Florencio Randazzo quiere hacer jugar el porcentaje de votos que sacará hoy en la provincia de Buenos Aires, por mínimo que sea, para representar un espacio dentro del peronismo. Ese será el resultado político de la jugada que lo alejó de la porción peronista mayoritaria, pero que lo mantuvo con los «pies dentro del plato», una diferenciación que suele usar para diferenciarse de Sergio Massa.
En su armado, consiguió convocar a algunos intendentes del Conurbano y del interior, sindicatos como los ferroviarios de Sergio Sassia, movimientos sociales como el Evita, y legisladores como Juan Manuel Abal Medina. También logró sumar a Alberto Fernández, una herramienta de interlocución. Sin embargo, el espacio comenzó a desinflarse con rapidez. El mismo día del armado de listas perdió a Héctor Daer, en su doble calidad de diputado y triunviro cegetista; y a Julián Domínguez, dirigente bonaerense.
Ya después del bajo pero no sorpresivo 5,9% que sacó en las PASO del 13 de agosto, la huida se hizo más veloz. Domínguez cruzó de vereda, el intendente Juan Zabaleta también, y muchos dirigentes medios del Evita siguieron ese camino.
Con pocas expectativas para este domingo, el Flaco ya mira hacia 2019 y quiere una silla en la mesa. Nuestro espacio político es adentro del peronismo, tenemos identidad, se definen, y si bien reglamentan que nadie tiene derecho a veto de nadie apuntan a Massa por haberse ido. «