El incremento salarial que rige en la actualidad es de noviembre de 2019 y llevó el salario del oficial ingresante a 34 mil pesos. A comienzos de este año, ya en la gestión Kicillof, la fuerza recibió una suba de 4 mil pesos-en dos cuotas en marzo y abril-a cuenta del futuro aumento 2020. Pero la pandemia paralizó la negociación salarial con el resto de los estatales y no hubo todavía otro incremento.
Como la policía no está sindicalizada y no puede hacerlo por su «esencialidad», los aumentos de sueldo siempre son otorgados por el Ejecutivo en base a lo que negocia con los estatales nucleados en la ley 10.430, es decir, los administrativos. Así fue también durante el gobierno de María Eugenia Vidal.
En conferencia de prensa, el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, aseguró hoy que «en los últimos 4 años el atraso fue de un 30% y eso hay que recomponerlo». Y adelantó que están readecuando las partidas, pero evitó hablar de porcentajes. La ministra de Gobierno, Teresa García, confirmó esta noche que mañana a primera hora estará la propuesta de aumento.
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En el Sindicato Policial Bonaerense (SIPOBA), que los nuclea, pese a no tener personería gremial, hablan de un retraso del 36%. En el petitorio que entregaron el lunes al jefe de la Policía, Daniel García, le plantearon la necesidad de un incremento del 56% para los policías de calle (subescalafón comando y general) y del 64% para los administrativos, técnicos y profesionales. Además de la suba de las horas Cores (extra) de 50 a 189 pesos; el pago de las horas polad (policía adicional) en tiempo y forma; planes de vivienda para el personal; la no obligatoriedad a afiliarse al IOMA, y la provisión del uniforme y suba del plus que se paga por mantenimiento de uniforme.
La suba que pretenden busca la equiparación con los sueldos de la policía porteña. Hoy un agente que ingresa a la fuerza tiene un haber de alrededor de 58 mil pesos, contra los 38 mil que ganan en la Provincia. Además de cobrar más, trabajan menos: tienen un régimen horario de 6 horas y no de 8 horas.
En la campaña de 2015, cuando buscaba llegar a la gobernación, María Eugenia Vidal le prometió a los policías bonaerenses que igualaría sus sueldos con los de la Policía Metropolitana. Pero pese al slogan «vamos a cuidar a los que nos cuidan» y a los votos que consiguió de muchos integrantes de la fuerza, la equiparación nunca llegó.
En marzo de 2016, en el arranque de su gobierno, los efectivos amenazaron con ir a un paro. El entonces ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, les ofreció una suba del 25% a pagar en dos cuotas, abril y julio. En ese momento, la diferencia salarial era de 12 a 17 mil para el cargo más bajo, una brecha que se fue ampliando a lo largo de su mandato hasta llegar al 55%.
La pandemia agudizó el problema. Los policías son personal esencial en el marco del aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por el gobierno. Vienen acumulando, como otros sectores, más de 7 mil contagios. El conflicto que se inició en Misiones y terminó con una suba importante ayudó a definir la protesta que comenzaron anoche en las puertas de la residencia oficial del Gobernador, en La Plata, y en 27 distritos de la provincia. En Misiones el gobierno les dio una suba que llevó los sueldos de 28 mil hasta el monto de una canasta de pobreza, alrededor de los 44 mil.
El anuncio de una suba «importante» para la Bonaerense le abrió otros frentes de conflicto a Kicillof. Los estatales, los médicos, los judiciales y hasta un sector de los docentes pusieron el grito en el cielo por el aumento a la fuerza, ofrecido tras la protesta, y redoblaron el reclamo para que el Ejecutivo reanude las paritarias.