Tras el contundente triunfo de Daniel Passerini en la ciudad capital de Córdoba, Juan Schiaretti y su armado peronista no-kirchnerista saca pecho en medio de una elección sumamente polarizada. Contra todo pronóstico, la victoria del candidato cordobesista se posicionó en 47,7% de los votos, frente al elegido por Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, Rodrigo De Loredo.
Desde el schiarettismo señalan como clave la campaña que protagonizó el diputado radical, que incluyó más entrevistas en medios de la Ciudad de Buenos Aires que en su propia provincia. Las internas que protagonizan los pesos pesados de Juntos por el Cambio y la decisión de dar por ganada una elección municipal a tres semanas de perder en la provincia fue, en parte, el principio del fin para la construcción opositora en el segundo distrito electoral.
Aunque el índice de diferencia fue inferior que en el de 2019, el resultado de este domingo llegó a empoderar a un peronismo cordobés que temía no lograr pasar de página. Pero la decisión de Schiaretti de impedir la re-reelección en todos los niveles de gestión -inclusive el propio- fue una apuesta mayor que salió bien.
Con inmenso riesgo de perder la construcción peronista que inició a finales de la década de 1990 en la provincia, el precandidato presidencial apostó por el recambio de figuras en los puntos más sensibles para disputar el llamado “kilómetro 0” contra Juntos por el Cambio. “El peronismo logró cruzar la Cañada”, dijo a Tiempo uno de los armadores nacionales del gobernador, utilizando como metáfora al arroyo que atraviesa la provincia, para sintetizar el triunfo que les garantizará la vigencia del armado que inició el fallecido Juan Manuel de la Sota.
A la PASO
Con la cintura que regalan los triunfos provinciales, el schiarettismo volvió a configurar la brújula apuntando a las PASO del próximo 14 de agosto. Si bien comprenden las dificultades de un armado anti-grieta en un escenario de polos antagónicos dominantes, desde el círculo de Schiaretti ven los resultados de Córdoba como el relanzamiento de campaña del gobernador, que pasó sin tantos destellos el 6 de julio pasado.
Este “espaldarazo”, como lo definen sus armadores, será utilizado para motorizar su posicionamiento como líder peronista y buscará convertirlo en el mesías de la propuesta productiva y federal que tiene esta versión del partido popular.
El primer paso de esta nueva etapa se dio esta mañana en el predio de La Rural en Palermo. Acompañado por su candidato a vicepresidente Florencio Randazzo; el candidato a diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diego Bossio; el candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Alejandro “Topo” Rodriguez; y el ministro de Agricultura y Ganadería cordobés, Sergio Busso, Schiaretti participó del ciclo “Compromiso con una nueva Argentina”, en donde expuso sus propuestas de campaña frente a decenas de productores agropecuarios. El precandidato hizo un contundente guiño al campo, prometiendo eliminar gradualmente las retenciones en caso de ser el próximo presidente. El auditorio estalló en aplausos.
El próximo destino del cordobés será este martes en Santa Fe, provincia en la que apostará por continuar abonando su relación con el socialismo comandado por la ex precandidata a gobernadora, Mónica Fein. La misma estrategia se replicará en Córdoba, Tierra del Fuego, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires. En esta última, con el mote de ser el partido que impidió que JxC se quedara con la provincia.
Aunque no reniegan de la Capital Federal, quienes rodean a Schiaretti no pueden ocultar la satisfacción de quitarle el protagonismo al porteñismo que comanda la oposición. Muchos de ellos, incluso, celebran la vuelta a casa de las figuras porteñas con algunas partes de sus cuerpos rotas.