Uno de los primeros en levantar la voz fue el titular de la CTA, Hugo Yasky, quien aseguró: «Se van a llevar por delante una pared de hormigón porque los sindicatos no vamos a dejar que nos pasen por arriba», aseguró y agregó: «Ellos ven el derecho laboral como un dinero que pierden, no como una conquista de la democracia, de los trabajadores».
«Estas declaraciones vienen en sintonía con lo que hicieron siempre los gobiernos de derecha. Quieren instalar este discurso en un momento en que la economía no arranca y que saben que va a empeorar y quieren cortar el hilo por lo más delgado», explicó Yasky.
Por su parte, Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT, refutó la propuesta del presidente al sostener que ningún empresario toma o deja de tomar un trabajador por convenios colectivos. Lo toma o deja de tomar si la economía funciona y si la incorporación de trabajadores y tecnología va a hacer que se desarrolle su empresa», argumentó. En este sentido, puntualizó que los dichos del mandatario surgieron porque al Gobierno se le queman los papeles y no sabe dónde ir, y le atribuye la responsabilidad de la crisis a la presunta rigidez de la legislación laboral.
El secretario General de la CGT, agregó que Macri «quiere empezar al revés» la discusión sobre la generación del empleo, «porque todas sus soluciones, que formaron parte de una fantasía, no dieron resultado».
En tanto, el que señaló a los dichos del presidente como el camino hacia la flexibilización laboral fue el diputado massista y titular del Sindicato de Trabajadores de Peajes y Afines (Sutpa), Facundo Moyano, quien sostuvo que el Gobierno tiene la «concepción de que la flexibilización laboral es el camino». «Macri tiene un error político y otro técnico: no se debe meter en los convenios colectivos de trabajo porque el convenio se realiza entre partes y el tema de la renovación (sindical) creo que se tiene que dar, pero la deben decidir los trabajadores», concluyó Moyano.