“Cuando descubrimos la placa con su nombre, los policías le hicieron un saludo, una venia. Estaban con sus uniformes y creo que fue el momento más fuerte de la jornada”, cuenta Nancy Ceccón, la hija de Luis Francisco Ceccón, un cabo de la Policía de la Provincia Bonaerense detenido y desaparecido durante la última dictadura cívico militar en Pergamino, que fue homenajeado por la Provincia en un acto en el que se colocó una placa en su memoria en la Comisaría 1º de la ciudad. Además, se reparó su legajo de servicio. En la última página, donde se leía “cese por abandono de tareas”, ahora dice: “por desaparición forzada”.
El homenaje fue el primero que la Provincia de Buenos Aires realizó a un expolicía vìctima del terrorismo de Estado en la dependencia en la que trabajaba. La placa, clavada a los ladrillos de la nueva sede de la Comisaría 1º de Pergamino -la sede histórica, que funcionó como centro clandestino de detención en dictadura y fue el escenario de la muerte de siete presos en 2017 es hoy un sitio de memoria- dice: “En reconocimiento y a la memoria del Cabo Ceccón, Luis Francisco, efectivo de la Brigada de Investigaciones de Junín detenido y desaparecido en 1978 por su compromiso y sensibilidad social”.
El acto fue realizado por el Ministerio de Seguridad junto a la Subsecretaría de Derechos Humanos, la familia de Ceccón, legisladores locales, la Asociación de Derechos Humanos de Pergamino y la Regional por los Derechos Humanos Cholo Budassi de San Nicolás, poco después de que se cumplieran 44 años del secuestro de Luis Francisco Ceccón, perpetrado el 16 de mayo de 1978 cuando un grupo de personas a bordo de un Ford Falcon lo interceptó en pleno centro de la ciudad, luego de haber sido citado por sus superiores a la Comisaría.
En el acto, el subsecretario de Formación y Desarrollo Profesional del Ministerio de Seguridad de la Provincia, Javier Alonso, y el subsecretario de Derechos Humanos Matías Moreno, entregaron a sus hijos Nancy, Marisel y Silvio, y a sus nietos, el legajo reparado. “La entrega del legajo fue otro momento fuerte. «Ver esas letras doradas con el nombre de mi papá y que sea rectificada esa última página fue muy emocionante”, contó Nancy Ceccón a Tiempo Argentino.
“Es muy importante que se pueda reconocer desde la fuerza de seguridad y desde el Ministerio de Seguridad que hubo un policía que fue desaparecido y que se cuente la historia completa. Después de tanto sufrimiento, principalmente de mi mamá, poder tener ese legajo reparado hoy nos da cierto alivio y podemos decir que hubo un poco de justicia”, completó.
Como indica la placa de homenaje, la persecución y posterior desaparición del cabo de policía Luis Francisco Ceccón comenzó por su compromiso social: era militante de la Juventud Peronista y realizaba su trabajo social en su barrio con un grupo católico de los curas tercermundistas que lideraba el obispo Ponce de León.
“Todo comienza en el barrio en donde vivíamos, que es el barrio Güemes de Pergamino, donde nos mudamos en el año 73 cuando él empezó a hacerse su casita. A medida que iban pasando los años hubo una comunidad de la iglesia San Vicente que tenía una capillita ahí que era la capilla San Francisco. Entonces los jóvenes de un grupo católico que se llamaba Emanuel empiezan a trabajar en el barrio, uno de los más humildes de todo Pergamino”, recuerda Ceccón. El grupo era coordinado por el sacerdote tercermundista Marciano Alba y realizaba tareas comunitarias, de alfabetización y de ayuda en ese barrio, uno de los más humildes de la ciudad.
“Es a partir de la militancia de mi papá y de otros grupos de jóvenes que empiezan a trabajar junto con la Municipalidad para hacer un barrio: compran unos terrenos juntando plata a través de la organización de festivales de doma y con la ayuda de todos los vecinos, y él empieza a formarse con esa ayuda comunitaria”, reconstruye la historia su hija. “Construyeron 22 casas entre las mismas personas que las iban a habitar, más el trabajo de todos, o sea, todos hicieron las casas de todos”, explicó.
Ese trabajo solidario y comunitario del efectivo policial fue convirtiéndose en un foco de sospecha para la Policía. En 1976, poco después del golpe de Estado del 24 de marzo, Ceccón fue detenido junto con los sacerdotes de pergamino Alba y Galli, pero la intervención de Ponce de León que amenazó con cerrar las iglesias permitió que los liberaran. Pero a Ceccón le impusieron una condición: debía informar lo que hacían sus compañeros de militancia. El policía no cumplió y hasta su secuestro siguió su militancia con el grupo católico y realizó contrainteligencia: alertaba a sus compañeros si la fuerza estaba tras sus pasos.
El 16 de mayo de 1978 el cabo Luis Francisco Ceccón, de 31 años, fue citado a la Comisaría 1º y a la salida fue secuestrado. Su familia no supo más nada de él hasta 2011 cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) halló sus restos en el Cementerio Municipal de General Lavalle. Estaba sepultado en una fosa común, como NN, junto a otros detenidos desaparecidos, entre ellos la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor. “Fue un momento muy importante para nuestra familia porque pudimos saber que había sido víctima de los vuelos de la muerte. Y enterrarlo junto con mi mamá fue también muy reparador, pudimos cerrar un ciclo”, explicó su hija.
En 2014, el secuestro y desaparición del cabo Luis Ceccón fue uno de los casos del juicio Saint Amant I, en el que fueron condenados el ex oficial de Inteligencia del Ejército Gustavo Adolfo “El Francés” Cacivio, y otros 14 represores. La reparación del legajo y la colocación de la placa sumaron “un poco más de justicia”, dijo Nancy.