¿Dónde está Maira Benítez? La pregunta resuena en cada rincón del 32 Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) en Resistencia, Chaco. En carteles, banderas, afiches y murales se exige la aparición con vida de la joven de 18 años que está desaparecida desde el 17 de diciembre pasado, cuando fue a bailar a un boliche de Villa Ángela, al sudoeste de la provincia, y nunca más volvió.
Mientras tanto, su mamá, Antonia Leiva Morán, recorre radios abiertas, escenarios, talleres y plazas del ENM contando su historia y denunciando que la Justicia chaqueña no la busca.
«Me genera bronca e impotencia la situación que estoy pasando con mi hija, porque siento que a pesar de que no paro de buscarla no puedo hacer nada. Si la Justicia la estuviera buscando ya hubiésemos sabido qué pasó con Maira», dice Antonia en diálogo con Tiempo Argentino en un banco de la Plaza 25 de Mayo, rodeada de miles de mujeres que debaten, bailan, hacen talleres y cantan consignas contra el patriarcado y apuntan, entre cientos de demandas, a la Justicia machista que suele revictimizar a las mujeres violentadas, asesinadas o desaparecidas.
«Le pido a la Justicia que investigue a los que están presos, principalmente a Rodrigo Silva, él sabe que pasó con mi hija, que diga dónde se la llevó», reclama Antonia. Los testigos señalan que la noche que desapareció, Maira se había subido al auto de Silva para ir a bailar a un boliche. En ese auto viajaban también la novia del acusado y un amigo, Gabriel Cáceres, también detenido por encubrimiento.
Mientras cuenta su historia, Antonia lleva de la mano a Brisa, la hija de Maira que acaba de cumplir 3 años y que también se pregunta por su mamá desaparecida desde hace 10 meses.
«En esta lucha por momentos me siento muy sola, sobre todo en el pueblo donde vivo y donde Maira desapareció. Ahí nadie se pregunta por Maira, el caso permanece invisibilizado, la respuesta está en la inacción del poder judicial de Villa Ángela», denuncia Antonia. Pero asegura que recibió ayuda y acompañamiento en distintas organizaciones de Resistencia.
Y esta desesperada búsqueda la llevó también a su primer Encuentro Nacional de Mujeres. «Es muy emocionante para mí sentir que tantas mujeres me abrazan y se interesan por la búsqueda de Maira. Cuando pienso que estoy sola pienso en todas estas mujeres que hacen redes y me acompañan y entonces digo no, no estoy sola».
El caso de Maira es uno de los más emblemáticos de Chaco, por la trascendencia que fue tomando gracias al acompañamiento de organizaciones feministas. Pero también resuenan los nombres de otras 21 chicas desaparecidas en Chaco en los últimos años. «¡No están perdidas, no están perdidas, están desaparecidas para ser prostituidas!». No es casualidad que este sea uno de los cánticos que resuenan fuerte durante el ENM.