El ex capitán de la Armada Adolfo Scilingo, piloto confeso de los vuelos de la muerte de la dictadura cívico militar, fue fotografiado en la calle de un pueblo en las afueras de Madrid donde disfruta de una salida transitoria. El genocida cumple en España una condena a 1084 años impuesta por la Justicia de ese país por delitos de lesa humanidad cometidos contra 30 personas arrojadas al mar desde el avión que piloteaba.
Scilingo fue fotografiado y filmado por el medio español Vozpópuli, quien dio a conocer la noticia en un artículo titulado El escondite de Scilingo en Madrid, en el que detalla que el represor, que está a punto de acceder a la libertad condicional, ha disfrutado de 26 salidas de la prisión Alcalá de Henares donde cumple su pena.
Las imágenes muestran a Scilingo de camisa blanca, pantalón beige y anteojos al cuello, al salir de su vivienda y caminar cien metros tranquilamente por la despoblada calle de un pequeño pueblito de la sierra madrileña y volver a su casa. Aunque la publicación no menciona el nombre de la localidad, se trataría de Soto del Real, un municipio de la provincia y la Comunidad madrileña, ubicado a 43 kilómetros de Madrid, donde pasa los días de libertad con su esposa.
Cuando sale del centro penitenciario acude a su modesta casa de color rojizo. No participa de la vida del pueblo que en esta primavera empieza a arremolinarse en las terrazas de la cafetería, detalla el periodista del medio español, Alejandro Requeijo. Vive como un fantasma, recluido sin apenas dejarse ver y a los pocos días regresa a la cárcel hasta su próximo permiso, explica.
A través de fuentes judiciales, el medio español aclara que al estar clasificado en segundo grado penitenciario, Scilingo tiene derecho a pedir 36 días al año repartidos en tramos no superiores a los 7 días para salir de prisión. Las 26 salidas que utilizó de ese beneficio, aclaran, fueron por los informes favorables sobre su conducta que elabora la Junta de Tratamiento de la cárcel, explica.
El piloto de los vuelos de la muerte fue condenado en diciembre de 2005 a 640 años de prisión. Dos años después el Tribunal Supremo de España elevó esa condena a 1084 años porque consideró crímenes de lesa humanidad los 255 casos de asesinato y detención ilegal cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), cuando él integraba el Grupo de Tareas 3.3.2.
Ante el juez español Baltazar Garzón, Scilingo había confesado su participación en dos vuelos de la muerte y fue uno de los primeros militares de la dictadura cívico militar que admitió en público el terrorismo de Estado llevado a la práctica en Argentina, en entrevista con el periodista Horacio Verbitsky.
Scilingo nació en Bahía Blanca, el 28 de julio de 1946. En el juicio no ratificó sus confesiones y con 71 años está esperando poder acceder el año que viene a la libertad condicional. La sentencia que el Supremo español ratificó en 2007 y consideró irrevocable termina en 2024. Sin embargo, según publica Vozpópuli, el represor busca la anulación de la condena.