La pesquisa del fallido magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner bailotea sobre una paradoja: mientras sus instructores, la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, pugnan por congelar el expediente con la elevación a juicio de los tres eslabones materiales del asunto –Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo–, desvinculando así del asunto a sus posibles terminales políticas y financieras –entre quienes resalta el diputado de Juntos por el Cambio (JxC), Gerardo Milman–, son todos ellos quienes una y otra vez sacuden la forzada quietud del caso.
Al respecto, hasta resultó gracioso que el bueno de «Jerry» –así como le dicen a Milman–aportara recientemente al juzgado, en una supuesta actitud de colaboración, un celular iPhone 14 Pro que en realidad había salido a la venta en los Estados Unidos con posterioridad al día del atentado.
Casi en paralelo, la encarcelada Uliarte presentaba un escrito, a modo de ampliación de su indagatoria, con explosivas insinuaciones. En resumen: que Sabag Montiel tenía lazos con la falange de ultraderecha Revolución Federal (investigada por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi en una causa que Capuchetti se niega a considerar); que Milman solía pagarle a varias personas para generar disturbios frente al domicilio de CFK (aunque –según ella– no le consta de que esas prestaciones incluyeran el atentado) y que Sabag Montiel le habló varias veces de una tal «Carolina» (sin que tampoco le constara que ella fuera Carolina Gómez Mónaco, la vidriosa asesora de Milman).
Al mismo tiempo trascendía un testimonio efectuado en un juzgado de San Martín por una figura hasta ahora desconocida en esta trama: Nadia Mir, expareja de Adrián Daga, quien a su vez es el hermano de Fernando Daga, el socio comercial de la señorita Gómez Mónaco. Pues bien, sus aseveraciones echan más sombras sobre este personaje y su vínculo con Milman, quien fuera –hasta caer en desgracia– la mano derecha de Patricia Bullrich.
La emprendedora
En este punto es necesario retroceder a septiembre de 2017.
Milman por entonces se desempeñaba como secretario de Seguridad de la cartera encabezada por Bullrich. En aquella primavera conoció a Carolina.
Es de suponer que esa mujer lo impactó sobremanera. Al fin y al cabo había sido Miss Argentina en 2012 y Miss Model on de World en 2014.
La cuestión es que días más tarde, Milman la designó como titular de la Escuela de Inteligencia sobre el Delito (Esid). Imagínense su vasta experiencia en la materia. Y no contento con ello, ubicó a su hermana, Daniela, como jefa de administración en la Dirección de Inteligencia Criminal (DiNiCri), con potestad plena sobre fondos reservados.
Lo significativo es que, apenas unas semanas después, Carolina –quien hasta entonces contaba con modestos medios económicos– tuvo la suerte de inaugurar Luxa Estética, dedicado a tratamientos integrales de modelación. Su sede está en un lujoso local ubicado en Corrientes 1135, a media cuadra del Obelisco. Allí también puso otro ambicioso emprendimiento, Luxa Models: una escuela de modelos profesionales. Por si fuera poco, su pequeño imperio fue expandido con Top Studio Obelisco, un centro de danzas y fitness. Y a la vez creó la Sociedad Anónima Simplificada (SAS) Salvattore Group.
La hipótesis es que esas cosas fueron financiadas a través de Milman, con fondos ministeriales.
Al parecer su lazo con Carolina habría perdurado a través del tiempo, ya que ni bien ocupó su banca, en diciembre de 2021, rubricó su designación como asesora parlamentaria sin que su centro de estética dejara de funcionar.
Pero, desde que trascendió la inoportuna frase de Milman («Cuando la maten, yo estaré en la costa») esas empresas dieron de baja sus redes sociales.
Cabe destacar que a Luxa Estética también está vinculada, en calidad de socia menor, una tal María Mroue, «Mariele Top», en las redes sociales.
La cuestión es que los abogados de CFK, Juan Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, le pidieron a Capuchetti –en vano, desde luego– que profundice la investigación sobre estas dos mujeres. Y por una razón de peso: Mroue es la productora de Crónica TV que llevó a Sabag Montiel y a Uliarte a programas de dicha señal para despotricar contra el gobierno.
Su vínculo con esa dupla –por ser anterior al atentado– da para arribar a conclusiones algo embarazosas y que podrían enchastrar a Carolina.
En este punto también entra a tallar Fernando Daga.
Noviazgos y algo más
Su nombre comenzó a sonar en agosto de este año, cuando el abogado Yamil Castro Bianchi presentó en el juzgado federal a cargo de Julián Ercolini una denuncia por «enriquecimiento ilícito» contra Milman.
Allí reveló la adquisición y titularidad, por parte de Gómez Mónaco, de tres departamentos del edificio situado en Scalabrini 1187, junto con un socio: el señor Daga.
Ya se dijo que, en 2017, se produjo el súbito ascenso económico de esa mujer, a sólo semanas de ingresar a la planta del Ministerio de Seguridad. De hecho, uno de aquellos emprendimientos, la SAS Salvattore Group, facturaba entre diez y 50 millones de pesos mensuales, pese a no tener cuentas bancarias ni dinero en caja.
Carolina tenía allí por socios a su hermana, Daniela, y a Daga
Ese tipo –mal que le pese a Milman– es su novio oficial.
El hermano de Fernando es Adrián, un expolicía que estaba en pareja con Nadia Mir. Y vivían a dos cuadras del domicilio de Uliarte.
Inquieto por esa vecindad, se mudó con ella de allí en agosto de 2022, a días del ataque a CFK.
Ya cometido, Adrián le pidió a Nadia, casi de rodillas, que renunciara a su trabajo en la Municipalidad de San Miguel.
En rigor, lo que había ocurrido el 1 de septiembre frente al edificio de Juncal y Uruguay lo ponía muy nervioso. Cuando hablaba del tema, hasta les exigía a sus interlocutores que apaguen los celulares.
Su concuñada, Carolina –según Nadia–, supo esgrimir más de una vez su visión técnica del asunto: «Sabag Montiel tendría que haber disparado bien, pero es un novato».
Adrián y Nadia se separaron hace unos pocos meses. Recién entonces ella decidió declarar en un juzgado de San Martín, en el marco de algún tema vinculado a esa disolución amorosa. Y así incurrió en tales indiscreciones.
¿Acaso en esta historia todos tienen que ver con todos?