El artículo 1569 del Código Civil establece que una donación puede ser revocada por ingratitud del donatario. Algo así es lo que deberíamos hacer con la pesada herencia que nuestro gobierno le dejó al de Cambiemos. En todos los rubros. Por razones de espacio sólo voy a hacer una síntesis de lo más trascendente:
Empleo: el propio Jorge Todesca, director del Indec, informó que nuestro gobierno dejó casi pleno empleo (sólo 5,9% de desocupación en 2015) y sinceró que el PBI había crecido 2,4%.
Una de las mentiras oficiales es que en los últimos años de nuestro gobierno no hubo creación de empleo privado. Pero los registros de los trabajadores aportantes del SIPA reflejan que hubo 287.231 puestos de trabajo creados en 2011, 82.384 en 2012, 55.733 en 2013, 8.949 en 2014 y 575.300 en 2015.
En total, según el Ministerio de Trabajo, en base a los datos del SIPA, entre 2003 y 2015 se crearon más de 3 millones de puestos de trabajo registrados. Estos fueron trabajos de calidad. El empresariado evasor generó además unos 2.500.000 empleos no registrados o fraudulentos.
Además, durante nuestro gobierno se reabrieron y fomentaron las paritarias; redujimos la informalidad de 50 a 33%; reactualizamos periódicamente el salario mínimo; penalizamos el trabajo infantil; creamos un nuevo régimen para el trabajador rural y para los trabajadores de casas particulares; derogamos los tickets canasta y restaurant; y el reordenamiento laboral derogó la ley Banelco, restableció la ultraactividad de los convenios colectivos, la aplicación del convenio colectivo más favorable, elevó las indemnizaciones por despido y estableció la irrenunciabilidad de las condiciones de trabajo.
En este tema me resultó llamativa una afirmación del periodista de Clarín Julio Blank en su columna del domingo pasado: Productividad de los trabajadores y competitividad de los empresarios son las palancas con que el Gobierno espera llevar adelante un proceso de transformación económica, imprescindible para impulsar una nueva etapa de desarrollo. Esto marca hacia donde nos conduce el gobierno: precarización, flexibilización laboral, más ajuste, mayor endeudamiento y convenios por empresas con salarios que sólo se midan por productividad.
Inflación: fue descendiendo durante todo 2015. Según el Índice de Precios al Consumidor que publica la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en 2015 se redujo 11,5 puntos (desde 38% hasta 26,5%). Por el contrario, en lo que va de 2016 la inflación se incrementó 13,4%, pasando de 27,2% a 40,6%, también de acuerdo al IPC de la CABA.
Pobreza: nosotros, cualesquiera que sean los datos, provengan de donde provengan, desde 2003 bajamos la pobreza a menos de la mitad. El INDEC acaba de publicar la nueva metodología del cálculo de la pobreza. De allí se desprende que en los últimos 10 años la pobreza se redujo 10,3 puntos.
Deuda: desde 2005 comenzamos a desendeudarnos hasta satisfacer la demanda de casi el 93% de los acreedores provenientes del default. La deuda externa del Sector Público Nacional se redujo de 95,3% del PBI en 2002, a 12% del PBI en el segundo trimestre de 2015. Esto es lo que permitió que el actual gobierno se endeude (y proyecte seguir endeudándose en 2017) a niveles que recuerdan los de 2001.
Distribución del ingreso: el coeficiente Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, demostró que el nuestro, al revés del actual gobierno, procuró distribuir con equidad la riqueza del país (además de haberla aumentado). A partir de los datos del Banco Mundial, el Gini de Argentina en 2003 era de 0,535 y en 2014 (último dato) bajó a 0,427. Es decir, entre 2003 y 2014 la desigualdad se redujo más de 12 puntos.
El Indec no publicó el coeficiente de Gini para este año. Desde principios de año, vengo diciendo que Macri gobierna para los ricos. Para que no quede como una afirmación subjetiva, investigamos los datos, y descubrimos que sólo hasta agosto (luego los números empeoraron) el gobierno transfirió (vía eliminación de retenciones y de la percepción por compra-venta de moneda extranjera, transferencia a exportadores por la devaluación del 55%, transferencias por pago a compradores de dólar futuro y a los bancos) 294.874 millones de pesos a los sectores medios-altos, y sólo 35.874 millones en beneficios a los sectores bajos.
Recuperación del Estado: recuperamos YPF, Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y terminamos con el negocio de las AFJP para volver al sistema previsional de reparto.
Solidaridad social: fue nuestro gobierno el que estableció la asignación universal por hijo y la asignación universal por embarazo, instrumentó un calendario de vacunación obligatorio más amplio (paso de 8 a 19 vacunas), aumentó la cobertura previsional de 60 a 96,6%, y dispuso la movilidad previsional que actualiza automáticamente el valor de las jubilaciones. Además, más de 100 mil familias pudieron acceder a la vivienda propia gracias al plan Procrear.
Educación y ciencia: nuestra pesada herencia consiste en haber creado el Ministerio de Ciencia y Tecnología, repatriar mil científicos, poner en órbita los satélites nacionales Arsat 1 y 2, crear 17 nuevas universidades nacionales, construir más de 1.900 escuelas, entregar 5,3 millones de netbooks a través del programa Conectar Igualdad. El presupuesto total para 2015 aumentó al 8,6% del gasto, mientras que lo que vemos ahora son científicos en las calles reclamando por la reducción presupuestaria y universidades nacionales en crisis por el tarifazo en los servicios.
Derechos Humanos: la reapertura de las causas por delitos de lesa humanidad ocurridos bajo la última dictadura cívico militar marcó un hito en nuestra historia, y la sanción del matrimonio igualitario y la ley de identidad de género ampliaron la frontera de derechos a los que los argentinos no podemos dejar que nos quiten.
Como dicen los compañeros y las compañeras en las cada vez más numerosas concentraciones del pueblo en las calles de la Patria: si la herencia es pesada, que la devuelvan.