó en medio de una nota descontracturada. La oposición hizo fila para criticarla. «