Cualquier persona con mínima información política que observaba un almanaque en los primeros meses del 2019 podía concluir, sin temor a equivocarse, que se trataría de un año electoral. En 2019 se realizaría la elección presidencial. Sin embargo, lo que nadie pudo prever es que a tres semanas del inicio del 2020, con la disputa política nacional zanjada con relativa holgura tras el triunfo de Alberto Fernández, la pelea de poder más picante provendría del mundo del fútbol. Porque tras el juego de disimulo y administración de los tiempos con el que se manejó durante meses el astro de Boca Juniors Juan Román Riquelme, la elección del club de sus amores se convirtió en una disputa durísima, de creciente polarización y final abierto, con varios protagonistas de la política involucrados en ambos lados en la competencia.
Como se sabe, lo que suceda el próximo domingo en las alrededor de 140 mesas de votación del club de la Ribera repercutirá sobre el escenario político mayor. El macrismo podría perder una institución que hasta ahora considera territorio propio. Una suerte de búnker. Un club que gobierna con mano de hierro, como si fuera la reserva estratégica en la que replegarse cuando el panorama nacional asoma desfavorable, como es el caso de este 2019. Pero en los planes del operador judicial del macrismo Daniel Angelici, como en las ambiciones y deseos de su delfín Christian Gribaudo, se interpuso un adversario inesperado: Riquelme. Una figura impredecible que nunca había sido del todo amigable para el PRO azul y oro, y que cuando llegó el momento de la inscripción de listas sorprendió para cobrarse viejas deudas.
Este jueves por la noche, en el cierre de campaña del arco de agrupaciones que postula para Boca a la lista Jorge Amor Ameal-Mario Pergolini-Juan Román Riquelme, el ex nº 10 convocó a los socios de Boca a ir a votar el próximo domingo y a hacerlo bien temprano. Dijo, también, que había que acercarse hasta las instalaciones del CABJ “con paciencia”, sin caer en provocaciones y en el marco de un clima de “fiesta”.
“No sé si les dimos muchas alegrías, pero el día domingo, para volver a la cancha de Boca, a nuestra casa, va a depender sólo de ustedes. Así que les pedimos por favor que vayan a votar, que ayuden”, reclamó Riquelme en el cierre del acto de cierre de campaña del Frente para Recuperar la Identidad Xeneize, realizado en el Club Museum, conocida discoteca del barrio de Monserrat, ubicada sobre la calle Perú a metros de Venezuela.
“Quisieron destruir al ídolo.”
La aparición de Riquelme en el evento, en rigor el plato fuerte de la convocatoria, se demoró un largo rato por una invitación a un programa de TV que el ex jugador no quiso suspender. Los dirigentes de la oposición a Angelici sugirieron que el actual presidente de Boca movió contactos e influencias en el ambiente de los medios, sobre todo del mundo deportivo, para cerrarle los caminos a Riquelme y reducir al máximo su visibilidad en las pantallas en la recta final previa a la elección. En cualquier caso, Riquelme llegó hasta el boliche de Monserrat y apareció finalmente en el escenario junto a otros ex futbolistas que pasaron por Boca y que él mismo se encargó de contactar: Raúl Cascini, Marcelo Delgado y Sebastián Battaglia.
“Con Raúl (por Cascini), con Marcelo (por Delgado), con Sebastián (Battaglia), con Jorge (Bermúdez, otro ex jugador de Boca que se pronunció a favor de Amor Ameal y Riquelme), estamos muy pero muy felices de intentar volver al club. Nosotros creemos que podemos ayudar. Que nuestro club, deportivamente, está sufriendo mucho. Estamos convencidos de que lo podemos hacer muy bien. Que podemos formar buenos equipos y que ustedes se van a sentir muy felices de nuestro equipo, de cómo va a defender los colores”, fue otra de las frases que deslizó Riquelme desde el escenario del acto.
El cierre del principal espacio opositor a Angelici estuvo plagado de entuasiasmo, desorden, fervor, más cierta improvisación indisimulable, ya que los principales oradores no sabían con precisión a qué hora llegaría Riquelme de su incursión mediática. En el palco del club Museum se dieron cita los principales dos candidatos del frente opositor a Angelici: Ameal y Pergolini.
Estuvieron acompañados por los dirigentes de todas las demás agrupaciones que forman parte de la coalición, como Carlos Montero (Azul y Oro), Roberto Digón (Nuevo Boca), Sebastián Rollandi (La Bombonera), entre muchos otros. De todos ellos, fueron Pergolini y el propio Amor Ameal quienes tuvieron el mayor protagonismo mientras Riquelme regresaba hasta Museum con la mayor premura posible.
Amor Ameal, candidato a presidente de la lista, fue presentado como “el conductor” de todo el proceso. “Cuando empezamos a construir esto parecía que iba a ser imposible, pero hoy está demostrado que es posible. Es importante que, de una vez por todas, recuperemos nuestra identidad”, planteó Ameal en uno de los tramos de su discurso, de tono calmo y desprovisto de cualquier muestra de exitismo.
Ex presidente de Boca entre 2008 y 2011, Amor Ameal cuestionó con duros términos tanto a Angelici como a Gribaudo. Los responsabilizó por un ataque muy fuerte ejecutado desde medios y redes contra el ex futbolista de Don Torcuato, considerado por muchos como el mayor referente del club. “No conformes con lo que hicieron, trataron de destruir a nuestro ídolo. Pero les quiero decir algo: nuestro ídolo no se alquila ni se vende. Que lo sepan. Román es de todos nosotros y nunca va a ser de los que lo quisieron comprar. Román está con nosotros”, subrayó entre aplausos, ovaciones y gritos destemplados que buscaban transmitir solidaridad con Riquelme. En otro tramo de su discurso, Ameal acusó al oficialismo en Boca por “maltratar” al socio y no informar con transparencia sobre los movimientos y el destino de los fondos que ingresan al club.
Pergolini, en tanto, subrayó que es el propio Riquelme “el que se juega más” en esta elección. El cierre de campaña del espacio de Amor Ameal, más allá de las definiciones de tipo proselitista, logró transmitir entusiasmo y disposición a participar activamente en las urnas: la determinación, eso sí, deberá lidiar con el inconveniente de que el domingo Boca no juega partido en La Bombonera. Los oradores también llamaron a fiscalizar sin ingenuidades. A no caer en provocaciones ni dejarse intimidar. Las instalaciones de Museum estuvieron atestadas de gente: muchos socios e hinchas de Boca no lograron ingresar y permanecieron sobre la calle Perú en señal de apoyo.