El gobierno de Axel Kicillof estudia cómo aplicar la nueva fase de la cuarentena en las dos realidades que conviven en la Provincia: el interior, casi sin contagios de coronavirus, y el Conurbano, siempre en riesgo. En diálogo con Tiempo Argentino, la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, habla de la etapa que se abre a partir de mañana y cuenta qué evaluarán al momento de definir la vuelta de algunas actividades industriales y comerciales con protocolos y cómo se aplicará la salida de los niños con sus padres para hacer las compras en el barrio.
La funcionaria destaca la buena relación que mantiene con los intendentes de Juntos por el Cambio en el marco de la pandemia: “No hay diferencias”, acota y los separa de aquellos que, a nivel nacional, hacen campaña contra el gobierno. Por último, y tras la crisis carcelaria, reitera sus críticas al procurador general de la Suprema Corte de Justicia, Julio Conte Grand.
–¿Qué evalúa el gobierno para abrir algunas actividades en el Conurbano?
–Se evalúa la circulación del virus, el comportamiento de la curva, la multiplicación de contagios. El coronavirus no se transporta solo sino con las personas y, si aumentamos el volumen de gente que se traslada, obviamente vamos a aumentar el número de contagios. Por supuesto que la preocupación del gobernador, además de la salud, es la actividad económica y el deseo de que se abran algunas actividades. Lo que uno ve como salida es una cuestión de responsabilidad social. Hay que seguir cuidándose en el Conurbano. Es un lugar de riesgo.
–¿Cuál es la principal preocupación de los intendentes?
–La circulación. Si se libera absolutamente el funcionamiento de actividades, fundamentalmente la comercial, se va a producir el fenómeno de gente en la calle y eso es inmanejable. La decisión es seguir restringiendo el transporte público y en el caso de alguna apertura, que sea de los comercios de proximidad para que los vecinos no se trasladen a otras zonas.
–¿Cómo se van a manejar las salidas con menores a hacer las compras?
–En esta nueva etapa tengo la indicación de consultar a todos los intendentes sobre la modalidad de salida con chicos, que es acompañar a los padres a alguna actividad diaria que se haga de compra o de pago. En la fase anterior, ningún intendente del Conurbano pidió la salida recreativa porque es imposible de controlar. El Conurbano es una región muy pequeña con 7 millones de habitantes, donde los distritos están separados por una calle. Es absolutamente difícil controlar los 400 metros y la hora diaria. ¿Cómo hace para habilitar una salida recreativa un distrito que tiene 350 mil habitantes? Imaginemos sólo el 10% de la población. Es imposible.
–Esta semana comenzaron las salidas en el interior de la Provincia. ¿Cuál es el balance?
–En general, todos los municipios han tenido mucho control sobre las salidas. En el interior, al ser menor la población y tener un territorio más liberado, hay más posibilidades de control. Pero también hay que seguir el tema todos los días. El fin de semana, en Villa Gesell, el intendente vio que las salidas eran un descontrol, así que hizo público que si no se respetaba lo acordado las iba a cerrar.
–¿Cómo es la relación con los intendentes de Juntos por el Cambio?
–La relación con la oposición, al principio de la gestión, fue turbulenta con el debate sobre las finanzas de la Provincia modificando la ley fiscal en favor de cableoperadores y de los administradores de puertos. Saldado ese tema comenzamos a transitar un nuevo camino de relación legislativa y con los intendentes. Ahí apareció la pandemia. En este sentido, Axel sigue el mismo camino de Alberto Fernández a nivel nacional: es con todos juntos. No hay diferencias, ni de distribución de recursos económicos, ni de insumos sanitarios. Trabajo con los intendentes todos los días. La relación es muy buena. No pensamos igual en un montón de cosas, pero venimos trabajando bien.
–¿Qué opina de las declaraciones de la senadora de Cambiemos, Felicitas Béccar Varela?
–Me asombra que no haya habido un pronunciamiento de los senadores de Cambiemos respecto de desmentir o calificar negativamente el audio que circuló (en el que decía que el coronavirus era un plan para instalar el comunismo en la Argentina). Además de decir una barbaridad, ella como senadora tiene responsabilidades públicas. Y si es cierto que detectó la comisión de un posible delito tiene que hacer la denuncia. Después, a nivel nacional, ya los hemos visto desfilar por los canales de televisión a los mismos de antaño, que en vez de estar preocupados por la salud de la gente vuelven a refritar viejos antagonismos que no le sirven a nadie.
–¿Sigue sosteniendo que el procurador Conte Grand debería renunciar?
–Yo sostengo lo que vengo diciendo desde hace dos años. Es un hombre que fue propuesto a la Legislatura por María Eugenia Vidal luego de haber sido secretario Legal y Técnico de la gobernación, es decir, un funcionario político del gobierno anterior. Para que se entienda: es lo mismo que yo sea ministra de Gobierno y con un gobierno entrante quiera tallar sobre cuestiones sensibles respecto de los municipios. Más allá de las capacidades de cada uno, la alineación es incompatible desde el punto de vista político. Obviamente, a él lo votó el Senado y los mecanismos constitucionales tienen que ver con la Legislatura, no con la voluntad de una ministra que le diga: “Tenga ética democrática y dé un paso al costado”.
–¿Cree que no está haciendo bien su trabajo?
–Lo que creo es que después de lo que pasó el año pasado, en el que hubo una admonición de la Corte respecto de las sucesivas intervenciones de Conte Grand en la Justicia y denuncias de jueces respecto de presiones sobre el Poder Judicial, me parece que hay motivos suficientes para que él reflexione y asuma que no ha hecho las cosas bien. Es lo que creo y lo voy a seguir sosteniendo. El año pasado, luego de haber perdido las Primarias, Vidal envió 42 pliegos a la Legislatura presionando para que se votara como integrante de Casación a Francisco Pont Vergés, que es la mano derecha de Conte Grand. Nos parecía que era inadecuado y dimos una fuerte discusión durante cuatro meses. Finalmente no se trataron los pliegos, pero la insistencia de Conte Grand fue grande.