La Cámara Federal redujo por tercera vez la fianza que deberá pagar un financista acusado de estafar a particulares por casi tres mil millones de pesos, en el caso conocido como el “Madoff argentino”, en alusión al icónico estafador de Wall Street Bernard Lawrence «Bernie» Madoff, detenido desde 2008, condenado a 150 años de prisión y a la confiscación de más de 17 mil millones de dólares.
En la Argentina, el nombre que encabeza el caso es el de Enrique Juan Blaksley Señorans, acusado en la Argentina de estafa a más de dos mil ahorristas por una suma multimillonaria. Uno de sus socios, Alejandro Miguel Carozzino, gerente administrativo del grupo, procesado y embargado por 2.777 millones de pesos, fue el “beneficiario” de la generosa reducción de la fianza.
Detenido desde abril pasado por la jueza María Servini, en julio obtuvo la excarcelación pero para ello debía pagar una caución de 105 millones de pesos. Carozzino no pudo reunir ese dinero y, de hecho, todavía está preso. En agosto pasado, la Cámara Federal redujo la fianza de 105 a 30 millones de pesos, pero el financista tampoco pudo cubrir ese monto para salir en libertad. A ello se sumó «el intento fallido de los familiares de su asistido de ofrecer bienes de su propiedad toda vez que no lograban satisfacer la totalidad del monto establecido”.
La defensa de Carozzino pidió la sustitución por una caución juratoria (libertad bajo palabra). Pero los jueces Leopoldo Bruglia, Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi consideraron que “el tipo de caución escogido resulta adecuado, por lo cual no se hará lugar a la sustitución solicitada”. Insólitamente, un procesado por supuestamente haberse quedado con miles de millones de pesos de inversores no puede salir de prisión porque no tiene dinero. El tribunal se hizo cargo de esa paradoja: “lo cierto es que el imputado no ha logrado cumplir con la caución impuesta, razón por la cual, a los fines de no tornar imposible el goce del derecho reconocido, entendemos corresponde reducir el monto fijado como caución real”.
Así, la caución inicial, de 105 millones de pesos, quedó reducida a 11. El 10,47 por ciento de la cifra establecida cuando se le concedió la libertad.
Según explica la propia resolución que aceptó el regateo de fianza, a Carozzino “se lo encontró responsable por haber formado parte de una asociación ilícita que estuvo involucrada en centenares de estafas a particulares, captando sus ahorros en beneficio propio, por montos que superan los miles de millones de pesos que fueron desviados y/o lavados mediante una compleja estructura societaria que al día de la fecha continúa dificultando su rastreo”.
Carozzino es oriundo de Pergamino, tiene 39 años de edad y figura junto a Blaksley, Federico Dolinkue –también sindicado como integrante de la sociedad- y la cuñada de Blaksley, Verónica Inés Vega. Su misión, según la imputación, era conseguir el financiamiento para la empresa Hope Funds S.A., que se encargaba de la canalización de inversiones pero también hacía marketing organizando eventos deportivos y artísticos como un partido de tenis de exhibición entre Roger Federer y Juan Martín del Potro, una presentación del ex atleta jamaiquino y actual futbolista Usain Bolt y la explotación parcial del merchandising de Boca Juniors.
La jueza Servini halló a todos los imputados como responsables de al menos 318 estafas.