Julio Santucho, el padre del nieto 133 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo, afirmó este lunes que «valió la pena la lucha y el esfuerzo por mejorar y cambiar la sociedad», al referirse al reencuentro tan esperado con su hijo y lo mucho que pensó en «su compañera» Cristina Navajas.
«Siempre milité con un objetivo muy ambicioso que era transformar la realidad. Valió la pena la lucha, el esfuerzo por mejorar y cambiar la sociedad, eso siempre es positivo», expresó Santucho en declaraciones a Radio Con Vos, tras ser consultado por todo lo que pasaron los distintos integrantes de su familia durante los años de terrorismo de Estado.
Julio contó que pudo hablar con su hijo por primera vez el jueves pasado a través de una larga videollamada y que el viernes, si bien el nieto restituido estuvo en la exEsma durante el anuncio, prefirió no presentarse públicamente para poder conversar primero con su dos hijas.
La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo anunció ese día la restitución de la identidad del nieto 133, hijo menor del matrimonio Santucho-Navajas y nieto de una de las mayores referentes de esa institución, Nélida Navajas. «Es una persona muy cuidadosa de los afectos, las relaciones, por eso pidió no presentarse todavía públicamente porque quería hablar primero con sus hijas de 13 y 9 años», explicó Julio, quien el viernes pasado pudo abrazar a su hijo y «conversar un buen rato» con él tras 47 años de búsqueda.
También expresó que desde que se enteró de la noticia sobre la recuperación de la identidad de su hijo, «pensaba sobre todo en Cristina» Navajas y «su fuerza de voluntad» por haber dado a luz en un centro clandestino de detención, donde, según testimonios de sobrevivientes, fue muy golpeada y torturada.
«Sobre todo pensaba en Cristina, he leído todos los testimonios de los sobrevivientes, hablé con todos los que pude y sé en detalle lo que tuvo que vivir ella como miles de compañeros desaparecidos», dijo Santucho, que valoró la «fuerza de voluntad» que tuvo entonces su pareja para «tener este hijo en esas condiciones».
A Cristina la conoció en 1969, con sólo 24 años y ella 20, y la recuerda como «una persona extraordinaria, sencilla, sólida y decidida» de quien se enamoró por «su forma de ser, su carácter y su fuerza», rememoró.
Además, el hermano del líder del ERP, Mario Roberto Agustín Santucho, repasó la historia de secuestros, desapariciones, asesinatos y exilios que azotó a la numerosa familia durante el terrorismo de Estado que, al finalizar la dictadura, tuvo «como saldo» cuatro hermanos asesinados de los diez que componían la familia, al igual que una de sus cuñadas y una de sus sobrinas, y otros cuatro integrantes que aún permanecen desaparecidos.
Rubén Francisco Macrí | Socio
2 August 2023 - 08:48
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.